Olivari, la centenaria firma italiana de manillas

Mani­lla Lugano (2019), de Car­lo Colom­bo.

La trans­for­ma­ción de la arte­sa­nía tra­di­cio­nal en indus­tria moder­na ha carac­te­ri­za­do a la eco­no­mía ita­lia­na de las últi­mas cen­tu­rias. Un mode­lo simi­lar al espa­ñol en terri­to­rios como Valen­cia o Cata­lu­ña, pero mucho más com­pe­ti­ti­vo gra­cias a la heren­cia esté­ti­ca transal­pi­na y a la par­ti­ci­pa­ción de Ita­lia en el desa­rro­llo polí­ti­co y eco­nó­mi­co euro­peo que sobre­vino tras la II Gue­rra Mun­dial, mien­tras nues­tro país pade­cía un per­sis­ten­te ais­la­cio­nis­mo.

Tras la post­gue­rra, los pro­duc­tos ita­lia­nos lide­ra­ron sec­to­res espe­cí­fi­cos y alta­men­te espe­cia­li­za­dos de la indus­tria, como el de las cafe­te­ras (De Longhi, Gag­gia, Fae­ma… la cafe­te­ra moka o mac­chi­net­ta popu­la­ri­za­da en todo el mun­do), las máqui­nas de escri­bir (la Lexi­con o la Let­te­ra de Oli­vet­ti), los auto­mó­vi­les y sus deri­va­dos (de Fiat a Ferra­ri, Lan­cia o Pire­lli), así como las moto­ci­cle­tas (con la uni­ver­sal Ves­pa de Piag­gio)… Y fue tras las penu­rias de los años 40 cuan­do a tra­vés de las expo­si­cio­nes de la Trien­na­le de Milán se dio un impul­so sin igual a la indus­tria ita­lia­na del dise­ño de mue­bles, con­so­li­da­do años des­pués con la pues­ta en mar­cha del Salo­ne del Mobi­le en la Feria mila­ne­sa.

A media­dos del siglo XX, con la recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca en mar­cha, Ita­lia vive un momen­to cul­tu­ral de gran esplen­dor. El cine, el arte y la lite­ra­tu­ra, jun­to a la nue­va arqui­tec­tu­ra y el dise­ño acom­pa­sa­rán a las flo­re­cien­tes indus­trias del país. Es el gran momen­to de la Ita­lia moder­na que asom­bra­rá al res­to del mun­do y pon­drá de moda el made in Italy, sinó­ni­mo de cali­dad y buen gus­to.

LAS MANILLAS OLIVARI

En el nor­te más indus­trio­so, cer­ca de Nova­ra, la capi­tal del hoc­key ita­liano, en Bor­go­ma­ne­ro, camino del lago Mag­gio­re y la fron­te­ra de los gri­so­nes sui­zos, se fun­dó una empre­sa de mani­llas de latón para puer­tas en 1911 que tomó el nom­bre de su crea­dor, Bat­tis­ta Oli­va­ri. A este le suce­dió su mujer, Anto­niet­ta Rame­lli, y más tar­de sus des­cen­dien­tes, quie­nes allí siguen, cen­tra­dos en la pro­duc­ción de mani­llas para puer­tas y ven­ta­nas así como deri­va­dos como los mani­llo­nes, pomos y cerra­du­ras, una cen­te­na­ria indus­tria que ha con­ver­ti­do a la mar­ca Oli­va­ri, varias revo­lu­cio­nes esté­ti­cas y tec­no­ló­gi­cas des­pués, en la más pres­ti­gio­sa del mun­do en su rama.

Colec­ción de mani­llas anti­guas de Oli­va­ri.
Los com­po­nen­tes de una mani­lla actual.

El pri­mer gran sal­to se pro­du­jo en los años 30, cuan­do Oli­va­ri comen­zó a cola­bo­rar con algu­nos impor­tan­tes arqui­tec­tos como Mar­ce­lo Pia­cen­ti­ni, una cola­bo­ra­ción que se gene­ra­li­za­rá tras la post­gue­rra cuan­do poco a poco se incor­po­ran como dise­ña­do­res de mani­llas al catá­lo­go de la épo­ca los mejo­res arqui­tec­tos del momen­to: Fran­co Albi­ni, Igna­zio Gar­de­lla, Ange­lo Man­gia­rot­ti, Cac­cia Domi­ni­oni o el gru­po BBPR. 

