[vc_row full_width_row=“true”][vc_column][vc_column_text]Hubo unos años en que flo­re­ció la cul­tu­ra en las ace­ras, bajos y vivien­das de Ruza­fa, un barrio que había vivi­do el éxo­do de gran par­te de la pobla­ción autóc­to­na al tiem­po que lle­ga­ban nue­vos veci­nos de dis­tin­tas nacio­na­li­da­des. La pro­gre­si­va mul­ti­cul­tu­ra­li­dad aba­ra­tó pre­cios inmo­bi­lia­rios y atra­jo a jóve­nes y crea­ti­vos de men­ta­li­dad abier­ta, que encon­tra­ban en este ambien­te un estí­mu­lo para sus inquie­tu­des artís­ti­cas y expre­si­vas.

 

El Mer­ca­do de Ruza­fa.

Se ini­ció así una nue­va eta­pa en la vida del barrio entre fina­les de la pri­me­ra déca­da de los 2000 y prin­ci­pios de la segun­da, con ini­cia­ti­vas espon­tá­neas como bie­na­les de arte, jor­na­das de puer­tas abier­tas en estu­dios, fes­ti­va­les de artes escé­ni­cas que ocu­pa­ban espa­cios no con­ven­cio­na­les, aper­tu­ra de salas expo­si­ti­vas, un tea­tro…. Y la gen­tri­fi­ca­ción encon­tró un lugar per­fec­to para atraer a nue­vos veci­nos y turis­tas.

De un tiem­po a esta par­te, la cul­tu­ra “rus­sa­fe­ra” hace esfuer­zos por man­te­ner múscu­lo en unas calles cada vez más cono­ci­das por su vida de ocio noc­turno y res­tau­ra­ción, dejan­do qui­zás en segun­do plano uno de los valo­res más des­ta­ca­dos de la comu­ni­dad que habi­ta estas calles, sus inquie­tu­des expre­si­vas y la capa­ci­dad de ges­tio­nar y crear cul­tu­ra, de la que dis­fru­tan tan­to los veci­nos como los visi­tan­tes de den­tro y fue­ra de la ciu­dad.

Sala Rus­sa­fa, en cola­bo­ra­ción con otras aso­cia­cio­nes, colec­ti­vos, artis­tas y crea­do­res del barrio, pone en mar­cha el ciclo de encuen­tros perió­di­cos #Rus­sa­fa­Crea. El pro­pó­si­to es invi­tar a aque­llos que dina­mi­zan y gene­ran cul­tu­ra des­de las calles de este encla­ve de la ciu­dad para que com­par­tan su expe­rien­cia con el públi­co y con otros pro­fe­sio­na­les del sec­tor o afi­cio­na­dos que deseen con­tri­buir a recu­pe­rar la visi­bi­li­dad del carác­ter inquie­to de este barrio.

Las artes plás­ti­cas y escé­ni­cas, la músi­ca, el audio­vi­sual, la foto­gra­fía o la lite­ra­tu­ra son algu­nos de los ejes sobre los que irán ver­san­do estos encuen­tros abier­tos al públi­co.

 

Las tres escritoras “Tusquets” el 9 de diciembre

 


Tres escri­to­ras que crean sus his­to­rias mien­tras las calles de Rus­sa­fa bullen bajo sus vivien­das son las encar­ga­das de abrir este ciclo de encuen­tros. Se tra­ta de las dos gana­do­ras del Pre­mio Tus­quets de Nove­la: Eli­sa Ferrer, por Tem­po­ra­da de avis­pas, y Bár­ba­ra Blas­co, por Dicen los sín­to­mas. Com­ple­ta el trío inau­gu­ral Lola Mas­ca­rell, que recien­te­men­te ha pre­sen­ta­do en la mis­ma edi­to­rial don­de ya publi­can sus com­pa­ñe­ras de encuen­tro Noso­tras ya no esta­re­mos.

 

La escri­to­ra valen­cia­na Bár­ba­ra Blas­co.

Con comien­zo a las 19:30 h, este acto de acce­so gra­tui­to esta­rá mode­ra­do por el perio­dis­ta cul­tu­ral Joan Car­les Mar­tí, pero tam­bién esta­rá abier­to a los asis­ten­tes, con la posi­bi­li­dad de esta­ble­cer una con­ver­sa­ción con las auto­ras en una acti­vi­dad diná­mi­ca, en la que comen­tar tan­to la expe­rien­cia de crear des­de un barrio de la ciu­dad de Valèn­cia como la de dar el sal­to de que las his­to­rias naci­das en él pue­dan leer­se en toda Espa­ña, gra­cias a la publi­ca­ción en una edi­to­rial de alcan­ce y difu­sión nacio­nal como Tus­quets.

 

La auto­ra valen­cia­na Eli­sa Ferrer.

Has­ta com­ple­tar el afo­ro, el patio de buta­cas podrá reci­bir a los asis­ten­tes siguien­do el pro­to­co­lo COVID (uso de mas­ca­ri­lla obli­ga­to­rio en todo momen­to). Y, en el hall del cen­tro, un estand de la libre­ría del barrio, Bartleby, dis­pon­drá de ejem­pla­res de obras de las auto­ras.

 

La escri­to­ra de Ruza­fa, Lola Mas­ca­rell.

Es el pri­me­ro de una serie de encuen­tros par­ti­ci­pa­ti­vos y perió­di­cos, abier­tos a la ini­cia­ti­va de los pro­pios crea­do­res, colec­ti­vos y aso­cia­cio­nes veci­na­les, con el que Sala Rus­sa­fa quie­re vol­ver a poner el foco en uno de los sig­nos más dis­tin­ti­vos del barrio, su poten­cial cul­tu­ral.

 

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