Duran­te varias cen­tu­rias per­ma­ne­ció cerra­do al mun­do pero den­tro de él. En el cora­zón del Car­men, jun­to al río, allá por don­de se loca­li­za­ban les fem­bres peca­trius de la baja Edad Media, vivie­ron siglos des­pués diver­sas con­gre­ga­cio­nes de mon­jas de clau­su­ra.

El lla­ma­do Con­ven­to de San José y San­ta Tere­sa con­ta­ba con una igle­sia que daba a la pla­za del Por­tal Nou, don­de aho­ra plan­tan la falla de Na Jor­da­na y anta­ño exis­tía una de las puer­tas de la ciu­dad amu­ra­lla­da, aun­que su ras­go más sig­ni­fi­ca­ti­vo, el que hemos visua­li­za­do varias gene­ra­cio­nes de valen­cia­nos, es el muro que daba a la mar­gi­nal del río, jus­to enfren­te de las Ala­me­di­tas y al lado de la Casa que fue de los Ben­lliu­re. ¿Qué habrá al otro lado del muro? Había un jar­dín, como en la casa de los Fin­­zi- Con­ti­ni de Ferra­ra, la que escri­bió Bas­sa­ni e inmor­ta­li­zó De Sica.

Tras el muro se des­ple­ga­ba un her­mo­so jar­dín de uso exclu­si­vo, apar­ta­do del mun­da­nal tra­sie­go. Pues bien, siglos de clau­su­ra y reden­ción y déca­das de aban­dono han ter­mi­na­do. El muro se ha abier­to median­te una ele­gan­te entra­da –bajo dise­ño de Fran­cesc Rifé–, y el jar­dín del que fue­ra Con­ven­to ya es acce­si­ble para los ciu­da­da­nos.

Valen­cia recu­pe­ra un espa­cio his­tó­ri­co y lo hace de la mano de un gru­po de empre­sa­rios enca­be­za­dos por la fami­lia Miguel Bur­deos y Ampa­ro Andreu jun­to a sus hijos y los pro­fe­sio­na­les del hotel Caro y el res­tau­ran­te Suce­de, quie­nes amal­ga­man una pro­pues­ta muy res­pe­tuo­sa y con­tem­po­rá­nea que inclu­ye un espa­cio de recreo jun­to a una pro­gra­ma­ción cul­tu­ral, la ins­ta­la­ción de con­te­ne­do­res gas­tro­nó­mi­cos e, inclu­so, deta­lles plás­ti­cos como los espa­cios ocu­pa­dos por el artis­ta LUCE.

En un futu­ro tam­bién alber­ga­rá un hotel, pero de momen­to es la sen­sa­ción del oto­ño valen­ciano, un pun­to de dina­mi­za­ción social para el eterno barrio popu­lar del Car­men. Octu­bre, ade­más, ya saben que es el mes de los valen­cia­nos, de nues­tra fes­ti­vi­dad –que la dis­fru­ten– y este año tam­bién del gran Medio Mara­tón Tri­ni­dad Alfon­so, el que posee el récord mun­dial feme­nino… Y de nue­vo es el mes de la Mos­tra de Cine, y per­mí­tan­me una lige­ra lágri­ma por ese mara­vi­llo­so fes­ti­val que, en su día, tan­tas emo­cio­nes nos sus­ci­tó.

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