Sil­va­na Man­gano y Hel­mut Ber­ger en Con­fi­den­cias, de Vis­con­ti.

26 de sep­tiem­bre de 2020.

La Fil­mo­te­ca en casa. Los pro­gra­mas de la tele y las diver­sas pla­ta­for­mas nos per­mi­ten revi­sar muchos títu­los con peso en la his­to­ria del cine. El reen­cuen­tro no siem­pre es dicho­so. Igual que hay “fal­sos fina­les feli­ces” (Con fal­das y a lo locoBilly Wil­der, 1959; El apar­ta­men­to, Billy Wil­der, 1960; ¡Áta­me!, Pedro Almo­dó­var, 1989), tam­bién hay “fal­sas gran­des pelí­cu­las”. Comen­to cin­co de ellas. El paso del tiem­po jue­ga un papel en la evo­lu­ción del gus­to.  Estas son mis manías actua­les. 

Con­fi­den­cias. Retra­to de fami­lia en inte­rior (Luchino Vis­con­ti, 1974). La odio. Empe­zan­do por su retor­ci­do sub­tí­tu­lo, la odio. Recar­ga­da, dis­cur­si­va, obvia… En los años seten­ta, un Vis­con­ti enfer­mo ya no era el Vis­con­ti de las magis­tra­les Roc­co y sus her­ma­nos (1960) o El Gato­par­do (1963) 

El his­trió­ni­co Jack Nichol­son en Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos For­man.

Alguien voló sobre el nido del cuco (Milos For­man, 1975). No sopor­to la ges­ti­cu­la­ción his­trió­ni­ca de Jack Nichol­son, y menos aun cuan­do hace de loqui­to pasa­do de ros­ca. Qui­zá sea él, al igual que Mar­lon Bran­do, un “fal­so gran actor”. Milos For­man es un direc­tor apa­ña­do, correc­to, a veces resul­tón (Ama­deus, 1984). Pero todas sus pelí­cu­las pare­cen supli­car­le a los aca­dé­mi­cos de Holly­wood: “Dad­me un Oscar, por favor, ¡dád­me­lo!”.

Annie Hall (Woody Allen, 1977). La he vuel­to a ver hace unas sema­nas. Para mí sigue sien­do un mis­te­rio el enor­me pres­ti­gio de esta pelí­cu­la que algu­nos se empe­ñan en cali­fi­car de obra maes­tra, cuan­do solo es una his­to­ria lle­na de tópi­cos sobre el ena­mo­ra­mien­to y el des­amor y lle­na tam­bién de fra­ses “inge­nio­sas” de un Woody-actor inso­por­ta­ble. 

Mar aden­tro (Ale­jan­dro Ame­ná­bar, 2004). No me creí en nin­gún momen­to al sano y robus­to Javier Bar­dem (pro­ba­ble­men­te, otro fal­so gran actor) encar­nan­do al para­plé­ji­co Ramón Sam­pe­dro. Un tris­te caso real con­ver­ti­do en un melo­dra­ma huma­nis­ta de segun­da fila.

Otro his­trió­ni­co, Javier Bar­dem en Mar aden­tro.

Infil­tra­dos (Mar­tin Scor­se­se, 2006). Mi admi­ra­do Scor­se­se no ha recu­pe­ra­do su anti­gua ins­pi­ra­ción y poten­cia crea­ti­va des­pués de las excep­cio­na­les Uno de los nues­tros (1990), La edad de la ino­cen­cia (1993) y Casino (1995). Sus pelí­cu­las de las últi­mas déca­das no están mal, pero todas que­dan muy por deba­jo de sus posi­bi­li­da­des. En Infil­tra­dos, ade­más, sale Jack Nichol­son hacien­do de las suyas (tics, ges­tos sobre­ac­tua­dos, caras dia­bó­li­cas).

Scor­se­se diri­ge a Di Caprio y Damon en Infil­tra­dos.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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