Este 17 de agos­to se cele­bró el Día Inter­na­cio­nal del Pea­tón, una cita pro­mo­vi­da por la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) con el obje­ti­vo de garan­ti­zar un trán­si­to más segu­ro de pea­to­nes y que el com­pa­ra­dor Acierto.com ha que­ri­do apro­ve­char para ana­li­zar cuál es el com­por­ta­mien­to de los espa­ño­les al res­pec­to.

Y es que según los datos a los que ha teni­do acce­so esta enti­dad, los pea­to­nes repre­sen­tan casi el 22% de falle­ci­dos en acci­den­tes de trá­fi­co en nues­tro país. Solo el año pasa­do fue­ron 381 las víc­ti­mas mor­ta­les, una cifra, eso sí, lige­ra­men­te infe­rior a las de 2018.

Varias per­so­nas cami­nan por la nue­va zona pea­to­nal de la Pla­za del Ayun­ta­mient, flan­quea­da por los ya “cele­bres” mace­te­ros. Foto: Gar­cía Pove­da “El Fla­co”.

El perfil de accidentado

Si se ana­li­zan los datos de mane­ra por­me­no­ri­za­da se pue­de obser­var que 7 de cada 10 pea­to­nes falle­ci­dos tenían 65 años o más, aun­que exis­te una inci­den­cia mayor a par­tir de los 75 años. Y has­ta el 85% de los acci­den­ta­dos sufren secue­las per­ma­nen­tes.

Unos acci­den­tes que se die­ron en mayor medi­da den­tro de las pobla­cio­nes, sobre todo en aque­llas más gran­des (las gran­des ciu­da­des regis­tran un núme­ro supe­rior de per­can­ces). Los cru­ces, inter­sec­cio­nes, semá­fo­ros y luga­res no habi­li­ta­dos para la cir­cu­la­ción de pea­to­nes son espe­cial­men­te peli­gro­sos.

Aho­ra bien, los atro­pe­llos mar­cha atrás en las vías urba­nas son los más comu­nes. De hecho y por des­gra­cia, en 8 de cada 10 de estos sinies­tros la res­pon­sa­bi­li­dad fue del con­duc­tor. Los casos en los que el pea­tón actuó de for­ma impru­den­te o cir­cu­la­ba por un lugar inade­cua­do no alcan­zan el 20%.

Geor­ge Harri­son, Paul McCart­ney, Rin­go Starr y John Len­non cru­zan el paso de cebra de Abbey Road el 8 de agos­to de 1969. Iain Mac­mi­llan, cour­tesy Apple Corps

De quién es la culpa, clave para el seguro

Si bien la legis­la­ción actual tien­de a pro­te­ger al más débil –es decir, al pea­tón– deter­mi­nar de quién es la “cul­pa” del acci­den­te pue­de gene­rar cier­ta con­tro­ver­sia. Algo que sin embar­go será cla­ve para saber cómo actua­rá el segu­ro. Es decir, si cubri­rá la indem­ni­za­ción del pea­ton o si esta corres­pon­de, entre otros. Aquí habría que deter­mi­nar las cir­cuns­tan­cias exac­tas.

Por ejem­plo y tal y como apun­ta Ama­da Cuns, exper­ta de Acierto.com: “si el pea­tón cru­za­ba bien y el coche le atro­pe­lla, res­pon­de­rá la res­pon­sa­bi­li­dad civil del coche, pero si lo hacía deli­be­ra­da­men­te o por don­de no corres­pon­día y esto se demues­tra, en prin­ci­pio no reci­bi­rá nin­gu­na indem­ni­za­ción y será el res­pon­sa­ble de todos los daños que se oca­sio­nen”.

Ade­más, indi­ca la exper­ta, “hay que tener en cuen­ta que el coche siem­pre debe res­pe­tar la “zona de incer­ti­dum­bre” es decir, una zona alre­de­dor del vehícu­lo con pea­to­nes, con otros coches, etc”.

“Si no res­pe­ta­mos estas reglas, aun­que el pea­tón no lo haga del todo bien, la cul­pa tam­bién pue­de ser dudo­sa. Por ejem­plo: el pea­tón cru­za por una via no espe­cial­men­te habi­li­ta­da, pero tam­po­co prohi­bi­da y noso­tros cir­cu­la­mos con exce­so de velo­ci­dad: en este caso la cul­pa pue­de ser de ambos o solo del coche”, mati­za.

Cuando la víctima no es el peatón

Sin embar­go, no siem­pre los pea­to­nes son las víc­ti­mas del acci­den­te. Por ejem­plo, en caso de que un pea­tón gene­re un acci­den­te a un ter­ce­ro por cru­zar de for­ma inde­bi­da por la cal­za­da. En estos casos no solo podría expo­ner­se a una mul­ta, sino tam­bién con una pena de pri­sión de seis meses a dos años, aun­que siem­pre depen­de­rá del caso en par­ti­cu­lar (si hay víc­ti­mas mor­ta­les, si se encon­tra­ba bajo los efec­tos del alcohol, y otros).

Más allá de lo comen­ta­do, el com­pa­ra­dor reca­ba algu­nos con­se­jos de segu­ri­dad para pea­to­nes como: cir­cu­lar siem­pre por sitios habi­li­ta­dos para tal fin, res­pe­tar las seña­les de trá­fi­co, pres­tar aten­ción antes de cru­zar un paso de cebra o semá­fo­ro, evi­tar el uso del telé­fono móvil mien­tras cami­na­mos, man­te­ner una dis­tan­cia pru­den­cial de la cal­za­da en la ace­ra, extre­mar las pre­cau­cio­nes al bajar de un vehícu­lo, etcé­te­ra.

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