Sala Rus­sa­fa apues­ta por un con­cep­to abier­to de las artes escé­ni­ca, don­de la audien­cia pue­de adop­tar un papel acti­vo. Un ejem­plo es la pro­gra­ma­ción de pie­zas como las que esta sema­na rom­pen la cuar­ta pared para invo­lu­crar al públi­co. Es el caso de El arte de cono­cer­te, que el sába­do 22 ofre­ce su ter­ce­ra sesión. Se tra­ta de una ini­cia­ti­va que uti­li­za las artes escé­ni­cas como herra­mien­ta de cre­ci­mien­to per­so­nal y que requie­re ins­crip­ción pre­via en la web del tea­tro, para par­ti­ci­par como intér­pre­te o asis­tir como espec­ta­dor.

Tras sus pri­me­ras repre­sen­ta­cio­nes, esta sema­na se estre­na ofi­cial­men­te Y la nave va?la nue­va copro­duc­ción del tea­tro con la com­pa­ñía valen­cia­na Arden. El patio de buta­cas se trans­for­ma en la cubier­ta de un anti­guo buque en esta nue­va come­dia, con músi­ca en direc­to, en la que el públi­co tie­ne un papel deci­si­vo, pues son los espec­ta­do­res quie­nes esco­gen a lo lar­go del espec­tácu­lo cómo quie­ren que se desa­rro­lle la acción e inclu­so cuán­do desean que ter­mi­ne la obra. 

Esta nue­va pro­pues­ta sigue la línea de las come­dias con tras­fon­do polí­ti­co y social que Sala Rus­sa­fa y Arden han desa­rro­lla­do en los últi­mas tem­po­ra­das, como Ali­cia en Won­der­land o Via­je a Nun­ca­ja­más. Pero la gran dife­ren­cia es que es mucho más inter­ac­ti­vo y que ya no par­te de un cuen­to clá­si­co infan­til, sino que Che­ma Car­de­ña ha crea­do la tra­ma y per­so­na­jes de esta come­dia gam­be­rra y des­len­gua­da, que diri­ge y en la que inter­pre­ta uno de los pape­les, el capi­tán de un bar­co que, a fina­les del S.XIX,zar­pa rum­bo a un isla desier­ta para crear una nue­va civi­li­za­ción.

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