Adol­fo Pla­sen­cia, 7 de sep­tiem­bre de 2025

Foto supe­rior: Xi Jin­ping pre­si­de la XXV Cum­bre de la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghái (OCS) en la ciu­dad chi­na de Tian­jin.

El pasa­do 31 de agos­to, se inau­gu­ró en la ciu­dad de Tian­jin, en el nor­te de Chi­na, la 25ª cum­bre de la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghái (OCS) que se fun­dó hace 24 años, ofi­cial­men­te como una ins­ti­tu­ción para, dicho eufe­mís­ti­ca­men­te, «com­ba­tir el terro­ris­mo y pro­mo­ver la coope­ra­ción eco­nó­mi­ca». Esta de la OCS ha sido la pri­me­ra cum­bre inter­na­cio­nal posu­ni­ver­sal de la his­to­ria, como la lla­ma M. M. Bas­cu­ñán. Y la más nume­ro­sa des­de la fun­da­ción de la OCS, que actual­men­te cuen­ta con diez Esta­dos miem­bros, ade­más de los paí­ses fun­da­do­res. Se tra­ta de Chi­na, Rusia, Kaza­jis­tán, Kir­guis­tán, Tayi­kis­tán y Uzbe­kis­tán, ade­más de India y Pakis­tán, Irán (des­de 2023) y Bie­lo­rru­sia (des­de 2024). Sabi­do es que esta orga­ni­za­ción actúa como con­tra­pe­so a las alian­zas occi­den­ta­les. Repre­sen­ta apro­xi­ma­da­men­te al 40 por cien­to de la pobla­ción mun­dial y está domi­na­da en gran medi­da por líde­res de Esta­dos auto­ri­ta­rios y autó­cra­tas. De fac­to es impul­sa­da por Chi­na y Rusia, –dos de las nacio­nes fun­da­do­ras—, que tra­tan de pro­mo­ver un mode­lo alter­na­ti­vo a lo que con­si­de­ran el orden mun­dial demo­crá­ti­co occi­den­tal, lide­ra­do has­ta la era pre-Trump, tam­bién de fac­to, por EEUU, aun­que eso no es ya tan así. Quie­ren pro­mo­ver un nue­vo orden mun­dial sin valo­res uni­ver­sa­les, sin lis­ta uni­ver­sal de dere­chos huma­nos, sin ONU; y cla­ro, sin Unes­co, ni lis­ta de luga­res Patri­mo­nio de la Huma­ni­dad. No hay valo­res uni­ver­sa­les que val­gan para estos líde­res.

Recor­da­ré que autó­cra­tas son líde­res que prac­ti­can un esti­lo de lide­raz­go en el que una sola per­so­na toma todas las deci­sio­nes sin con­sul­tar a los demás, man­te­nien­do con­trol total y una estruc­tu­ra rígi­da total­men­te bajo su con­trol, en un con­tex­to de lide­raz­go don­de, pre­su­mi­ble­men­te, las dis­cu­sio­nes son míni­mas y las deci­sio­nes se toman de mane­ra uni­la­te­ral por una figu­ra de auto­ri­dad cen­tra­li­za­da. En la cita­da 25ª reu­nión de la OCS de hace unos días, el pre­si­den­te chino, Xi Jin­ping, y el pre­si­den­te ruso, Vla­di­mir Putin, dos líde­res que pare­cen res­pon­der a ese patrón, envia­ron una señal con­tra Occi­den­te al que nie­gan la mayor, es decir, ponen en cues­tión la idea occi­den­tal de que la demo­cra­cia es el sis­te­ma polí­ti­co que debe­ría regir cual­quier país y pre­ten­den impul­sar lo que, tam­bién eufe­mís­ti­ca­men­te, deno­mi­nan «con­for­mar un mun­do mul­ti­po­lar», en el que la demo­cra­cia ya no es un valor uni­ver­sal a pro­mo­ver en los paí­ses, sino una fór­mu­la polí­ti­ca más, para ellos obso­le­ta.

