Sala Rus­sa­fa aco­ge el vier­nes 3 el estreno de la ver­sión exten­di­da de Shhhh!, pie­za escri­ta y diri­gi­da por Marian Villaes­cu­sa. Esta deli­cio­sa come­dia refle­ja la viven­cia per­so­nal del cán­cer de la auto­ra des­de la cer­ca­nía, el humor y la coti­dia­ni­dad, apos­tan­do por la vida.

Eufe­mis­mos, silen­cios incó­mo­dos, mie­do y dolor es lo que gene­ral­men­te rodea al cán­cer. Pero nada más lejos del acer­ca­mien­to que pro­po­ne Shhhh!, dejan­do entrar aire fres­co y rom­pien­do tabús alre­de­dor de un tema que Marian Villaes­cu­sa cono­ce de cer­ca.

Es la auto­ra y direc­to­ra de esta come­dia, su pri­me­ra obra dra­má­ti­ca, en la que ha vol­ca­do su expe­rien­cia per­so­nal. El mon­ta­je obtu­vo el pre­mio SGAE- Rus­sa­fa Escè­ni­ca en la pasa­da edi­ción del fes­ti­val de tea­tro y sir­ve para com­ple­tar el ‘VIII Cicle de Com­pan­yies Valen­cia­nes’ de Sala Rus­sa­fa, que des­de enero ha ofre­ci­do una pano­rá­mi­ca de las artes escé­ni­cas pro­du­ci­das en la Comu­ni­tat a tra­vés de nue­ve espec­tácu­los en los que tam­bién se ha inclui­do la dan­za.

El títu­lo de la últi­ma pro­pues­ta de esta pro­gra­ma­ción hace refe­ren­cia al mutis­mo que sue­le acom­pa­ñar al cán­cer. “Aun­que tam­bién al que nece­si­ta cual­quier per­so­na para escu­char­se y enten­der lo que está pasan­do a su cuer­po, a su alma, a su men­te”. La dra­ma­tur­ga rei­vin­di­ca esa cal­ma des­de la que conec­tar con uno mis­mo, nece­sa­ria para poder hacer fren­te a la enfer­me­dad, pero tam­bién a la vida. “Por­que la socie­dad de hoy en día nos ofre­ce dema­sia­das dis­trac­cio­nes, dema­sia­dos rui­dos… A veces has­ta los pro­vo­ca­mos noso­tros mis­mos. Y de ahí nace esta obra, de la nece­si­dad de silen­cio”, aña­de la artis­ta.

Y, en la inti­mi­dad de ese silen­cio, bro­ta la risa. “Yo creo que es posi­ble reír­se de un cán­cer por­que  nos pode­mos reír de todo en la vida, si se hace con buen gus­to. Nadie pue­de sen­tir­se ofen­di­do por cómo cuen­te yo mi pro­pia vida, mi pro­pia expe­rien­cia. Últi­ma­men­te hay un deba­te muy gran­de sobre los lími­tes del humor, pero a mí no me ha afec­ta­do por­que esta obra está hecha de mane­ra sen­ci­lla y natu­ral. Para mí fue una gra­ta sor­pre­sa des­cu­brir que había hecho una come­dia. Y toda­vía más ver que la gen­te llo­ra­ba y reía a la vez. Es lo que pasa cuan­do se hace humor con algo que pare­cía into­ca­ble”, expli­ca Villaes­cu­sa.

Acom­pa­ña­da en esce­na por Albert Mar­tí­nez, quien hace el papel de Tu(a)morcito, la pie­za retra­ta con fres­cu­ra, des­en­fa­do y coti­dia­ni­dad la dolen­cia que atra­ve­só su auto­ra. Pero ahí no aca­ba la his­to­ria. Gra­cias a la apor­ta­ción eco­nó­mi­ca, con los que esta­ba dota­do el pre­mio reci­bi­do por la obra y al ase­so­ra­mien­to del dra­ma­tur­go Che­ma Car­de­ña, Villaes­cu­sa estre­na una ver­sión exten­di­da de Shhhh! en la que cuen­ta qué ocu­rre una vez supe­ra­da la enfer­me­dad. Vol­ver al mun­do ‘nor­mal’, a la vida a la que tenía antes de todo esto, ha sido un shock. Tenía que regre­sar a mi hora­rio de tra­ba­jo, ver y hablar con mucha gen­te… pero ya no era la mis­ma y era difí­cil aunar a esas dos per­so­nas. Cuan­do uno está enfer­mo sola­men­te hay un fren­te abier­to: sanar. Pero cuan­do ya estás sano, la cosa se com­pli­ca por­que apa­re­ce el mie­do a la recaí­da.”, afir­ma la dra­ma­tur­ga de esta pie­za que man­tie­ne el tono opti­mis­ta, que se pre­sen­ta como un gri­to a la vida, capaz de lla­mar y ali­viar tan­to a quie­nes han vivi­do el cán­cer en pri­me­ra per­so­na como a quie­nes lo han hecho a tra­vés de fami­lia­res o ami­gos.

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