Pero será poco des­pués, en el 54, cuan­do el pres­ti­gio­so arqui­tec­to y dise­ña­dor Gio Pon­ti se con­vier­ta en una figu­ra inter­na­cio­nal gra­cias al famo­so ras­ca­cie­los Pire­lli jun­to a la esta­ción ferro­via­ria de Milán. Para ese emble­má­ti­co edi­fi­cio en for­ma de esti­li­za­da caja al tiem­po que monu­men­tal, cono­ci­do como el Pire­llo­ne, Gio Pon­ti dise­ña­rá jun­to con Oli­va­ri la mani­lla cono­ci­da como Lama, lige­ra y esen­cial, un obje­to de dise­ño que sigue sien­do una de las estre­llas de la fir­ma, adap­ta­da, eso sí, a las nue­vas lon­gi­tu­des de las puer­tas.

El ras­ca­cie­los o torre Pire­lli en Milán, de Gio Pon­ti, con quien cola­bo­ró el inge­nie­ro Pier Lui­gi Ner­vi.
Lama, en su ver­sión actua­li­za­da del ori­gi­nal fecha­do en 1954 y ple­na­men­te vigen­te.
Gio Pon­ti (Milán 1891, Milán 1979)

Pon­ti, un teó­ri­co del arte y el dise­ño, pro­fe­sor de la Poli­téc­ni­ca mila­ne­sa, fun­da­dor de la pres­ti­gio­sa revis­ta Domus, creó para Oli­va­ri todo un clá­si­co moderno, una de las pie­zas esen­cia­les del nue­vo dise­ño ita­liano con­tem­po­rá­neo. “En la lar­ga y fruc­tuo­sa rela­ción de cola­bo­ra­ción con Oli­va­ri, Pon­ti enfo­ca dos tipos de acer­ca­mien­to al dise­ño de la mani­lla –se expli­ca en el catá­lo­go de la fir­ma transal­pi­na–. Uno, mas orgá­ni­co, en el que la palan­ca se ofre­ce al aga­rre de la mano, mode­lán­do­se según un sinuo­so dise­ño. El otro, al con­tra­rio, geo­mé­tri­co, en base al cual es la mano la que debe adap­tar­se natu­ral­men­te a la for­ma. El pri­me­ro le ha lle­va­do a dise­ñar for­mas inde­pen­dien­tes, más expre­si­va e influen­cia­das por nece­si­da­des de tipo ergo­nó­mi­co. El segun­do, al con­tra­rio, le ha empu­ja­do hacia la direc­ción de for­mas linea­res en bus­ca de una armo­nía con­jun­ta, res­pe­tuo­sa tan­to del ambien­te como de la cla­ri­dad lógi­ca. Este segun­do enfo­que es el que emer­gió en Gio Pon­ti cuan­do dise­ñó la mani­lla para el ras­ca­cie­los Pire­lli. El mode­lo que allí nació, Lama, con­den­sa esta visión suya en la que el sim­bo­lis­mo clá­si­co pre­va­le­ce sobre el enfo­que fun­cio­nal. A la pure­za geo­mé­tri­ca de su for­ma, tan sutil como para com­pa­rar­la con una cuchi­lla, se con­tra­po­ne la estu­dia­dí­si­ma defi­ni­ción de los radios que ablan­dan el per­fil cor­tan­te de sus can­tos”.

UNA HISTORIA DE ARTE, DISEÑO Y TECNOLOGÍA APLICADA

El éxi­to de la cola­bo­ra­ción con Pon­ti mar­có para siem­pre a Oli­va­ri. Des­de enton­ces ha bus­ca­do defi­nir su catá­lo­go con los mejo­res dise­ña­do­res y arqui­tec­tos en cada momen­to, y a día de hoy su nómi­na de crea­do­res es una de las más inten­sas y nutri­das del pano­ra­ma indus­trial euro­peo.

En la agi­ta­da déca­da de los años 60, Oli­va­ri ficha a algu­nos de los gran­des dise­ña­do­res ita­lia­nos de la épo­ca, de Ser­gio Asti a Mar­ce­llo Niz­zo­li o Joe Colom­bo, al tiem­po que ini­cia una serie de inno­va­cio­nes como es la intro­duc­ción de nue­vos mate­ria­les como el alu­mi­nio ano­di­za­do –en la mani­lla Bica, 1959– o el plás­ti­co de color –en la Boma, 1970–. Pre­ci­sa­men­te fue Colom­bo, famo­so por sus dise­ños de aires pop y futu­ris­tas, crea­rá la mani­lla Beta (1971, redi­se­ña­da en 2010), de líneas redon­dea­das y con un ori­gi­nal sis­te­ma de ensam­bla­je.

