Reyes Ruiz firma, interpreta y produce esta comedia que supone un nuevo acercamiento al género picaresco. El espectador acompaña por los caminos de la España barroca a una mujer que, huyendo de su marido, forja su propio destino. Canciones en directo y humor aderezan esta historia que se inspira en aventureras reales.

El decre­to del esta­do de alar­ma se lle­vó por delan­te el estreno abso­lu­to de La Píca­ra de Sevi­lla, que esta­ba pre­vis­to para el 20 de mar­zo en Sala Rus­sa­fa. Pero el tea­tro se com­pro­me­tió a recu­pe­rar la obra en su pro­gra­ma­ción cuan­do reabrie­ran y del 30 de octu­bre al 1 de noviem­bre, sie­te meses más tar­de, por fin Reyes Ruiz sube al esce­na­rio del cen­tro cul­tu­ral para dar vida a un diver­ti­do espec­tácu­lo escri­to por ella y que supo­ne todo un via­je sin salir del patio de buta­cas.

“Siem­pre tuve cla­ro que esta obra no se iba a que­dar en un cajón, a pesar de las incer­ti­dum­bres que nos ha traí­do la pan­de­mia”, afir­ma la dra­ma­tur­ga y actriz. El Fes­ti­val Sagunt a Esce­na aco­gió su estreno abso­lu­to en agos­to, con bue­na res­pues­ta por par­te del públi­co y crí­ti­ca.

Una sola actriz da vida a 12 personajes en esta obra

“Ese pri­mer con­tac­to con los espec­ta­do­res nos sir­vió para pulir algu­nos deta­lles y hacer toda­vía más redon­da la obra”, comen­ta Ruiz, quien da vida a 12 per­so­na­jes sobre las tablas en un cama­leó­ni­co ejer­ci­cio acto­ral.

El mon­ta­je tras­la­da a los espec­ta­do­res a los cami­nos de la Espa­ña del siglo XVII, un terreno que esta­ba veda­do para el géne­ro feme­nino. Pero tam­bién hubo aven­tu­re­ras, espa­da­chi­nes, con­quis­ta­do­ras y bus­ca­vi­das que desa­fia­ron las nor­mas y, ata­via­das como hom­bres, encon­tra­ron en ellos la vía de esca­pe a la cár­cel que les supo­nía la vida domés­ti­ca. Ins­pi­rán­do­se en per­so­na­jes reales y en nove­las que refle­jan la épo­ca — como Laza­ri­llo de Tor­mes, El Bus­cón o La Loza­na Anda­lu­za — nace La Píca­ra de Sevi­lla, para­ha­cer una revi­sión del géne­ro jugla­res­co con pers­pec­ti­va de géne­ro.

Cambiar el estereotipo de la pícara que se reflejaba en los libros de la época

“La idea de esta obra vino por­que no me gus­ta­ba el este­reo­ti­po de píca­ra que se refle­ja­ba en los libros de la épo­ca. Tenían mal­dad, mien­tras que al píca­ro se le pre­sen­ta­ba con una cali­dez huma­na que le hacía caer sim­pá­ti­co. Que­ría resol­ver esa injus­ti­cia”, afir­ma la actriz y dra­ma­tur­ga, auto­ra del tex­to que diri­ge Sefa Ber­net.

“Enton­ces las muje­res no podían salir de casa solas. Por ejem­plo, las vio­la­cio­nes en gru­po esta­ban a la orden del día y su úni­ca pena­li­za­ción era una mul­ta que se des­ti­na­ba al mari­do”.

Reyes Ruiz. Dra­ma­tur­ga y actriz.

Huyen­do de un mari­do explo­ta­dor, La Píca­ra de Sevi­lla se echa a los cami­nos valién­do­se de su gra­cia, su voz y su astu­cia para for­jar su pro­pio des­tino. “Enton­ces las muje­res no podían salir de casa solas. Por ejem­plo, las vio­la­cio­nes en gru­po esta­ban a la orden del día y su úni­ca pena­li­za­ción era una mul­ta que se des­ti­na­ba al mari­do, para com­pen­sar­le por la afren­ta de que su espo­sa ya no estu­vie­ra lim­pia”, comen­ta esta sevi­lla­na con 25 años de expe­rien­cia en la esce­na valen­cia­na que ha tira­do por la come­dia para denun­ciar situa­cio­nes como ésta, que demues­tran que la pro­ta­go­nis­ta de la obra no está tan lejos de las muje­res de hoy día.

