[vc_row full_width_row=“true”][vc_column][vc_column_text]Sumergirse en la atmós­fe­ra del Cir­co Raluy Legacy es mucho más que asis­tir a un espec­tácu­lo cir­cen­se, supo­ne via­jar en el tiem­po, y has­ta en el espa­cio, para empren­der una aven­tu­ra que arran­ca des­de el mis­mo momen­to que uno cru­za sus puer­tas, inclu­so antes, cuan­do se acer­ca cami­nan­do y empie­za a ver, des­de lejos, su pecu­liar car­pa y las carro­zas de ini­cios del siglo XX que la rodean, recor­dan­do aque­llas for­ma­cio­nes en círcu­lo que hacían los aven­tu­re­ros del lejano oes­te para pro­te­ger­se de los ata­ques.

 

Una vez den­tro, y antes de acce­der a la car­pa, es inevi­ta­ble dejar­se envol­ver por la magia de este cir­co fami­liar, pues no hay que olvi­dar que la cuar­ta gene­ra­ción está al fren­te con la úni­ca pare­ja de her­ma­nas que diri­ge actual­men­te un cir­co en el mun­do. En la entra­da, nos reci­be la cara­­va­­na-bar, todo un museo móvil don­de hacer­se una foto es inevi­ta­ble. Y, a su alre­de­dor, un mago entre­tie­ne a los más peque­ños mien­tras que otros apro­ve­chan para tomar­se fotos con algu­nos de los per­so­na­jes de este pecu­liar y entra­ña­ble cir­co vin­ta­ge.

 

Qué empiece la función

 

El cir­co Raluy Legacy, ubi­ca­do en la Mari­na de Valen­cia has­ta el 5 de febre­ro, regre­sa a la capi­tal del Turia, como hace cada dos años, con un espe­tácu­lo esta vez muy espe­cial y naci­do, en gran medi­da al calor y bajo las espe­cia­les cir­cuns­tan­cias de la pan­de­mia de la Covid-19.

Ellas y ellos, que son esen­cial­men­te nóma­das, tuvie­ron que estar mucho tiem­po para­dos en Reus y lo apro­ve­cha­ron para pen­sar y crear un espec­tácu­lo idea­do, esen­cial­men­te, para que niños y mayo­res se olvi­den, lite­ral­men­te, de todo, duran­te 90 minu­tos ‑esta vez sin pau­sa de por medio- con esta crea­ción lla­ma­da TODO (LO)CURA.

 

Y vaya si es así, una autén­ti­ca “locu­ra” de espec­tácu­lo que com­bi­na buen humor, apto para todos los públi­cos, con momen­tos de emo­ción e inclu­so angus­tia, como los que pro­ta­go­ni­zan las her­ma­nas Raluy sobre dos pelo­tas gigan­tes por una pasa­re­la minús­cu­la, así como la sor­pre­sa y la emo­ción de la magia del chi­leno Rodri­go Tol­zen, o la iro­nía, impro­vi­sa­ción y natu­ra­li­dad del “impro­vi­sa­do” pre­sen­ta­dor Dimi­tri, que enca­di­la de ini­cio a fin.

 

La cer­ca­nía de este espec­tácu­lo, pro­pi­cia­da por una car­pa de media­nas dimen­sio­nes, pero tam­bién por la expe­rien­cia y la pro­fe­sio­na­li­dad de sus inte­gran­tes, des­de el músi­co que toca la bate­ría en el esce­na­rio, has­ta el ilu­mi­na­dor que “con­ver­sa” con el pre­sen­ta­dor Dimi­tri o las diver­ti­das dis­cu­sio­nes entre Bigo­tis y Pie­tro y su ya céle­bre “Pie­troo ven aquí”, con­si­guen que este via­je en el tiem­po y el espa­cio de 90 minu­tos trans­cu­rra muy rápi­do, dema­sia­do inclu­so, y los asis­ten­tes sal­gan de él con una son­ri­sa y tam­bién con la melan­co­lía del que regre­sa a la reali­dad des­pués de un sue­ño ameno y diver­ti­do. Un sue­ño que, eso sí, se pue­de repe­tir has­ta el pró­xi­mo 5 de febre­ro en La Mari­na de Valen­cia.

 

Más infor­ma­ción y entra­das en la pági­na web del Cir­co Raluy Legacy.

 

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