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La ter­ce­ra ola del coro­na­vi­rus avan­za sin con­trol por la Comu­ni­dad Valen­cia­na, recor­dan­do, sal­van­do las dis­tan­cias, esos gran­des incen­dios esti­va­les que sue­len arra­sar nues­tros mon­tes. Si en ellos, el com­bus­ti­ble sue­le ser el mon­te bajo, la hoja­ras­ca de los pro­pios pinos, así como las altas tem­pe­ra­tu­ras o el vien­to. Aquí, esa “male­za” somos noso­tros mis­mos. Sí, somos los seres huma­nos quie­nes, con nues­tras acti­tu­des, con no man­te­ner las dis­tan­cias, con per­mi­tir­nos “lujos” como visi­tar a nues­tros seres que­ri­dos, pode­mos con­tri­buir, sin saber­lo, como aquel que tira una coli­lla des­de su coche o el que pre­pa­ra una “ino­cen­te bar­ba­coa cam­pes­tre” a gene­rar un nue­vo foco del incen­dio y a con­tri­buir a su expan­sión, sin con­trol.

 

El doc­tor Juan Flo­res Cid, jefe clí­ni­co del M.I. Infec­cio­sos del Hos­pi­tal Arnau de Vila­no­va de Valen­cia

Entra­do ya el mes de enero sabe­mos varias cosas, que la vacu­na ha lle­ga­do por fin, pero tam­bién no va a sumi­nis­trar­se tan rápi­do como nos gus­ta­ría. Que las mas­ca­ri­llas y otras medi­das de segu­ri­dad segui­rán, por bas­tan­te tiem­po, entre noso­tros. Y que el gol­pe para la eco­no­mía, para nues­tra salud, para nues­tra psi­co­lo­gía… es y será mayor de lo que nos temía­mos.

Aún así, hay moti­vos para la espe­ran­za, pero siem­pre que cum­pla­mos las medi­das y, sobre todo, escu­che­mos, y haga­mos caso, a los que entien­den de todo esto, a médi­cos a exper­tos, a esos ya popu­la­res “viró­lo­gos” que des­de hace tiem­po nos están aler­tan­do de lo que debe­mos hacer, con esca­so éxi­to, todo sea dicho. Uno de ellos es el doc­tor Juan Flo­res Cid, jefe clí­ni­co del M.I. Infec­cio­sos del Hos­pi­tal Arnau de Vila­no­va de Valen­cia, quien ya cola­bo­ró esta sema­na en nues­tro artícu­lo sobre la “des­apa­ri­ción” de la gri­pe este invierno.

Él nos aler­ta de la situa­ción de “colap­so” que vive ya la sani­dad y hace una lla­ma­da, deses­pe­ra­da, a que nos que­de­mos en casa y cum­pla­mos las medi­das sani­ta­rias reco­men­da­das y obli­ga­das para evi­tar males mucho mayo­res a cor­to, medio y lar­go pla­zo.

 

Dos muje­res con mas­ca­ri­lla por la calle.

El virus sigue avan­zan­do, ya esta­mos en ple­na ter­ce­ra ola y nos enca­mi­na­mos hacia el pri­mer año en Espa­ña de esta pan­de­mia. ¿Que­da aún mucho tiem­po para que nos poda­mos qui­tar las mas­ca­ri­llas y para que poda­mos res­pi­rar espe­ran­za?

La mayo­ría de la gen­te lo que desea es qui­tar­se la mas­ca­ri­lla, cosa que va a tar­dar bas­tan­te toda­vía. La vacu­na­ción del covid no impi­de que tu te colo­ni­ces, que seas difu­sor de enfer­me­dad y pue­das con­ta­giar a otras per­so­nas. Por tan­to, has­ta que no se con­si­ga inum­ni­dad de reba­ño de un 70 o 75% no podrán des­apa­re­cer medi­das de pren­ven­ción como estas, inclu­so tal vez des­pués no debe­rían hacer­lo.

Según las pre­vi­sio­nes, pro­ba­ble­men­te, el 70% de la pobla­ción esta­rá vacu­na­da en junio o julio, depen­de­rá de si la vacu­na lle­ga o no lle­ga. Tie­nen que sumi­nis­trar­las, pero has­ta que no haya un 75% de pobla­ción vacu­na­da no podre­mos empe­zar a qui­tar­nos las mas­ca­ri­llas. Toda­vía habrá gen­te que se pue­da infec­tar, no pade­ce­rá la enfer­me­dad, pero sería por­ta­dor asin­to­má­ti­co que podría infec­tar a más gen­te. A fina­les de verano pode­mos pen­sar en que eso ocu­rra, pero al 100% no lo ase­gu­ra­ría.