La Píca­ra va reco­rrien­do sen­de­ros como los de la Anda­lu­cía del Rena­ci­mien­to y Barro­co en un diver­ti­do monó­lo­go, ade­re­za­do con can­cio­nes en direc­to crea­das por el galar­do­na­do Pep Llo­pis, com­po­si­tor habi­tual de Anan­da Dan­sa. La músi­ca y la ambien­ta­ción sono­ra trans­por­tan al públi­co y se con­vier­ten en una herra­mien­ta para con la que narrar par­te de la acción. Pero, sobre todo, sitúan a los espec­ta­do­res en el con­tex­to de la épo­ca y mar­can el avan­ce de esta pro­pues­ta úni­ca, una insos­pe­cha­da ‘road movie’ juglar.

El camino a la independencia

Duran­te casi tres déca­das, Reyes Ruiz actuó en múl­ti­ples pro­duc­cio­nes públi­cas y pri­va­das de la esce­na valen­cia­na y nacio­nal, tra­ba­jan­do en varios mon­ta­jes de Tea­tres de la Gene­ra­li­tat y en pro­yec­tos de direc­to­res como Miguel Narros, Toni Tor­de­ra, Jai­me Pujol, Vicen­te Geno­vés, Pedro Álva­rez Osso­rio o Hadi Kurich, entre otros.

Pero al lle­gar a los 50, se dio cuen­ta que que­ría con­tar sus pro­pias his­to­rias, apro­ve­chan­do su con­di­ción de filó­lo­ga y su pro­fun­do cono­ci­mien­to del mun­do del tea­tro. Era el momen­to de pro­bar a escri­bir una obra y en 2017 creó su pro­pia com­pa­ñía para estre­nar su pri­mer monó­lo­go Mari, palan­te que tam­bién hacía un retra­to de la con­di­ción feme­ni­na des­de el humor, acom­pa­ña­da de can­cio­nes en direc­to. Una pro­pues­ta que pasó por el esce­na­rio de Sala Rus­sa­fa, den­tro de la pro­gra­ma­ción espe­cial del “Día de la Mujer”.

Reparar la visión de los personajes femeninos en las novelas del Siglo de Oro

“La expe­rien­cia fue tan boni­ta, tan enri­que­ce­do­ra, que la gen­te me pre­gun­ta­ba cuán­do estre­na­ría un nue­vo espec­tácu­lo. Así que recu­pe­ré el vie­jo pro­yec­to de repa­rar la visión de los per­so­na­jes feme­ni­nos en las nove­las del Siglo de Oro. Así sur­gió La Píca­ra de Sevi­lla, que reto­ma la fór­mu­la del ante­rior espec­tácu­lo, seña­la la dra­ma­tur­ga.

Ruiz reco­no­ce que con­tar his­to­rias de muje­res des­de su voz de mujer, es lo natu­ral para ella. “Ade­más, me pare­ce fas­ci­nan­te el reto de cap­tar al espec­ta­dor con una pues­ta en esce­na muy sen­ci­lla, basán­do­me en la pala­bra, apo­yán­do­me en la músi­ca, usan­do el humor para ten­der puen­tes, pero sin mie­do a men­cio­nar temas que podrían pare­cer deli­ca­dos”, expli­ca Ruiz.

Un esti­lo per­so­nal que vol­ve­rá al esce­na­rio del cen­tro cul­tu­ral de Ruza­fa esta sema­na, den­tro del “Cicle de Com­pan­yies Valen­cia­nes” de Sala Rus­sa­fa, que cada tem­po­ra­da dedi­ca bue­na par­te de su pro­gra­ma­ción a la crea­ti­vi­dad de los artis­tas de la Comu­ni­tat Valen­cia­na.  

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