4 de febre­ro de 2021.

Estos últi­mos días orga­ni­cé para mi pro­pio con­su­mo un aza­ro­so fes­ti­val años 60. La pan­de­mia y los con­fi­na­mien­tos nos ofre­cen la posi­bi­li­dad de ver más pelí­cu­las que nun­ca. Mi selec­ción fue la siguien­te: Agen­te 007 con­tra el doc­tor No (Teren­ce Young, 1962; se emi­tió en La Dos); Los para­guas de Cher­bur­go (Jac­ques Demy, 1964, en el archi­vo de Movis­tar); Matri­mo­nio a la ita­lia­na (Vit­to­rio de Sica, 1964, de mi colec­ción) y Funny Girl (William Wyler, 1968, de mi colec­ción). Más que revi­sar estos fil­mes, me revi­sé a mí mis­mo. 

Los títu­los de cré­di­to del Agen­te 007 –obra de Mau­ri­ce Bin­der–, lo mejor de un film que ha enve­je­ci­do mal.
La “ape­ti­to­sa apa­rien­cia” de Ursu­la Andress en 007 con­tra el dr. No.

Agen­te 007 con­tra el doc­tor No. Esta pelí­cu­la me ha pare­ci­do aho­ra asom­bro­sa­men­te estú­pi­da y abu­rri­da. Tie­ne la con­si­de­ra­ción gene­ral de ser “un clá­si­co”, no sé por qué. Las aven­tu­ras que vive James Bond para macha­car al Doc­tor No tie­nen esca­so sen­ti­do del humor y son pre­vi­si­bles y con­ven­cio­na­les. Se sal­van algu­nas cosas: la músi­ca, los títu­los de cré­di­to de Mau­ri­ce Bin­der y la ape­ti­to­sa apa­rien­cia de Sean Con­nery Ursu­la Andress. Nada más. Eso es poco para un títu­lo que algu­nos con­si­de­ran “de cul­to”.

Los para­guas de Cher­bur­go. La vi en Sevi­lla con 19 años. Esta­ba jugan­do allí un cam­peo­na­to de Espa­ña de aje­drez. Salí del cine en horas de madru­ga­da, soli­ta­rio y emo­cio­na­do, ocul­tan­do mis llo­ros por las oscu­ras calles de la ciu­dad anda­lu­za, camino de mi hotel. Sufría yo por enton­ces los tor­men­tos de un amor impo­si­ble. Los amo­res que nun­ca se olvi­dan son los impo­si­bles. Aho­ra Los para­guas de Cher­bur­go me ha vuel­to a hacer llo­rar. Lo hice de nue­vo en la esce­na de la des­pe­di­da de la esta­ción y en la últi­ma secuen­cia, con el tris­te reen­cuen­tro en la gaso­li­ne­ra. Me sen­tó bien llo­rar. Los llo­ros tie­nen algo de libe­ra­do­res. Pon­go una nota/aviso en este dia­rio para pos­te­rio­res comen­ta­rios: ten­go una boni­ta his­to­ria que con­tar sobre Anne Ver­non, la ele­gan­te actriz que inter­pre­ta a la madre de Cathe­ri­ne Deneu­ve en Los para­guas de Cher­bur­go.

Cathe­ri­ne Deneu­ve y Anne Ver­non.
Sofía Loren en Matri­mo­nio a la ita­lia­na.

Matri­mo­nio a la ita­lia­na. El nom­bre de Filo­me­na me per­si­gue. Sufri­mos recien­te­men­te en Espa­ña el poder devas­ta­dor de la tor­men­ta Filo­me­na. Esos mis­mos días qui­se ver una de las últi­mas pelí­cu­las del intere­san­te direc­tor inglés Stephen Frears. Su títu­lo, Phi­lo­me­na (2013), con una mag­ní­fi­ca Judi Dench. Y aho­ra, en este mal­di­to invierno del coro­na­vi­rus y las rebe­lio­nes cli­má­ti­cas, me pon­go a ver la adap­ta­ción cine­ma­to­grá­fi­ca de Filu­me­na Mar­tu­rano, la más céle­bre obra de Eduar­do de Filip­po. Lo mejor, una arre­ba­ta­do­ra Sofía Loren, cuya pre­sen­cia lo devo­ra todo a su paso. El res­to es digno, pero algo vetus­to. La vete­ra­na Teda Esca­rano no nos hace olvi­dar a la incon­men­su­ra­ble Tina Pica. Con Tina Pica, Matri­mo­nio a la ita­lia­na sería mejor de lo que es.

Funny Girl. He teni­do la mis­ma reac­ción aho­ra que cuan­do la vi por pri­me­ra vez a fina­les de los años sesen­ta. La pri­me­ra par­te me gus­tó y la segun­da nada. A veces me diver­tía Bar­bra Strei­sand y otras la encon­tra­ba inso­por­ta­ble. Enton­ces y aho­ra, de vez en cuan­do me pre­gun­ta­ba: ¿qué ani­mó al gran William Wyler a diri­gir este film ruti­na­rio? Al lado de Los para­guas de Cher­bur­go, tan osa­do y crea­ti­vo, Funny Girl es un musi­cal vie­jo y ridícu­lo.

Bar­bra Strei­sand en Funny Girl.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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