5 de agos­to de 2020.

Los cen­te­na­res de pelí­cu­las que ten­go a mi dis­po­si­ción por haber­me sus­cri­to a varias pla­ta­for­mas de strea­ming hace que a menu­do cai­ga en el des­aso­sie­go de la ansie­dad ciné­fi­la y no sepa por dón­de tirar. Con fre­cuen­cia, el ver­da­de­ro pro­ble­ma es saber ele­gir. Me ape­te­ce ver casi todo lo que aún no he vis­to y tam­bién me tien­ta recrear­me de nue­vo con algu­nas pelí­cu­las (el gran cine enve­je­ce bien) que ya he revi­sa­do un mon­tón de veces (Vér­ti­go y Con la muer­te en los talo­nesAlfred Hitch­cock, 1958 y 1959 res­pec­ti­va­men­te; Cha­ra­da, Stan­ley Donen, 1963; Con fal­das y a lo locoBilly Wil­der, 1959…).

Estos últi­mos días deci­dí, tras con­sul­tar­lo con la almoha­da, revi­sar la tri­lo­gía nacio­nal del maes­tro Luis Gar­cía Ber­lan­ga (La esco­pe­ta nacio­nal, 1978; Patri­mo­nio Nacio­nal, 1980, y Nacio­nal III, 1982). Me intri­ga­ba cono­cer el esta­do de salud de esta popu­lar tri­lo­gía. No des­cu­bro las amé­ri­cas al decir que van “de más a menos”: la cáus­ti­ca La esco­pe­ta nacio­nal inclu­so ha gana­do con el tiem­po; Patri­mo­nio nacio­nal es intere­san­te, pero ya no tan ins­pi­ra­da, y Nacio­nal III, aun­que aguan­ta el tipo, se que­da a la mitad de lo que podría haber sido. Son pelí­cu­las cora­les mar­ca de la casa, con muchos per­so­na­jes hablan­do todos a la vez, exhi­bien­do sin repa­ros su impu­di­cia moral, sin escu­char­se unos a otros, cada cuál a la suya, vul­ga­res y tena­ces. Tres pelí­cu­las incó­mo­das (en ese sen­ti­do la tri­lo­gía va de menos a más) que tie­nen algo de monu­men­tos falle­ros, con tra­cas ver­ba­les con­ti­nuas y un sen­ti­do del humor estri­den­te. Ber­lan­ga no es pre­ci­sa­men­te opti­mis­ta sobre la con­di­ción huma­na. Una y otra vez nos cuen­ta his­to­rias de opre­sión social y fra­ca­so (Plá­ci­do, 1960; El ver­du­go, 1963; ¡Vivan los novios!, 1970; La vaqui­lla, 1985; Todos a la cár­cel, 1993; Paris-Tom­­bu­c­­tú, 1999…).

Lo curio­so es que estos áspe­ros retra­tos cen­tra­dos en la medio­cri­dad indi­vi­dual y colec­ti­va, con acti­tu­des mise­ra­bles en todos, se expre­sen cine­ma­to­grá­fi­ca­men­te de modo sofis­ti­ca­do y ambi­cio­so, median­te com­pli­ca­dos y fas­tuo­sos lar­gos pla­­nos-secue­n­­cia, con los acto­res entran­do y salien­do del plano, dicien­do “sus cosas”, muchas de ellas absur­das e impro­vi­sa­das. Ber­lan­ga era crí­ti­co con los guio­nes que lo deja­ban todo ata­do y bien ata­do. Decía el gran valen­ciano cuyo cen­te­na­rio se con­me­mo­ra­rá el pró­xi­mo año: “Hay guio­nes que son como la Ges­ta­po, me gus­ta que mis pelí­cu­las sean tam­bién docu­men­ta­les sobre los acto­res, con un buen mar­gen de liber­tad”. 

Espe­cial­men­te, sobre las ocu­rren­cias no pac­ta­das de José Isbert, Mano­lo Morán, Manuel Ale­xan­dre, Julia Caba Alba, Cas­sen, José Luis López Váz­quez, Emma Pene­lla, Luis Ciges, Rafael Alon­so, Saza, Félix Fer­nán­dez, Ampa­ro Soler Leal, Luis Esco­bar, María Lui­sa Pon­te, Laly Sol­de­vi­la… Ese es el mejor patri­mo­nio del cine espa­ñol.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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