Mani­lla Beta, actua­li­za­da, de Joe Colom­bo.
Mani­lla Onda (1998), de Nico­la Nove­llet­to.

Ya en los 80, con la ter­ce­ra gene­ra­ción Oli­va­ri al fren­te, la com­pa­ñía sigue cose­chan­do éxi­tos con sus nue­vos dise­ños, como la mani­lla de geo­me­tría bási­ca Pitá­go­ra, de Gior­get­to Giu­gia­ro (redi­se­ña­da en 2014), al tiem­po que Giot­to Stop­pino gana el pres­ti­gio­so Com­pas­so d’Oro con la mani­lla Ales­sia. Una déca­da des­pués, en los 90 y en el arran­que del nue­vo siglo, se lan­za­rán nume­ro­sas nue­vas colec­cio­nes, entre otras, las del espa­ñol Óscar Tus­quets, autor de la ondu­lan­te mani­lla Car­men (2001), dise­ño espa­ñol que se amplia­rá en 2014 con la pro­duc­ción de la mani­lla Lotus, de Javier López, o las tres que lle­va crea­das ya una de las gran­des estre­llas de Oli­va­ri, la astu­ria­na Patri­cia Urquio­la, atre­vi­da dise­ña­do­ra de las mani­llas Ada­mant (2009), Lucy (2012) y Con­ca (2014).

Mani­lla Lucy (2012), de Patri­cia Urquio­la
Con­ca (2014), de Patri­cia Urquio­la.

Los 2000 son un camino de éxi­to inter­mi­na­ble para Oli­va­ri. A su catá­lo­go se unen gran­des del dise­ño como Pie­ro Lis­so­ni o James Irvi­ne, inte­rio­ris­tas de éxi­to como Peter Marino y arqui­tec­tos repu­tadí­si­mos como Zaha Hadid, Toyo Ito, Daniel Libes­kind, Domi­ni­que Perrault, Rem Koolhas, Jean Nou­vel, Van Ber­kel o Anto­nio Cit­te­rio, movién­do­se en ambos ámbi­tos, el del pro­duc­to indus­trial y la com­po­si­ción edi­li­cia, con idén­ti­ca sol­tu­ra.

Mani­lla Ice Cube (2010), de Domi­ni­que Perrault.
Crys­tal Dia­mond (2015), de Mar­cel Wan­ders.
Open (2015), del OMA de Rem Koolhaas.
Marilyn (2016) de Ma Yan­song y su equi­po MAD Archi­tects. 
Milano Q (2019), de Anto­nio Cit­te­rio.

Con todos ellos y sus pro­pios depar­ta­men­tos tan­to de dise­ño como de inno­va­ción, Oli­va­ri se ha con­ver­ti­do en indis­cu­ti­ble núme­ro uno mun­dial en cali­dad para la manu­fac­tu­ra de mani­llas. Ha incor­po­ra­do toda suer­te de for­mas y desa­rro­lla­do sus ergo­no­mías y poé­ti­cas al tiem­po que intro­du­cía nove­da­des como la super­an­tra­ci­ta sati­na­da, un gris muy oscu­ro con refle­jos metá­li­cos y una gran dure­za, o ha apli­ca­do a las mani­llas una téc­ni­ca pro­ce­den­te de la joye­ría, la “gui­llo­ché”, al tiem­po que ha incor­po­ra­do aca­ba­dos sofis­ti­ca­dos muy usa­dos en la auto­mo­ción y que han per­mi­ti­do una gama cro­má­ti­ca muy amplia, del cro­mo al dora­do, del níquel al cobre o el bron­ce. No cabe duda, son los mejo­res hacien­do mani­llas, y como dicen en Ita­lia con orgu­llo de éxi­to y buen gus­to moderno: “en mi casa las mani­llas son Oli­va­ri”.

Diver­sas ins­tan­tá­neas de la fábri­ca en Bor­go­ma­ne­ro, en el Pia­mon­te, y de los pro­ce­sos de manu­fac­tu­ra.

En Valen­cia, la fir­ma El Pica­por­te cuen­ta con una amplia colec­ción de mani­llas Oli­va­ri y un exce­len­te ser­vi­cio de ven­ta y post­ven­ta.

El Pica­por­te. Calle Félix Piz­cue­ta 4, tel. 963 517 601. elpicaporte.es

Para el res­to de Espa­ña:

info@mentatop.com 

Tel. 960 611 062

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