Sal­va­dor Macip. Foto: Ian Ander­son

Sal­va­dor Macip (Bla­nes, 1970) es doc­tor en Medi­ci­na, inves­ti­ga­dor y escri­tor. Hace solo unos días, en con­cre­to des­de el 1 de este mes de mar­zo, que es pro­fe­sor de los Estu­dios de Cien­cias de la Salud de la UOC. Vive en Lei­ces­ter des­de el año 2008, don­de diri­ge un gru­po de inves­ti­ga­ción sobre el cán­cer y el enve­je­ci­mien­to en la Uni­ver­si­dad de Lei­ces­ter y don­de tam­bién es pro­fe­sor del Depar­ta­men­to de Bio­lo­gía Mole­cu­lar y Celu­lar. Ha publi­ca­do varias nove­las, libros para niños, cuen­tos y nue­ve libros de divul­ga­ción cien­tí­fi­ca. Entre otras dis­tin­cio­nes, ha gana­do el Pre­mio Euro­peo de Divul­ga­ción Cien­tí­fi­ca por Jugar a ser Dios (Publi­ca­cions de la Uni­ver­si­tat de Valèn­cia, 2015), escri­to jun­to con Chris Will­mott, que tam­bién es coau­tor de su nue­vo libro, Viu­rem per sem­pre? (Eumo, 2020). En tiem­pos de mas­ca­ri­llas, con­fi­na­mien­to y esta­do de alar­ma por el coro­na­vi­rus, dos de sus libros ante­rio­res, Las gran­des pla­gas moder­nas (Des­tino, 2010) y Enemi­gos micros­có­pi­cos: virus, bac­te­rias y vacu­nas (Mate­ria, 2016), se hacen más actua­les que nun­ca. De hecho, el pri­me­ro se reedi­ta estos días des­pués de haber esta­do des­ca­ta­lo­ga­do duran­te un tiem­po.

«Marzo de 2009: un niño estornuda en un pueblo de México. Dos meses después, miles de personas se infectan en todos los rincones del planeta y comienza el recuento de fallecidos. Ha estallado la pandemia de la gripe A (H1N1), de consecuencias imprevisibles». Este es el principio de la sinopsis de tu libro Las grandes plagas modernas (Destino, 2010), pero podría ser la crónica actual de un medio de comunicación sobre la COVID-19. ¿La realidad supera la ficción?

La cri­sis que esta­mos pasan­do actual­men­te pare­ce saca­da de un libro, pero lo cier­to es que los exper­tos lle­va­ban muchos años avi­san­do de que vivi­ría­mos una pan­de­mia así. De hecho, es la fic­ción la que se ha ali­men­ta­do siem­pre de esta reali­dad, que qui­zás muchos des­co­no­cían. Todos nece­si­ta­mos un poco más de cul­tu­ra cien­tí­fi­ca de base para que estas cosas no nos cojan tan­to por sor­pre­sa.

Teniendo los casos de China y de Italia tan cerca, ¿las autoridades sanitarias han subestimado el coronavirus, la rapidez del contagio y su virulencia con las personas mayores?

Creo que debe­rían haber obser­va­do mejor qué pasa­ba en los paí­ses que iban más avan­za­dos y actuar con más con­tun­den­cia. En Chi­na, e inclu­so qui­zás en Ita­lia, les cogió por sor­pre­sa, pero los que han veni­do des­pués debe­rían haber­se pre­pa­ra­do mejor. Ha habi­do dema­sia­das vaci­la­cio­nes al prin­ci­pio, y esto hace que el virus se extien­da mucho más rápi­do. Los gobier­nos que han podi­do apli­car medi­das radi­ca­les antes son los que han podi­do con­tro­lar­lo mejor. Debe­ría­mos tener­lo en cuen­ta de cara a futu­ras pan­de­mias.

Dicen que lo peor aún está por llegar. ¿Qué nos espera?

El SARS-CoV‑2 es un virus nue­vo y toda­vía no sabe­mos cómo se com­por­ta­rá. Solo pode­mos pre­de­cir la evo­lu­ción de la pan­de­mia a par­tir de lo que vemos aho­ra. De momen­to, es evi­den­te que toda­vía con­ti­nua­rán aumen­tan­do los con­ta­gios en la mayo­ría de paí­ses. Segu­ra­men­te la cur­va de nue­vos casos no empe­za­rá a bajar has­ta pasa­dos dos o tres meses del comien­zo, pero esto, por supues­to, depen­de­rá del éxi­to de las medi­das que se tomen. La cla­ve es con­se­guir que duran­te estos meses cru­cia­les no se satu­ren los ser­vi­cios sani­ta­rios, por­que eso es lo que hace aumen­tar más el por­cen­ta­je de muer­tes. La incóg­ni­ta es qué pasa­rá des­pués. Podría haber rebro­tes, qui­zás más fuer­tes que la pri­me­ra ola. O tal vez a par­tir de aho­ra segui­rá pre­sen­te en todo el mun­do pero con un impac­to menor, por­que mucha gen­te será inmu­ne. Tam­bién pue­de ser que cam­bie y que den­tro de unos meses haya una varian­te del virus con­tra la que no tene­mos tan­tas defen­sas, simi­lar a lo que ocu­rre con la gri­pe todos los años. Es difí­cil de pre­de­cir. Ten­dre­mos que espe­rar.

Mientras se trabaja contra reloj para conseguir la vacuna contra el coronavirus, ¿qué medidas consideras que deben tomarse?