Ya que habla­mos hoy aquí de Inte­li­gen­cia Arti­fi­cial (IA), en rela­ción al poder y a la eco­no­mía, aun­que resul­te obvio, no está de más recor­dar que el con­jun­to tan enor­me­men­te pode­ro­so de herra­mien­tas que aglu­ti­na la IA y que, como tales, se pue­den usar para pro­mo­ver el bien pero tam­bién el mal; y para usar­las en favor de mejo­rar la vida de la gen­te o para usar­las con­tra ella. Y hay otra obvie­dad. Tam­bién se pue­den usar, y se usan para incre­men­tar expo­nen­cial­men­te el poder y la rique­za de deter­mi­na­das per­so­nas o gru­pos, por más que eso mis­mo, al tiem­po, per­ju­di­que a una gran mayo­ría social. El gran Richard Stall­man siem­pre me insis­te: «no hables de tec­no­lo­gía sino del uso de la tec­no­lo­gía. Hay una gran dife­ren­cia» Y eso es lo que estoy inten­tan­do hacer aho­ra mis­mo, seguir sus ense­ñan­zas.

Lo vis­to sobre la cita­da cum­bre OCS me ha des­per­ta­do el recuer­do de un con­cep­to sur­gi­do en un impre­sio­nan­te paper de 2023 resul­ta­do de la con­cien­zu­da inves­ti­ga­ción de un selec­to gru­po de pro­fe­so­res del MIT (Mar­tin Bera­ja); Har­vard (Andrew Kao y David Y. Yang) y de la Lon­don School of Eco­no­mics (Noam Yucht­man), titu­la­do «AI-tocracy» y que yo, impru­den­te­men­te he deci­di­do lla­mar en cas­te­llano «IA-tocra­­cia», tal como vie­ne en el títu­lo de este artícu­lo que Vd. esti­ma­do lec­tor, esta leyen­do aho­ra mis­mo. Recuer­do que el abs­tract/resumen de este tra­ba­jo me sor­pren­dió mucho ya de ini­cio. Comen­za­ba con la, a prio­ri, con­tra­in­tui­ti­va pre­gun­ta: «¿Es posi­ble man­te­ner la inno­va­ción de van­guar­dia en un régi­men auto­crá­ti­co?, segui­da por la no menos insó­li­ta afir­ma­ción: «Estu­dios recien­tes sugie­ren que la tec­no­lo­gía de inte­li­gen­cia arti­fi­cial (IA) y los regí­me­nes auto­crá­ti­cos pue­den refor­zar­se mutua­men­te». Y a par­tir de ahí, dicho resu­men deja caer sono­ras y rotun­das afir­ma­cio­nes in cres­cen­do, a saber:

  • En pri­mer lugar, en este paper, demos­tra­mos que los autó­cra­tas se bene­fi­cian de la IA: el males­tar local con­du­ce a una mayor con­tra­ta­ción públi­ca de IA de reco­no­ci­mien­to facial como nue­va tec­no­lo­gía de con­trol polí­ti­co, y el aumen­to de la con­tra­ta­ción públi­ca de IA supri­me el males­tar social pos­te­rior.
  • A con­ti­nua­ción, demos­tra­mos que la inno­va­ción en IA se bene­fi­cia de la supre­sión del males­tar por par­te de los líde­res autó­cra­tas (tota­li­ta­rios); las empre­sas de IA con­tra­ta­das inno­van más, tan­to para el gobierno como para los mer­ca­dos comer­cia­les, y tie­nen más pro­ba­bi­li­da­des de expor­tar sus pro­duc­tos; y las empre­sas de IA no con­tra­ta­das no expe­ri­men­tan efec­tos secun­da­rios nega­ti­vos detec­ta­bles.

