Una empre­sa valen­cia­na dedi­ca sus esfuer­zos a fabri­car estos ele­men­tos impres­cin­di­bles para que otras com­pa­ñías con­ti­núen con más segu­ri­dad su tra­ba­jo.

Dona­cio­nes, cola­bo­ra­cio­nes, recon­ver­sio­nes… son muchas las empre­sas que, de una mane­ra u otra, se están vol­can­do en la lucha con­tra una pan­de­mia que gol­pea a medio mun­do. Con esta apti­tud de ayu­da, la empre­sa valen­cia­na PROTEVAL ha deci­di­do rein­ven­tar­se y uti­li­zar sus pro­pios medios para fabri­car cor­ti­nas auto­en­ro­lla­bles que pro­te­jan a los tra­ba­ja­do­res de aque­llos nego­cios que cada día con­ti­núan levan­tan­do su per­sia­na.

Fue la sema­na pasa­da, ante el inmi­nen­te ascen­so de per­so­nas con­ta­gia­das por el Covid-19 en nues­tro país, cuan­do el equi­po de PROTEVAL deci­dió poner en mar­cha una barre­ra sani­ta­ria anti­bac­te­rial reuti­li­zan­do los mate­ria­les con los que tra­ba­jan dia­ria­men­te. Nace así la cor­ti­na de pre­ven­ción auto­en­ro­lla­ble, que tie­ne como fun­ción prin­ci­pal crear una barre­ra físi­ca que impi­de el con­ta­gio entre per­so­nas debi­do a micro­par­tí­cu­las de sali­va. Estas cor­ti­nas están fabri­ca­das en un teji­do tras­pa­ren­te de 0,5 milí­me­tros de espe­sor que per­mi­te la comu­ni­ca­ción entre los inter­lo­cu­to­res; acción que es más com­pli­ca­da con el meta­cri­la­to, ya que este inter­fie­re y pue­de difi­cul­tar la comu­ni­ca­ción. La medi­da de las cor­ti­nas varía depen­dien­do de las nece­si­da­des de cada con­su­mi­dor, con un máxi­mo de 1.400 milí­me­tros y un míni­mo de 250 milí­me­tros

Con sede en la ciu­dad de Valen­cia, PROTEVAL es refe­ren­te en la fabri­ca­ción de sis­te­mas de pro­tec­ción y fue­lles de alta cali­dad para máqui­nas. Nun­ca antes se había enfren­ta­do al reto de pro­du­cir este tipo de cor­ti­nas, aun­que cono­cen per­fec­ta­men­te el mate­rial por­que es par­te del día a día de la empre­sa. Pero ante la nece­si­dad, deci­die­ron apor­tar su gra­ni­to de are­na e idea­ron una solu­ción que per­mi­te guar­dar la dis­tan­cia de segu­ri­dad y evi­tar posi­bles con­ta­gios.

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