 

El edi­fi­cio del Hos­pi­tal Arnau de Vila­no­va, de Valen­cia.

Pero, nada más empe­zar la cam­pa­ña de vacu­na­ción, ya está habien­do retra­sos…

Es ver­dad. Pode­mos tomar como buen ejem­plo a Israel, que al rit­mo que van, pron­to ten­drán vacu­na­da a toda su pobla­ción. Pero Espa­ña es un país muy dife­ren­te. Aún así, con nues­tro sis­te­ma sani­ta­rio, con volun­ta­rios, per­so­nal jubi­la­do… se podría con­se­guir agi­li­zar mucho el pro­ce­so. La cues­tión es pro­po­nér­se­lo, de ver­dad. Y cla­ro, tener las vacu­nas dis­po­ni­bles.

 

“Que la gen­te se que­de en su casa. No se dan cuen­ta de la pre­sión que esta­mos sopor­tan­do los sani­ta­rios. Vamos a ir cayen­do, el por­cen­ta­je de depre­sio­nes y sobre­car­ga de tra­ba­jo ya es muy gran­de”.

¿Qué le dirías aho­ra, en ple­na ter­ce­ra ola, a la ciu­da­da­nía?

Que se que­de en su casa. La gen­te no se da cuen­ta de la pre­sión que esta­mos sopor­tan­do los sani­ta­rios. Vamos a ir cayen­do, el por­cen­ta­je de depre­sio­nes y sobre­car­ga de tra­ba­jo ya es muy gran­de. Nues­tro hos­pi­tal está lleno de covid. Como médi­cos, esta­mos super satu­ra­dos. Si la gen­te no pone de su par­te, si no dis­mi­nu­yen los con­ta­gios rápi­da­men­te, lle­ga­rá un momen­to en que nos va a dar igual ver un pacien­te enfer­mo o no por­que no ten­dre­mos capa­ci­dad de res­pues­ta. Sean jóve­nes o vie­jos, esta­mos empe­zan­do a estar satu­ra­dos y si el sis­te­ma se satu­ra, la mor­ta­li­dad aumen­ta­rá toda­vía más.

 

Aplau­sos al per­so­nal sani­ta­rio duran­te el con­fi­na­mien­to.

Muchas veces se habla de cifras, de por­cen­ta­jes de camas en UCI, de inci­den­cia acu­mu­la­da, pero se des­cui­dan otros fac­to­res como esos que men­cio­na…

La gen­te no se da cuen­ta de que una cosa es la mor­ta­li­dad y otra que haya camas libres en los hos­pi­ta­les, que están ahí a cos­ta de mucho esfuer­zo. Aho­ra mis­mo, la UCI está al 200% de su capa­ci­dad. Nues­tros pro­fe­sio­na­les están al 200% de car­ga de tra­ba­jo.

 

“Físi­ca y psi­co­ló­gi­ca­men­te, en unas sema­nas los pro­fe­sio­na­les esta­rán ago­ta­dos y no van a poder afron­tar la epi­de­mia tal y como está aho­ra mis­mo. Todo esto nos está superan­do”.

En estos momen­tos vemos muchos más enfer­mos por médi­co que lo que sería la ratio nor­mal de un pro­fe­sio­nal. Se incre­men­ta el can­san­cio emo­cio­nal, can­san­cio físi­co, psi­co­ló­gi­co, sobre esfuer­zo, eso man­te­ni­do en el tiem­po, sin fes­ti­vos, días libres, sin des­can­so, supo­ne que, físi­ca y psi­co­ló­gi­ca­men­te, en unas sema­nas los pro­fe­sio­na­les esta­rán ago­ta­dos y no van a poder afron­tar la epi­de­mia tal y como está aho­ra mis­mo. La gen­te tie­ne que dar­se cuen­ta, las medi­das van enca­mi­na­das a dis­mi­nuir la ratio por­que todo esto nos está superan­do.

 

El Hos­pi­tal Arnau de Vila­no­va, de Valen­cia.

