31st March 1945: Bri­tish sta­tes­man Sir Wins­ton Leo­nard Spen­cer Chur­chill, (1874 — 1965), spea­king at the Party Con­fe­ren­ce of the Natio­nal Union of Con­ser­va­ti­ve and Unio­nist Asso­cia­tion, at Cen­tral Hall, Lon­don. Ori­gi­nal Publi­ca­tion: Pic­tu­re Post — 1934 — The Tories Arm For The Elec­tion — pub. 1945 (Pho­to by Hay­wood Magee/Picture Post/Getty Ima­ges)

Todas las gue­rras han empe­za­do a fra­guar­se en las pala­bras mucho antes que en los cam­pos de bata­lla del mun­do. De la mis­ma for­ma que todas vic­to­rias, en las gue­rras del mun­do, han empe­za­do en los dis­cur­sos, en las pro­cla­mas, en la pro­pa­gan­da, en la retó­ri­ca. Diga­mos que, para saber con abso­lu­ta cer­ti­dum­bre que nos encon­tra­mos en gue­rra, debe­mos escu­chár­nos­lo decir: esta­mos en gue­rra; y que, para con­ven­cer­nos a noso­tros mis­mos y con­ven­cer a los demás de que obten­dre­mos la vic­to­ria es pre­ci­so que lo ver­ba­li­ce­mos: obten­dre­mos la vic­to­ria. Pen­sar algo es comen­zar a creer en ello, y decir­lo en voz alta sig­ni­fi­ca comen­zar a obte­ner­lo. Las pala­bras y las cosas resul­tan impo­si­bles de sepa­rar, igual que las pala­bras y los hechos.

Pue­de que sea un sis­te­ma ele­men­tal, un con­sue­lo pri­ma­rio, pero se tra­ta del mejor con­sue­lo, por­que en situa­cio­nes extre­mas todo se vuel­ve pri­ma­rio y ele­men­tal, por com­ple­jo que sea (val­ga el enre­do sofís­ti­co). Las razo­nes de por qué se lle­ga a una situa­ción con­cre­ta resul­tan siem­pre difí­ci­les y sobre­abun­dan­tes; pero las res­pues­tas a los gran­des con­flic­tos deben resul­tar cla­ras, pode­ro­sas, taxa­ti­vas, sobre todo las res­pues­tas ver­ba­les.

Por defi­ni­ción, todos los tiem­pos son difí­ci­les y todos los hom­bres viven en épo­cas peli­gro­sas; pero algu­nas épo­cas y tiem­pos nos resul­tan más peli­gro­sos y difí­ci­les que los demás. Nos ha corres­pon­di­do vivir días terri­bles, pero el fin de esos días ya ha empe­za­do, por­que nos hemos dicho, y segui­re­mos dicién­do­nos, que esos días terri­bles pasa­rán pron­to.

Todas las gene­ra­cio­nes tie­nen sus horro­res par­ti­cu­la­res, y todas las gene­ra­cio­nes aca­ban ven­cién­do­los; por­que el hom­bre pue­de ser des­trui­do, pero no derro­ta­do, como dijo Heming­way, un autor eufo­ri­zan­te para tener a mano en oca­sio­nes como esta.

No estoy muy segu­ro de que vaya­mos a apren­der de mane­ra espe­cial, como socie­dad, cuan­do todo esto haya aca­ba­do. Quie­ro decir que no modi­fi­ca­re­mos por com­ple­to nues­tra for­ma de ser, por­que el hom­bre tie­ne una memo­ria muy limi­ta­da como espe­cie. Creo en la trans­for­ma­ción de las con­cien­cias, una a una, pero no en la trans­for­ma­ción radi­cal de la con­cien­cia colec­ti­va. La prue­ba está –por no mar­char­nos muy lejos- en que no hemos apren­di­do de dos gue­rras mun­dia­les. La His­to­rio­gra­fía, en cier­to sen­ti­do, es la dis­ci­pli­na que se encar­ga de corro­bo­rar que el hom­bre no tie­ne reme­dio.

Aho­ra bien, cuan­do el enemi­go está a las puer­tas, lo úni­co que debe­mos hacer es cerrár­se­las, y decir­le No pasa­rás. Nece­si­ta­mos lemas. Nece­si­ta­mos con­sig­nas. Nece­si­ta­mos pala­bras de alien­to, de áni­mo, de espe­ran­za, de cora­je. Per­fec­tas pala­bras de con­sue­lo. Que se callen los cur­sis.

En las horas oscu­ras, siem­pre me repi­to como un man­tra la céle­bre alo­cu­ción de Wins­ton Chur­chill, ante la Cáma­ra de los Comu­nes, el 4 de junio de 1940: …lucha­re­mos en los mares y océa­nos, lucha­re­mos con cre­cien­te con­fian­za y cre­cien­te fuer­za en el aire, defen­de­re­mos nues­tra isla, cual­quie­ra que sea el cos­to, lucha­re­mos en las pla­yas, lucha­re­mos en las pis­tas de ate­rri­za­je, lucha­re­mos en los cam­pos y en las calles, lucha­re­mos en las coli­nas: nun­ca nos ren­di­re­mos.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia