Hans Hen­ri P. Klu­ge, Direc­tor Regio­nal de la OMS para Euro­pa.

A medi­da que la pan­de­mia de coro­na­vi­rus (COVID-19) se extien­de por todo el mun­do, está cau­san­do preo­cu­pa­ción, mie­do y estrés, que son reac­cio­nes natu­ra­les y nor­ma­les ante la situa­ción cam­bian­te e incier­ta en la que todos se encuen­tran.

“El pro­ble­ma que enfren­ta­mos todos y cada uno de noso­tros es cómo mane­ja­mos y reac­cio­na­mos ante la situa­ción estre­san­te que se desa­rro­lla tan rápi­da­men­te en nues­tras vidas y comu­ni­da­des. Aquí pode­mos apro­ve­char los nota­bles pode­res de fuer­za y ​​coope­ra­ción que afor­tu­na­da­men­te tam­bién posee­mos como huma­nos. Y eso es en lo que debe­mos tra­tar de enfo­car­nos para res­pon­der de mane­ra más efec­ti­va a esta cri­sis como indi­vi­duos, fami­lia­res y miem­bros de la comu­ni­dad, ami­gos y cole­gas ”, dijo el Dr. Hans Hen­ri P. Klu­ge, Direc­tor Regio­nal de la OMS para Euro­pa.

La OMS toma muy en serio el impac­to de la cri­sis en la salud men­tal de las per­so­nas y super­vi­sa la situa­ción jun­to con las auto­ri­da­des nacio­na­les, al tiem­po que pro­por­cio­na infor­ma­ción y orien­ta­ción a los gobier­nos y al públi­co.

En una con­fe­ren­cia de pren­sa cele­bra­da el 26 de mar­zo, el Dr. Klu­ge, jun­to con la Dra. Aiysha Malik, Ofi­cial Téc­ni­ca, Depar­ta­men­to de Salud Men­tal y Abu­so de Sus­tan­cias, Sede de la OMS y la Dra. Dorit Nitzan, Direc­to­ra Inte­ri­na de Emer­gen­cias, OMS / Euro­pa, res­pon­die­ron pre­gun­tas sobre salud men­tal pro­ble­mas en el con­tex­to de COVID-19 y ofre­ció infor­ma­ción sobre herra­mien­tas, téc­ni­cas e inter­ven­cio­nes para abor­dar­los.

“Con los efec­tos dis­rup­ti­vos de COVID-19, inclui­do el dis­tan­cia­mien­to social, que actual­men­te domi­na nues­tra vida coti­dia­na, es impor­tan­te que nos con­tro­le­mos, lla­me­mos y cha­tee­mos por video, y este­mos aten­tos y sen­si­bles a las nece­si­da­des úni­cas de salud men­tal de aque­llos Cui­da­mos Nues­tra ansie­dad y nues­tros temo­res deben reco­no­cer­se y no igno­rar­se, sino que los indi­vi­duos, las comu­ni­da­des y los gobier­nos deben com­pren­der­los y abor­dar­los mejor ”, seña­ló el Dr. Hans Klu­ge.

Muchas de las pre­gun­tas se cen­tra­ron en gru­pos de pobla­ción espe­cí­fi­cos, inclui­dos niños y per­so­nas mayo­res.

¿Cuál podría ser el impacto de la crisis COVID-19 en la salud mental de los niños?

De hecho, este es un momen­to sin pre­ce­den­tes para todos noso­tros, espe­cial­men­te para los niños que enfren­tan una enor­me inte­rrup­ción en sus vidas. Es pro­ba­ble que los niños expe­ri­men­ten preo­cu­pa­ción, ansie­dad y mie­do, y esto pue­de incluir los tipos de mie­dos que son muy simi­la­res a los expe­ri­men­ta­dos por los adul­tos, como el mie­do a morir, el mie­do a la muer­te de sus parien­tes o el mie­do a lo que suce­de. sig­ni­fi­ca reci­bir tra­ta­mien­to médi­co. Si las escue­las se han cerra­do como par­te de las medi­das nece­sa­rias, enton­ces los niños ya no ten­drán esa sen­sa­ción de estruc­tu­ra y esti­mu­la­ción que brin­da ese entorno, y aho­ra tie­nen menos opor­tu­ni­da­des de estar con sus ami­gos y obte­ner ese apo­yo social que es esen­cial para el bien. Bien­es­tar men­tal.

Estar en casa pue­de poner a algu­nos niños en mayor ries­go o mayor expo­si­ción a inci­den­tes de pro­tec­ción infan­til o hacer­los tes­ti­gos de vio­len­cia inter­per­so­nal si su hogar no es un lugar segu­ro. Esto es algo muy preo­cu­pan­te.

Aun­que todos los niños son per­cep­ti­vos al cam­bio, los niños peque­ños pue­den encon­trar los cam­bios que han teni­do lugar difí­ci­les de enten­der, y tan­to los niños peque­ños como los mayo­res pue­den expre­sar irri­ta­bi­li­dad y eno­jo. Los niños pue­den des­cu­brir que quie­ren estar más cer­ca de sus padres, exi­gir­les más y, a su vez, algu­nos padres o cui­da­do­res pue­den estar bajo una pre­sión inde­bi­da.

Las estra­te­gias sim­ples que pue­den abor­dar esto pue­den incluir dar­les a los jóve­nes el amor y la aten­ción que nece­si­tan para resol­ver sus mie­dos, y ser hones­tos con los niños, expli­can­do lo que está suce­dien­do de una mane­ra que pue­dan enten­der, inclu­so si son jóve­nes. Los niños son muy per­cep­ti­vos y mode­la­rán cómo res­pon­der de sus cui­da­do­res. Los padres tam­bién deben ser apo­ya­dos en el mane­jo de sus pro­pios fac­to­res estre­san­tes para que pue­dan ser mode­los para sus hijos. Ayu­dar a los niños a encon­trar for­mas de expre­sar­se a tra­vés de acti­vi­da­des crea­ti­vas y pro­por­cio­nar estruc­tu­ra en el día, si es posi­ble, a tra­vés del esta­ble­ci­mien­to de ruti­nas, par­ti­cu­lar­men­te si ya no van a la escue­la, pue­de ser bene­fi­cio­so.

Deben exis­tir ser­vi­cios de salud men­tal y apo­yo psi­co­so­cial, y los ser­vi­cios de pro­tec­ción infan­til deben adap­tar­se para garan­ti­zar que la aten­ción aún esté dis­po­ni­ble para los niños de fami­lias que la nece­si­tan.

¿Cuál es el impacto psicológico de esta enfermedad en los ancianos?

Con res­pec­to a las per­so­nas mayo­res y tam­bién a aque­llas con afec­cio­nes de salud sub­ya­cen­tes, haber sido iden­ti­fi­ca­das como más vul­ne­ra­bles a COVID-19 y que se les diga que son muy vul­ne­ra­bles, pue­de ser extre­ma­da­men­te ate­rra­dor e indu­cir mucho mie­do. Los impac­tos psi­co­ló­gi­cos para estas pobla­cio­nes pue­den incluir ansie­dad y sen­tir­se estre­sa­do o eno­ja­do. Sus impac­tos pue­den ser par­ti­cu­lar­men­te difí­ci­les para las per­so­nas mayo­res que pue­den estar expe­ri­men­tan­do un dete­rio­ro cog­ni­ti­vo o demen­cia. Y algu­nas per­so­nas mayo­res ya pue­den estar social­men­te ais­la­das y expe­ri­men­tar sole­dad, lo que pue­de empeo­rar la salud men­tal.

En una nota posi­ti­va, hay muchas cosas que las per­so­nas mayo­res pue­den ini­ciar por sí mis­mas o con el apo­yo de un cui­da­dor, si es nece­sa­rio, para pro­te­ger su salud men­tal en este momen­to. Estas inclu­yen muchas de las estra­te­gias que defen­de­mos en toda la pobla­ción, como rea­li­zar acti­vi­dad físi­ca, man­te­ner ruti­nas o crear otras nue­vas, y par­ti­ci­par en acti­vi­da­des que dan una sen­sa­ción de logro. Man­te­ner las cone­xio­nes socia­les tam­bién es impor­tan­te. Algu­nas per­so­nas mayo­res pue­den estar fami­lia­ri­za­das con los méto­dos digi­ta­les y otros pue­den nece­si­tar orien­ta­ción sobre cómo usar­los. Una vez más, los ser­vi­cios de salud men­tal y apo­yo psi­co­so­cial y otros ser­vi­cios que son rele­van­tes para esta pobla­ción deben per­ma­ne­cer dis­po­ni­bles en este momen­to.

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