Este ejem­plar, pro­ce­den­te del Zoo­bo­tá­ni­co de Jerez y con tan solo dos años, se une al pro­gra­ma inter­na­cio­nal de pre­ser­va­ción que lide­ra el par­que valen­ciano, con el obje­ti­vo de for­mar un nue­vo gru­po repro­duc­tor jun­to a las hem­bras Zora y Áfri­ca, de 19 y 13 años res­pec­ti­va­men­te.

 

 

BIOPARC Valen­cia refuer­za su com­pro­mi­so con la con­ser­va­ción de espe­cies ame­na­za­das con la lle­ga­da de Sherry, un joven macho de jira­fa barin­go («Giraf­fa came­lo­par­da­lis roths­chil­di»), una sub­es­pe­cie que figu­ra en la Lis­ta Roja de la UICN debi­do a su deli­ca­da situa­ción. 

La inte­gra­ción de Sherry en su nue­vo hogar está trans­cu­rrien­do de mane­ra muy posi­ti­va. Tras un perío­do ini­cial de adap­ta­ción en el recin­to inte­rior, don­de pudo fami­lia­ri­zar­se con sus com­pa­ñe­ras de espe­cie, el joven macho ya pue­de obser­var­se en una zona exte­rior espe­cial­men­te habi­li­ta­da. Esta área, dise­ña­da para faci­li­tar su incor­po­ra­ción, for­ma par­te del emble­má­ti­co recin­to mul­ti­es­pe­cie que recrea la saba­na afri­ca­na y que repre­sen­ta fiel­men­te el inno­va­dor con­cep­to de zoo­in­mer­sión de BIOPARC Valen­cia.

La lle­ga­da de una jira­fa barin­go supo­ne un autén­ti­co reto logís­ti­co, dada la enver­ga­du­ra y sen­si­bi­li­dad de estos ani­ma­les. El tras­la­do de Sherry se reali­zó siguien­do estric­tos pro­to­co­los inter­na­cio­na­les, con la cola­bo­ra­ción de equi­pos espe­cia­li­za­dos en bien­es­tar ani­mal, vete­ri­na­rios y cui­da­do­res, garan­ti­zan­do en todo momen­to la segu­ri­dad y el con­fort del ejem­plar.

La misión de BIOPARC Valen­cia va mucho más allá de la exhi­bi­ción: el par­que tra­ba­ja acti­va­men­te en la divul­ga­ción, la con­cien­cia­ción y la inves­ti­ga­ción, ade­más de par­ti­ci­par en pro­yec­tos de con­ser­va­ción tan­to ex situ como in situ. A tra­vés de la Fun­da­ción BIOPARC, se desa­rro­llan direc­tas en los lla­ma­dos «pun­tos calien­tes» de la bio­di­ver­si­dad para pro­te­ger los hábi­tats ori­gi­na­les de espe­cies en gra­ve peli­gro de extin­ción.

El recin­to don­de habi­tan las jira­fas es uno de los más espec­ta­cu­la­res del par­que, per­mi­tien­do obser­var la con­vi­ven­cia natu­ral entre dife­ren­tes espe­cies afri­ca­nas. Jun­to a las jira­fas, los visi­tan­tes pue­den con­tem­plar antí­lo­pes acuá­ti­cos, impa­las, bles­boks, gace­las de Thom­son, así como aves emble­má­ti­cas como aves­tru­ces, ibis sagra­dos y jabi­rús afri­ca­nos, sin olvi­dar la gran diver­si­dad de ána­des y peces que habi­tan las rías del entorno.

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