Una muestra de los grabados se exhibirá en la colección permanente de forma temporal.

El Museo de Bellas Artes de Valen­cia ha reci­bi­do una dona­ción com­ple­ta de los “Capri­chos” de Fran­cis­co de Goya, impre­sa por la “Cal­co­gra­fía Nacio­nal” en 1868, que ha rea­li­za­do Ángel Gar­cía Molins, cuya colec­ción per­te­ne­cía a su abue­lo, Anto­nio Gar­cía Molins.

Pablo Gon­zá­lez Tor­nel con Ángel Gar­cía Molins.

Fran­cis­co de Goya (1746–1928) reali­zó a lo lar­go de su vida nume­ro­sos gra­ba­dos y estam­pas. Domi­nó todas las téc­ni­cas, des­de el agua­fuer­te al agua­tin­ta, la pun­ta seca o la lito­gra­fía. En esta pro­duc­ción en blan­co y negro es don­de Goya se mos­tró más libre y desa­rro­lló una visión tre­men­da­men­te crí­ti­ca y oscu­ra de su entorno. En sus dibu­jos refle­ja­ba la Espa­ña de 1800, perío­do en el que el atra­so, la supers­ti­ción, la super­che­ría y la incul­tu­ra impreg­nan una visión muy nega­ti­va de la reali­dad.

La serie de los “Capri­chos” se publi­có por pri­me­ra vez en 1799 y reco­ge la reac­ción de Fran­cis­co de Goya a la gra­ve cri­sis deri­va­da de su enfer­me­dad entre 1792 y 1794, que le dejó sor­do. Las ideas que ani­man la serie de ochen­ta agua­fuer­tes sur­gie­ron del via­je que reali­zó el pin­tor por Anda­lu­cía acom­pa­ñan­do a los duques de Alba a su pala­cio de San­lú­car de Barra­me­da (Cádiz) entre 1796 y 1797.

Se tra­ta de la serie gra­ba­da en la que Goya desa­rro­lló su visión más per­so­nal de la reali­dad que le rodea­ba y que con­ti­nuó, ya duran­te las pri­me­ras déca­das del siglo XIX, con las de los “Desas­tres de la gue­rra” (1810–1815), la “Tau­ro­ma­quia” (1816) o los “Dis­pa­ra­tes” (1816–1820).

Pablo Gon­zá­lez Tor­nel, direc­tor del Museo, ha sub­ra­ya­do que “los ‘Capri­chos’ de Goya, ade­más de con­tar con un auto­rre­tra­to del pin­tor, afron­tan temas como la bru­je­ría, la crí­ti­ca al matri­mo­nio con­cer­ta­do, la pros­ti­tu­ción, la igno­ran­cia, la vani­dad, la ocio­si­dad de la noble­za y las cria­tu­ras gro­tes­cas”.

Según Gon­zá­lez Tor­nel, “los temas ana­li­za­dos por Goya par­ten de una visión crí­ti­ca de los usos y las cos­tum­bres de la socie­dad espa­ño­la para, des­pués, evo­lu­cio­nar hacia la plas­ma­ción de las par­tes más oscu­ras, irra­cio­na­les y vio­len­tas de un ser humano pri­va­do de inte­lec­to y casi sal­va­je”. Así, el direc­tor ha afir­ma­do que “la mira­da refle­xi­va y crí­ti­ca de Goya es un ejem­plo hoy en día del incon­for­mis­mo ante las pau­tas here­da­das y de la lucha por el pro­gre­so y los avan­ces socia­les”.

Una mues­tra de la dona­ción reci­bi­da se exhi­bi­rá en la colec­ción per­ma­nen­te del Museo de for­ma tem­po­ral por las ade­cua­das con­di­cio­nes lumí­ni­cas que exi­ge este tipo de mate­rial.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia