28 de junio de 2021.

“En unas bue­nas vaca­cio­nes no tie­nes nada que hacer y dis­po­nes de todo el día para hacer­lo”, dice Robert Orben (Esta­dos Uni­dos, 1927, escri­tor y mago). No tener nada que hacer sue­le ser el ini­cio per­fec­to para con­ce­bir fabu­lo­sos pro­yec­tos: libre de com­pro­mi­sos inme­dia­tos, nues­tra crea­ti­va men­te ima­gi­na empre­sas sober­bias y empie­za a dar cier­ta con­sis­ten­cia a ideas tal vez menos impo­si­bles de lo que sen­ten­cia el sen­ti­do común. 

Esta­mos a las puer­tas de las vaca­cio­nes de verano. Julio y agos­to, al alcan­ce de la mano. Quie­nes no somos rea­cios al opti­mis­mo de la volun­tad, que­re­mos creer que la pan­de­mia es cosa del pasa­do. Todos los via­jes ter­mi­nan siem­pre en el mis­mo lugar: en casa. Pero has­ta que lle­ga el apa­ga­do momen­to del regre­so, via­jar nos recom­po­ne y mejo­ra. Ano­to en este dia­rio cin­co estu­pen­das pelí­cu­las sobre “días de vaca­cio­nes”. Tres de ellas son vita­les y ale­gres. Las otras dos, melan­có­li­cas y tris­tes. Las cin­co son cro­no­ló­gi­ca­men­te “anti­guas”: la más vete­ra­na es de fina­les de los años 40 y la más “joven”, de los años 60. Tres de ellas en colo­res, y dos en blan­co y negro.

Un día en Nue­va York (Stan­ley Donen-Gene Kelly, Esta­dos Uni­dos, 1949). Un clá­si­co que des­pren­de ale­gría de vivir. Tres mari­ne­ros pasan un día de vaca­cio­nes en la ciu­dad más espec­ta­cu­lar del mun­do. Allí tie­nen duran­te 24 horas, en el gran esce­na­rio urbano de Nue­va York, expe­rien­cias de todo tipo. Extra­or­di­na­rios núme­ros musi­ca­les (músi­ca de Leo­nard Berns­tein) y un gran repar­to: Gene Kelly, Frank Sina­tra, Betty Garrett, Ann Miller, Vera Ellen

Vaca­cio­nes en Roma (William Wyler, 1953). Deli­cio­so cuen­to de hadas. En reali­dad, el cuen­to es sobre una prin­ce­sa y un perio­dis­ta, alian­za más bien impro­ba­ble, aun­que medie el amor. Wyler se movía muy bien en las pelí­cu­las del Oes­te, en los dra­mas, en el cine épi­co o en la come­dia román­ti­ca, como es el caso. Este film, tan popu­lar en su épo­ca, con­vir­tió a Audrey Hep­burn en una estre­lla. Gre­gory Peck tuvo aquí uno de los mejo­res pape­les de su carre­ra.

Novio a la vis­ta (Luis Gar­cía Ber­lan­ga, 1954, Espa­ña). Ambien­ta­da en 1918, la ter­ce­ra pelí­cu­la del gran cineas­ta valen­ciano, roda­da en el hotel Vora­mar de la pla­ya de Beni­càs­sim, des­cri­be con diver­ti­do tono iró­ni­co “los peque­ños ritos coti­dia­nos de las dife­ren­tes fami­lias que acu­den a un bal­nea­rio a pasar sus vaca­cio­nes” (Juan Car­los Viz­caíno en El uni­ver­so de Luis Gar­cía Ber­lan­ga, Noto­rious, 2021). Impre­sio­nan­te la nómi­na de acto­res y actri­ces de carác­ter que nos rega­la Novio a la vis­taAnto­nio Riquel­me (subli­me, como siem­pre), José María Rode­ro, Ire­ne Caba Alba, Mer­ce­des Muñoz Sam­pe­dro, Julia Caba Alba, José Luis López Váz­quez, Julia Lajos, Jua­na Gin­zo

Locu­ras de verano (David Lean, 1955, Rei­no Uni­do). No es una de las pelí­cu­las más cele­bra­das de su direc­tor, pese a ser una obra maes­tra en su géne­ro. ¿De qué géne­ro? El géne­ro del que esta­mos hablan­do: cró­ni­cas sobre per­so­nas que pasan unas jor­na­das lejos de su casa y cuya dis­po­ni­bi­li­dad psi­co­ló­gi­ca aco­ge con ganas diver­sos tipos de aven­tu­ras, inclui­da la del ena­mo­ra­mien­to. Esta es una de las mejo­res inter­pre­ta­cio­nes de Katha­ri­ne Hep­burn en su eta­pa de madu­rez, tan empa­la­go­sa a menu­do (no la sopor­to en De repen­te, el últi­mo verano, 1959, tam­po­co en El león en invierno, 1968 o En el estan­que dora­do, 1981).

Dos en la carre­te­ra (Stan­ley Donen, 1967). Exce­len­te road movie que dis­cu­rre en París, Nor­man­día, Chan­tilly, Niza, Saint-Tro­­pez… Mon­ta­je para­le­lo de dife­ren­tes momen­tos en la vida de una pare­ja: la feli­ci­dad ini­cial, con sen­ti­mien­tos de ple­ni­tud, y la ruti­na de la con­vi­ven­cia, una déca­da des­pués. Pese a la ins­pi­ra­da, sen­ti­men­tal y envol­ven­te músi­ca de Henry Man­ci­ni y la ele­gan­te rea­li­za­ción de Donen, esta es la dura his­to­ria de un cre­cien­te des­amor. Audrey Hep­burn y Albert Fin­ney, insu­pe­ra­bles.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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