26 de octu­bre de 2020.

En estos días de recru­de­ci­mien­to del Covid-19 casi todos nos refu­gia­mos en la tele. Pelí­cu­las, series… El cine en casa es el espec­tácu­lo más segu­ro. Si las cosas se agra­van, pue­de que vuel­va a ser duran­te varios meses “el úni­co espec­tácu­lo en la ciu­dad”.

Notas suel­tas para este Dia­rio. El gran cine negro se ha ins­pi­ra­do en nove­las esta­dou­ni­den­ses de crí­me­nes y detec­ti­ves (Ray­mond Chand­ler, Dashiell Ham­mett, James M. Cain…). Unos escri­to­res cuyos rela­tos se nutrían de suce­sos de la vida coti­dia­na con un tras­fon­do cri­mi­nal y que lue­go se con­ver­tían en guio­nes para el cine. Codi­cia, sexo, vio­len­cia… La espi­ral en un sen­ti­do y otro sigue avan­zan­do: el caso de “la viu­da negra de Patraix”, en Valen­cia, pare­ce basar­se direc­ta­men­te en las pelí­cu­las Per­di­ción (Billy Wil­der, 1944), El car­te­ro siem­pre lla­ma dos veces (Tay Gar­nett1946; Bob Rafel­son, 1981) o Fue­go en el cuer­po (Law­ren­ce Kas­dan1981) Con una dife­ren­cia: la reali­dad es en este caso más mor­bo­sa, cruel e inve­ro­sí­mil que la fic­ción.

Este octu­bre, Car­men Sevi­lla cum­plió 90 años con la memo­ria per­di­da des­de hace tiem­po. Le tri­bu­to un home­na­je ínti­mo vien­do, gra­cias a Fli­xO­lé, tres de sus pelí­cu­las. Nin­gu­na es bue­na, todo lo con­tra­rio, las tres son malas, reco­noz­co que no pude ter­mi­nar de ver­las. Pero hay algu­na com­pen­sa­ción: nues­tra popu­lar estre­lla está gua­pí­si­ma en todas, con tipa­zo y una son­ri­sa lumi­no­sa: Cru­ce­ro de verano (diri­gi­da en 1964 por el valen­ciano Luis Lucia), Una seño­ra lla­ma­da Andrés (Julio Buchs, 1970) y La cera vir­gen (José Mª For­qué, 1972, con Car­men, a sus esplén­di­dos 42 años, más sexy que nun­ca, sin hacer­le ascos al cine de des­ta­pe en aque­llos años de repre­sión y calen­tu­ra).

Me apa­sio­na el últi­mo núme­ro de Diri­gi­do por…, la mejor revis­ta de cine edi­ta­da en Espa­ña (la his­tó­ri­ca Foto­gra­mas es cada vez más livia­na y publi­ci­ta­ria, y Cai­mán, cul­ta y bien escri­ta, está entre­ga­da en exce­so al “cine difí­cil”: Cahiers du Cine­ma, publi­ca­ción fran­ce­sa en la que se ins­pi­ra Cai­mán, rei­vin­di­có en su momen­to, en los años 50–60, la fil­mo­gra­fía de Hitch­cock, Hawks, Ford, Donen, Min­ne­lli… y más tar­de, la de Clint East­wood. La admi­ra­ción entu­sias­ta de Cahiers por el gran cine “para todos los públi­cos” es una misión casi impo­si­ble en el actual Cai­mán. Me he refe­ri­do antes al ejem­plar de octu­bre de Diri­gi­do por…: for­mi­da­ble su dos­sier dedi­ca­do al rema­ke, con estu­dios com­pa­ra­dos, a car­go de exce­len­tes crí­ti­cos, de las pri­me­ras y segun­das ver­sio­nes de Tú y yo (aná­li­sis y valo­ra­ción de Israel Pare­des), Ulti­má­tum a la tie­rra (Nico­lás Ruiz), La mujer pan­te­ra (Tomás Fer­nán­dez Valen­tí), La gue­rra de los mun­dos (Quim Casas), El tren de las 3:10 (Juan Car­los Viz­caíno), La mos­ca (Joa­quín Vallet Rodri­go), Psi­co­sis (Ramón Alfon­so: me sor­pren­de su alta esti­ma por la ver­sión en colo­res que per­pe­tró Gus Van Sant del clá­si­co de Hitch­cock); El men­sa­je­ro del mie­do (Juan Car­los Viz­caíno)… Echo muy en fal­ta un estu­dio com­pa­ra­ti­vo de las dos ver­sio­nes de El hom­bre que sabía dema­sia­do (ambas diri­gi­das por Hitch) y de las dos ver­sio­nes pos­te­rio­res –¿o ya son tres?– de la estre­me­ce­do­ra La inva­sión de los ladro­nes de cuer­pos (Don Sie­gel, 1956). Los ciné­fi­los somos insa­cia­bles.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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