11 de mar­zo de 2022.

En mi hui­da del tumul­to de las Fallas tien­do a refu­giar­me en el uni­ver­so com­pen­sa­to­rio de la tele y la cine­fi­lia. Las reali­da­des del mun­do las conoz­co bien: gue­rra en Ucra­nia, ame­na­za de agre­sión nuclear, los rama­la­zos de la pan­de­mia, los desor­bi­ta­dos pre­cios de la luz y los car­bu­ran­tes… No soy un esca­pis­ta, pero tam­po­co un idio­ta ape­ga­do a rece­tas auto-des­­tru­c­­ti­­vas. Nece­si­ta­mos de vez en cuan­do efi­ca­ces vías de esca­pe.

En una mis­ma sesión de tar­­de-noche (des­de las ocho y media has­ta las doce) vi ayer el West Side Story de Ste­ven Spiel­berg (2021) y la pri­me­ra hora de la ver­sión ori­gi­nal de Robert Wise-Jero­me Rob­bins (1961). Spiel­berg es un cineas­ta que me gus­ta pero que nun­ca me apa­sio­na, sal­vo con la pro­di­gio­sa aven­tu­ra mari­na de Tibu­rón (1975), roda­da por el famo­so cineas­ta a sus 28 años. Spiel­berg ha diri­gi­do des­de enton­ces muchas intere­san­tes pelí­cu­las (El puen­te de los espías, 2015, es una de ellas), y pro­yec­tos de gran enver­ga­du­ra, pero nin­gu­na obra maes­tra. E. T, el extra­te­rres­tre (1983) o las dife­ren­tes entre­gas de la saga India­na Jones no lo son.

Con West Side Story, Spiel­berg se mues­tra apli­ca­do, aun­que no ins­pi­ra­do. Nos narra la trá­gi­ca his­to­ria de for­ma más tene­bro­sa que hace 60 años y con la no des­pre­cia­ble inte­li­gen­cia de un buen copión. De ahí no pasa. La pri­me­ra hora del West Side Story de 1961 vale por toda la esfor­za­da pro­duc­ción de 2021. Ade­más, los nue­vos acto­res care­cen de caris­ma. Cues­ta rete­ner sus ros­tros, cosa que no ocu­rrió con Nata­lie Wood, Russ Tamblyn, Rita Moreno (aho­ra, tam­bién pre­sen­cia secun­da­ria en esta remo­za­da ver­sión). Inclu­so los siem­pre ano­di­nos Geor­ge Cha­ki­ris Richard Bey­mer estu­vie­ron bas­tan­te cum­pli­do­res en los mejo­res pape­les de su carre­ra.

Rita Moreno reapa­re­ce como actriz secun­da­ria en el nue­vo West Side Story de Spiel­berg.

Hace unos días se cum­plió el cen­te­na­rio de Cyd Cha­ris­se (Texas, 8 de mar­zo de 1922; Los Ánge­les, 17 de junio de 2008; según algu­nas fuen­tes, Cyd nació en 1921, pero en la duda doy por bue­na la más repe­ti­da fecha de 1922). Cha­ris­se fue una her­mo­sa pre­sen­cia y una extra­or­di­na­ria bai­la­ri­na, pero no era lo que podría­mos lla­mar una gran actriz. Posee­do­ra de las mejo­res pier­nas de la his­to­ria del cine (lo digo tras haber­le pedi­do per­mi­so a los fans de Mar­le­ne Die­trich, Ann Miller, Angie Dic­kin­son, Julie Adams, Les­lie Caron Caro­li­ne Mun­ro), Cyd Cha­ris­se des­ple­gó todo su esplen­dor en los núme­ros musi­ca­les de Can­tan­do bajo la llu­via (Stan­ley Donen Gene Kelly, 1952), Melo­días de Broad­way (Vin­cen­te Min­ne­lli, 1953), Bri­ga­doon (Min­ne­lli, 1954) La bella de Mos­cú (Rou­ben Mamou­lian, 1957). 

En el pro­gra­ma de TVE Más estrellas que en el cie­lo, que pre­sen­ta­ba un reju­ve­ne­ci­do Teren­ci Moix, la estre­lla invi­ta­da el 18 de enero de 1989 fue Cyd Cha­ris­se, esplén­di­da a sus 67 años. ¿Cómo podía con­ser­var­se tan bien? nos pre­gun­ta­mos muchos. De haber­nos reve­la­do el secre­to, cosa que no hizo, muchas per­so­nas habrían copia­do y guar­da­do la rece­ta. 

Una bue­na serie docu­men­tal, Crí­me­nes (2020) nos cuen­ta crí­me­nes reales ocu­rri­dos no hace muchos años en Cata­lu­ña. Car­les Por­ta los pre­sen­ta des­de el estu­dio de Cata­lun­ya Ràdio, con una bre­ví­si­ma intro­duc­ción al comien­zo de cada capí­tu­lo. Estre­me­ce­do­res los dos pri­me­ros casos, la des­apa­ri­ción de la psi­có­lo­ga Anna Per­man­yer y el ase­si­na­to de un homo­se­xual para­gua­yo (en la vivien­da don­de se come­tió el cri­men había pin­ta­das nazis y homó­fo­bas rea­li­za­das con la pro­pia san­gre de la víc­ti­ma). En esta nota­ble serie se da la voz a diver­sos pro­ta­go­nis­tas de aque­llos casos (poli­cías, jue­ces, perio­dis­tas, fami­lia­res, sos­pe­cho­sos ini­cia­les…) con­tan­do los por­me­no­res de tan terri­bles his­to­rias. Todas las gran­des ciu­da­des guar­dan muchos cadá­ve­res en sus arma­rios.


DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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