Entra­mos en el segun­do mes del año, cono­ci­do por ser el más román­ti­co de todos. Nues­tro tele­vi­sor comien­za a tomar un tono más melo­so y los besos, las rosas, los bom­bo­nes y las esce­nas román­ti­cas inun­dan las pan­ta­llas has­ta el día 14 de febre­ro, el día de San Valen­tín.

Roman­ces his­tó­ri­cos, poli­amor y edu­ca­ción sexual sin tabúes… en este núme­ro de Valen­cia City pre­sen­ta­mos tres series per­fec­tas para ver este San Valen­tín.

Tú, yo y ella

El poli­amor está de moda. Y a pesar de que para muchos sigue sien­do algo impen­sa­ble, cada vez son más los que comien­zan a nor­ma­li­zar­lo. Siguien­do esta temá­ti­ca encon­tra­mos Tú, yo y ella, una serie pro­du­ci­da por Net­flix, crea­da por John Scott y diri­gi­da por él mis­mo y Nisha Gana­tra.

Con un guion fres­co y des­co­no­ci­do en este tipo de pla­ta­for­mas, Tú, yo y ella nos pre­sen­ta la his­to­ria de Jack y Emma, un matri­mo­nio en cri­sis. La situa­ción cada vez más insos­te­ni­ble hace que Jack con­tra­te los ser­vi­cios de Izzy, una chi­ca de com­pa­ñía que dará un giro com­ple­to a la his­to­ria. Lo que pare­cía una tra­ma de infi­de­li­da­des o una excu­sa para reavi­var la pasión sexual entre Jack y Emma, se con­vier­te en una his­to­ria de amor a tres. ¿Quién dijo que tres eran mul­ti­tud?

Outlan­der

Outlan­der, que tie­ne su ori­gen en la saga de nove­las his­­tó­­ri­­co-romá­n­­ti­­cas de la escri­to­ra Dia­na Gabal­don, nos cuen­ta la his­to­ria de Clai­re (Cai­trio­na Bal­fe), una enfer­me­ra de la Segun­da Gue­rra Mun­dial que via­ja en el tiem­po a la Esco­cia de 1743. En una épo­ca de máxi­ma ten­sión entre los cla­nes esco­ce­ses y la coro­na ingle­sa, Clai­re se sien­te com­­ple­­ta- men­te des­orien­ta­da y tra­ta de regre­sar a su épo­ca. Es enton­ces cuan­do comien­za a enfren­tar­se a un cúmu­lo de situa­cio­nes que pon­drán en peli­gro su vida y la de todos aque­llos con quie­nes comien­za a gene­rar gran­des lazos, como James Fra­ser (Sam Heughan), el gran amor de su vida.

A pesar de las alte­ra­cio­nes lógi­cas que sue­len sufrir las adap­ta­cio­nes, la crea­ción de Ronald Moo­re, cono­ci­do tam­bién por pro­du­cir Star Trek, logra lle­var un rit­mo exce­len­te y nos brin­da la opor­tu­ni­dad de vivir los modos, usos y cos­tum­bres de los habi­tan­tes de uno de los para­jes más apa­sio­nan­tes del pla­ne­ta, todo ello ade­re­za­do con una mag­ní­fi­ca foto­gra­fía y una exce­len­te pues­ta en esce­na. Una his­to­ria que engan­cha des­de el pri­mer capí­tu­lo.

Love

Love mues­tra la rela­ción entre lo que pare­cen dos per­so­nas com­ple­ta­men­te incom­pa­ti­bles, pero que tie­nen una quí­mi­ca bru­tal: Mic­key Dobbs (Gillian Jacobs), emo­cio­nal­men­te ines­ta­ble, y Gus Cruikshank (Paul Rust), que inten­ta abrir­se camino como guio­nis­ta de Holly­wood. En este guión no hay amo­res idea­les ni fina­les feli­ces. Capí­tu­lo tras capí­tu­lo pre­sen­cia­mos citas envi­dia­bles que todos que­rría­mos tener y erro­res de los de echar­se las manos a la cabe­za. Tan real como la vida mis­ma. Este hecho, suma­do a unos per­so­na­jes per­fec­ta­men­te imper­fec­tos que nos roban el cora­zón en cada epi­so­dio, hace de Love una serie encan­ta­do­ra y adic­ti­va.

El cere­bro detrás de esta serie no es otro que Judd Apa­tow, tam­bién crea­dor de Girls –refe­ren­cia inevi­ta­ble cuan­do habla­mos de sit­coms mille­nials–, jun­to a Paul Rust y Les­lie Arfin.

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