Juan­jo Menén­dez y José Isbert en Fulano y Men­gano, 1959.

2 de octu­bre de 2020.

Escri­bo estas pala­bras en mi dia­rio el vier­nes 2 a media tar­de, cuan­do la pre­si­den­ta de la Comu­ni­dad de Madrid inten­ta fre­nar, con un recur­so en la Audien­cia Nacio­nal, el cie­rre de la capi­tal y de otras nue­ve ciu­da­des madri­le­ñas. Si el tri­bu­nal no para­li­za la reso­lu­ción del Gobierno cen­tral, esta mis­ma noche entra­rán en vigor las res­tric­cio­nes por moti­vos sani­ta­rios. Vivi­mos un momen­to que se va pare­cien­do cada vez más a las situa­cio­nes apo­ca­líp­ti­cas ima­gi­na­das por algu­nas pelí­cu­las y series de cie­n­­cia-fic­­ción sobre terri­bles pan­de­mias (la mini­se­rie The Hot Zone, 2019; Con­ta­gioSte­ven Soder­bergh, 2011, con Matt Damon, Kate Wins­let, Gwy­neth Pal­trow y Jude Law; la serie Virus, 2013; Doce monosTerry Gilliam, 1995, con Bru­ce Willis y Brad Pitt…). Lo increí­ble, con­ver­ti­do en pesa­di­lla real.

Mi curio­si­dad ciné­fi­la no me ha lle­va­do, sin embar­go, a bus­car títu­los que anti­ci­pa­ron muchas cosas que en este 2020 están ocu­rrien­do en todo el mun­do. He pre­fe­ri­do bus­car pelí­cu­las espa­ño­las en blan­co y negro roda­das hace sesen­ta o más años. His­to­rias modes­tas pero cuyos aspec­tos docu­men­ta­les sobre cómo era Madrid hace más de medio siglo son muy intere­san­tes. El trá­fi­co, la ropa, los ros­tros, el ambien­te ciu­da­dano, la arqui­tec­tu­ra, los barrios peri­fé­ri­cos… La ofer­ta de Fli­xO­lé –con un catá­lo­go impo­nen­te de cine espa­ñol– me ha per­mi­ti­do tener este (infor­ma­ti­va­men­te) valio­so “reen­cuen­tro con el pasa­do”.

Fulano y Men­gano (Joa­quín Luis Rome­ro Mar­chent, 1959). Una pelí­cu­la a rei­vin­di­car. No la cono­ce casi nadie. Retra­ta un Madrid menes­te­ro­so, pobla­do por per­so­nas aban­do­na­das en su pobre­za. Mag­ní­fi­co repar­to: el genial José Isbert, Juan­jo Menén­dez, Juli­ta Mar­tí­nez, Rafael Bar­dem, Xan das Bolas… Los secun­da­rios, glo­rio­so patri­mo­nio de nues­tro cine.

Ber­lan­ga como ven­de­dor de glo­bos en Se ven­de un tran­vía.
Se ven­de un tran­vía (1959) tenía como sub­tí­tu­lo His­to­rias matri­ten­ses.

Se ven­de un tran­vía (1959). Un buen medio­me­tra­je (29 minu­tos), diri­gi­do por Juan Estel­rich, con guion de Ber­lan­ga Rafael Azco­na. Los pro­ta­go­nis­tas son Madrid y una diver­ti­da gale­ría de “secun­da­rios” (Chus Lam­prea­ve, María Luis Pon­te, Luis Ciges, Goyo Lebre­ro, el pro­pio Ber­lan­ga en un cameo como ven­de­dor de glo­bos…). El a menu­do inso­por­ta­ble y sobre­ac­tua­do José Luis López Váz­quez es una de las tres estre­llas de la fun­ción. Apar­te del popu­lar actor y de Madrid, la otra estre­lla es el codi­cia­do tran­vía. Hacía tiem­po que tenía ganas de ver Se ven­de un tran­vía y has­ta aho­ra no había podi­do con­se­guir­lo. 

091, Poli­cía al habla (José María For­qué, 1960). La más flo­ja y anti­cua­da de las tres. Un noir blan­di­to, con toques cas­ti­zos y popu­lis­tas (Tony Leblanc Mano­lo Gómez Bur) que solo se sopor­ta –un poco– por el atrac­ti­vo retra­to del Madrid noc­turno y, de nue­vo, por los acto­res de repar­to: María Lui­sa Mer­lo, Manuel Alei­xan­dre, Ire­ne Gutié­rrez Caba, Agus­tín Gon­zá­lez… A los dos acto­res prin­ci­pa­les –Adol­fo Mar­si­llach y López Váz­quez– no resul­ta fácil aguan­tar­los. Yo por lo menos no los aguan­to. Bueno, a López Váz­quez algu­nas veces. A Mar­si­llach, nun­ca.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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