Actual­men­te, la úni­ca medi­da efi­caz es redu­cir el núme­ro de con­ta­gios. Y esto se hace mini­mi­zan­do los con­tac­tos socia­les, ais­lan­do las ciu­da­des o áreas con más casos, hacien­do que la gen­te se encie­rre en casa… No tene­mos otra opción has­ta que se con­si­ga una vacu­na, que toda­vía es cues­tión de unos cuan­tos meses, si todo va bien. Por eso es tan impor­tan­te que todo el mun­do siga las reco­men­da­cio­nes.

¿Qué consejo das a las familias confinadas en casa para evitar el contagio? ¿Y cuando tengan que ir a comprar?

Pri­me­ro, que ten­gan pacien­cia. No sabe­mos cuán­to tiem­po ten­dre­mos que estar así, pero es impor­tan­te cum­plir con el ais­la­mien­to. En caso de que ten­gan que salir, deben tomar todas las pre­cau­cio­nes posi­bles. Recor­de­mos que el virus se trans­mi­te mal por el aire pero que, en cam­bio, es capaz de sobre­vi­vir muchas horas enci­ma de cual­quier super­fi­cie. Por eso tene­mos que vigi­lar qué toca­mos y lavar­nos bien las manos. Es acon­se­ja­ble dejar la ropa y los zapa­tos que se usan para salir a com­prar en un arma­rio apar­te a la entra­da, para redu­cir el ries­go de lle­var el virus a casa. Son impor­tan­tes, sobre todo, la pre­cau­ción y la higie­ne, y salir solo cuan­do sea impres­cin­di­ble y el míni­mo tiem­po posi­ble.

El sistema sanitario está al borde del colapso… ¿Cómo pueden conseguirse más recursos humanos y equipos de protección individual

En este momen­to no pode­mos sacar recur­sos de la nada. Esto es algo que habrá que pen­sar y pla­ni­fi­car cuan­do se ter­mi­ne la pan­de­mia, para estar más pre­pa­ra­dos para la pró­xi­ma.

Cada país crea y sigue su protocolo de actuación contra el coronavirus. ¿Es correcta esta forma de actuar o deberían establecerse medidas de protección para todos los estados de organismos referentes en el ámbito como la OMS?

Sería esen­cial actuar de mane­ra coor­di­na­da. Las pan­de­mias son un pro­ble­ma glo­bal y, si deja­mos que cada país siga su estra­te­gia, las cosas pue­den empeo­rar, por­que a menu­do se toman deci­sio­nes con cri­te­rios polí­ti­cos y no cien­tí­fi­cos, y esto es muy peli­gro­so. Un orga­nis­mo cen­tral que pudie­ra pla­ni­fi­car los pro­to­co­los con todos los paí­ses y que estu­vie­ra ase­so­ra­do por los mejo­res exper­tos sería la mane­ra más racio­nal de enfren­tar­se a estas cri­sis. Esto es difí­cil de poner en mar­cha, pero debe­ría­mos apro­ve­char lo que pasa actual­men­te para empe­zar a plan­tear­lo.

¿Cuándo calculas que volverá a imperar la normalidad en nuestros días?

Es difí­cil de decir. Esto dura­rá meses, si todo va bien. Pero aún hay dema­sia­dos fac­to­res que des­co­no­ce­mos para poder hacer una pre­dic­ción más exac­ta.

¿La salud planetaria, que analiza cómo la ruptura y la sobreexplotación de los ecosistemas pueden conllevar problemas para nuestra salud, podría haber impedido esta pandemia?

Impe­dir­la qui­zá no, pero sin duda habría podi­do ayu­dar a mini­mi­zar su impac­to y a con­tro­lar­la antes. Es muy difí­cil modi­fi­car el com­por­ta­mien­to humano, pero con el cam­bio cli­má­ti­co ya hemos empe­za­do a tomar con­cien­cia de que tene­mos que actuar si no que­re­mos tener pro­ble­mas muy serios en el futu­ro. El tema de las pan­de­mias es simi­lar: debe­mos tomar con­cien­cia de que es un pro­ble­ma glo­bal que aumen­ta­rá cada vez más a medi­da que degra­de­mos los eco­sis­te­mas e inva­di­mos los hábi­tats de los ani­ma­les sal­va­jes. Es un pro­ble­ma más de salud rela­cio­na­do con la acti­vi­dad huma­na, del que qui­zá antes no éra­mos cons­cien­tes. Debe­mos apro­ve­char lo que está suce­dien­do para tomar con­cien­cia e inte­grar­lo en los estu­dios de salud pla­ne­ta­ria, que cada vez serán más impor­tan­tes para evi­tar el colap­so de nues­tro eco­sis­te­ma.

Cuando la pandemia pase, ¿qué lección tienen que extraer las autoridades sanitarias?

Que tene­mos que estar pre­pa­ra­dos. La últi­ma pan­de­mia que hemos vivi­do, la gri­pe A de 2009, fue un avi­so por­que tuvo rela­ti­va­men­te pocas con­se­cuen­cias, pero no le hici­mos caso. Hemos des­per­di­cia­do una déca­da que nos habría ido muy bien para mon­tar un sis­te­ma coor­di­na­do de res­pues­ta para hacer fren­te a estas cri­sis. A ver si aho­ra lo enten­de­mos y nos empe­za­mos a pre­pa­rar jun­tos para la pró­xi­ma.

¿Puede haber una segunda parte de esta pesadilla en un futuro?

No solo es una posi­bi­li­dad: es una cer­te­za. Habrá más pan­de­mias, como las ha habi­do siem­pre en el pasa­do. Ten­dre­mos que ver si serán más o menos gra­ves que esta, pero debe­mos ser cons­cien­tes de que es inevi­ta­ble, por cómo fun­cio­nan los micro­bios y por el esti­lo de vida que tene­mos actual­men­te. Por eso insis­to en que es nece­sa­rio que nos pre­pa­re­mos bien.

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