Hace ya casi un año aplau­día­mos en los bal­co­nes al per­so­nal sani­ta­rio. Pero lue­go hemos vis­to todo tipo de com­por­ta­mien­tos incí­vi­cos. ¿Qué sien­te aho­ra al recor­dar­lo?

Tene­mos rabia, indig­na­ción, la gen­te no es cons­cien­te de lo que está hacien­do. Los bote­llo­nes, dis­co­te­cas, jóve­nes que salen a la calle y pue­den matar a sus mayo­res, abue­los, padres… Sien­to rabia, indig­na­ción, no quie­ro que me aplau­dan, quie­ro que hagan las cosas bien. Enton­ces, esos aplau­sos tal vez me daban áni­mos, pero aho­ra sien­to indig­na­ción. La ciu­da­da­nía aplau­de, sí, pero lue­go no es capaz de hacer las cosas bien. Ves a gen­te por la calle sin mas­ca­ri­llas. Cuan­do veo eso me acer­ca­ría a ellos y les aho­ga­ría (meta­fó­ri­ca­men­te hablan­do). Es indig­nan­te ver que la gen­te no se da cuen­ta de que o dis­mi­nui­mos la pre­sión o esto es como las ollas, esta­llan. Te indig­nas, te da rabia. No sabes qué hacer.

 

“Sien­to rabia, indig­na­ción, no quie­ro que me aplau­dan, quie­ro que hagan las cosas bien. Es indig­nan­te ver que la gen­te no se da cuen­ta de que o dis­mi­nui­mos la pre­sión o esto es como las ollas, esta­llan”.

Si le pidie­ra que trans­mi­tie­ra una ima­gen de cómo está, aho­ra mis­mo, su hos­pi­tal. ¿Qué es lo que diría, qué es lo que ve, cómo está la situa­ción?

Esto está como un hos­pi­tal de cam­pa­ña. Hay enfer­mos por todos los sitios, inclu­so los des­pa­chos don­de nos reuni­mos para comen­tar casos se han habi­li­ta­do para meter camas. Hay ropa por todos lados, la direc­ción hacien­do cába­las a ver dón­de abrir una habi­ta­ción nue­va o dón­de va a poner una UCI nue­va. Los qui­ró­fa­nos como si estu­vié­ra­mos en una gue­rra, lle­nos de enfer­mos. Lo más tris­te; pacien­tes solos, mayo­res, ancia­nos, que muchos van a morir ahí acom­pa­ña­dos de otro pacien­te al que no cono­cen. Y gen­te joven que, aun­que parez­ca que no, tam­bién está ahí y tam­bién empie­za a notar los efec­tos de la sole­dad. Aun­que ten­gan móvi­les, están sufrien­do los efec­tos del covid solos en una habi­tau­ción, acom­pa­ña­dos de otra per­so­na que no saben ni quien. Es como una eco­no­mía de gue­rra, luchan­do para sacar esto ade­lan­te y se man­tie­ne y lle­ga al final de cada día gra­cias al esfuer­zo de la direc­ción, de cela­do­res, enfer­me­ras, médi­cos, seño­ras de la lim­pie­za, radió­lo­gos, micro­bi­ló­lo­gos… todas y todos arri­man­do el hom­bro y trab­jaano sin para por­que, de lo con­tra­rio, esto esta­lla­ría. Pre­ci­sa­men­te por eso, la inci­den­cia y la pre­sión hos­pi­ta­la­ría debe dis­mi­nuir, se podrá man­te­ner un tiem­po, pero cae­rá por ago­ta­mien­to.

 

“Hay enfer­mos por todos los sitios, inclu­so los des­pa­chos don­de nos reuni­mos para comen­tar casos se han habi­li­ta­do para meter camas. Hay ropa por todos lados, la direc­ción hacien­do cába­las a ver dón­de abrir una habi­ta­ción nue­va o dón­de va a poner una UCI nue­va”.

¿Des­de cuán­do están en esa situa­ción extre­ma?

Esta­mos así des­de fina­les de diciem­bre, apro­xi­ma­da­men­te, bus­can­do sitios, don­de no los hay, para poner camas. Cerran­do depar­ta­men­tos, en detri­men­to de otros pacien­tes. Los no Covid no se están aten­dien­do igual y eso tam­bién es una rémo­ra que tene­mos, y que, psi­co­ló­gi­ca­men­te, nos va a afec­tar por­que deja­mos de aten­der a pacien­tes que tam­bién nos nece­si­tan, y lo sabe­mos. Pero aho­ra la urgen­cia es ese pacien­te que se pue­de morir. Es cier­to que inter­ven­cio­nes urgen­tes se prio­ri­zan, pero otras afec­ta­cio­nes pue­den pasar des­aper­ci­bi­das y ser des­aten­di­das.

 

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Un médi­co trans­por­ta mate­rial para un tras­plan­te de órga­nos.

¿Lle­gó a pen­sar cuan­do estu­dió medi­ci­na que se enfren­ta­ría algu­na vez a una pan­de­mia simi­lar a esta?

Esta es ya mi ter­ce­ra pan­de­mia como médi­co. Empe­cé cuan­do empe­zó el sida, por los años 80. He vivi­do el sida, lue­go la hepa­ti­tis C, pero te ase­gu­ro que no tie­ne nada que ver con esto. La angus­tia, la ansie­dad con­ti­nua, man­te­ni­da, no tie­ne nada que ver con esas, aun­que guar­den seme­jan­zas en algu­nas cosa, esta nos está des­bor­dan­do a todos.

Solo dos pre­gun­tas más. ¿Que ha apren­di­do de esta pan­de­mia?

Yo he apren­di­do sobre todo a tra­ba­jar en equi­po, más si cabe de lo que hacía­mos antes. A enten­der que esto fun­cio­na gra­cias al esfuer­zo de todos, que las indi­vi­dua­li­da­des son peli­gro­sas y malas. Hay que tra­ba­jar codo con codo, direc­tor, jefes de ser­vi­cio, enfer­me­ras, médi­cos… Si no es así, las cosas no fiun­cio­nan.

 

Varias per­so­nas cami­nan por la pla­za del Ayun­ta­mien­to de Valen­cia. Foto: Gar­cía Pove­da “El Fla­co”.

¿Qué le gus­ta­ría que apren­die­ra la sociead de todo esto?

A mi me gus­ta­rían dos cosas, que apren­die­ra a escu­char y no inhi­bir­se como hace en muchas cosas. Que los polí­ti­cos a escu­cha­ran, de ver­dad, a los pro­fe­sio­na­les. Están un poco des­li­ga­dos de la reali­dad y no con­sul­tan todo lo que deben de con­sul­tar. Como te he dicho, o esto fun­cio­na con un equi­po sóli­do, codo con codo, o no tene­mos nada que hacer.

 

“Todo esto guan­ta gra­cias a sani­ta­rios al bor­de del colap­so. Nece­si­ta­mos que la pobla­ción gene­ral se con­cien­cie y se dé cuen­ta de que es nece­sa­rio cam­biar esta situa­ción de for­ma urgen­te”.

Si me per­mi­te una pre­gun­ta más, ya que habla de los polí­ti­cos. ¿Qué le pare­ce que un minis­tro de Sani­dad no sea médi­co o simi­lar?

Pien­so que es un error. Es fun­da­men­tal que quien está diri­gien­do una cosa sepa de qué va la cosa. O, por lo menos, que escu­che a los pro­fe­sio­na­les, muchas veces las per­so­nas que ges­tio­nan la sani­dad son ges­to­res, pero no escu­chan a la base. Sino escu­chas a la base, difí­cil­men­te pue­des lle­var a cabo gran­des cosas. Cues­tio­nes como la nece­si­dad de más camas, de más pro­fe­sio­na­les, de más medios, se podía haber pre­vis­to, de hecho mucha gen­te lo dijo con ante­rio­ri­dad, pero no se hizo. La inver­sión en sani­dad ha sido de las más bajas de Euro­pa y así nos está yen­do aho­ra. Esto fun­cio­na, a duras penas, gra­cias al empe­ño y pun­do­nor de los sani­ta­rios. De lo con­tra­rio, esto no iría, los sani­ta­rios saben tra­ba­jar codo con codo. Eso es lo que hace fun­cio­nar al sis­te­ma sani­ta­rio, por eso somos o mejor dicho, éra­mos, la mejor sani­dad, pero sin medios no sir­ve para nada. Todo esto aguan­ta gra­cias a sani­ta­rios al bor­de del colap­so. Nece­si­ta­mos que la pobla­ción gene­ral se con­cien­cie y se dé cuen­ta de que es nece­sa­rio cam­biar esta situa­ción de for­ma urgen­te.

 

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