Y la con­clu­sión no es menos rotun­da: «En con­jun­to, estos resul­ta­dos sugie­ren la posi­bi­li­dad de que una inno­va­ción sos­te­ni­da en IA bajo el régi­men chino, le es útil al pro­pio poder. La inno­va­ción en IA con­so­li­da el régi­men, y su inver­sión en IA para el con­trol polí­ti­co esti­mu­la una mayor inno­va­ción de van­guar­dia». Natu­ral­men­te, esa idea aso­cia a diri­gen­tes tota­li­ta­rios con inno­va­ción de van­guar­dia, como efec­to secun­da­rio con­ver­gen­te a su típi­ca bús­que­da, como tales autó­cra­tas, del con­trol de la pobla­ción y de la repre­sión de mani­fes­ta­cio­nes y accio­nes de pro­tes­ta. Es una afir­ma­ción que me pare­ce muy atre­vi­da. Qui­zá en exce­so.

Pero leí­da esta por­me­no­ri­za­da inves­ti­ga­ción, doy como empí­ri­ca­men­te cier­tas esas afir­ma­cio­nes del abs­tract de intro­duc­ción del tra­ba­jo de estos cien­tí­fi­cos. Y, si sus afir­ma­cio­nes de ini­cio son sor­pren­den­tes, hay otras en el tra­ba­jo que no lo son menos, pero que me resul­tan más que inquie­tan­tes, por decir­lo sua­ve­men­te. Por ejem­plo: «Más espe­cí­fi­ca­men­te, dado que los datos guber­na­men­ta­les son un insu­mo para el desa­rro­llo de algo­rit­mos de pre­dic­ción de IA, y pue­den com­par­tir­se con múl­ti­ples pro­pó­si­tos, la reco­pi­la­ción y el pro­ce­sa­mien­to de datos por par­te de las auto­cra­cias con fines de con­trol polí­ti­co pue­den esti­mu­lar direc­ta­men­te la inno­va­ción en IA para el mer­ca­do comer­cial, mucho más allá de las apli­ca­cio­nes guber­na­men­ta­les».

Des­pués, advier­ten (a pesar de lo rotun­do de los múl­ti­ples y exhaus­ti­vos datos que apor­tan) que: «En el con­tex­to de la IA de reco­no­ci­mien­to facial en Chi­na, pre­sen­ta­mos evi­den­cias de que la inno­va­ción de van­guar­dia y un régi­men auto­crá­ti­co pue­den, de hecho, refor­zar­se mutua­men­te». Expo­nen lue­go otra evi­den­cia demos­tra­da: «Man­te­ner el con­trol polí­ti­co es un obje­ti­vo pri­mor­dial del gober­nan­te Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na. Como con­se­cuen­cia, todos los ciu­da­da­nos, inclu­so los empre­sa­rios más exi­to­sos de Chi­na, se pue­den ver­se ame­na­za­dos por la capa­ci­dad ili­mi­ta­da de sus autó­cra­tas para vio­lar sus dere­chos de pro­pie­dad, y tam­bién, sus dere­chos civi­les». Hay ejem­plos pal­ma­rios de esto últi­mo. Vea­mos.

La inno­va­ción bajo un régi­men tota­li­ta­rio es una pro­fe­sión de alto ries­go

Lo suce­di­do al fun­da­dor de las empre­sas chi­nas Ali­ba­bá Group y Ant Group, el famo­so, Jack Ma, pue­de ser, ade­más de un avi­so a nave­gan­tes del empren­di­mien­to, la cons­ta­ta­ción de que ser inno­va­dor tec­no­ló­gi­co en un régi­men tota­li­ta­rio como el de Chi­na pue­de ser una pro­fe­sión de alto ries­go, si no te plie­gas a lo indi­ca­do por las auto­ri­da­des o el par­ti­do comu­nis­ta chino, en espe­cial a lo que te indi­que su comi­té cen­tral, de que uno de sus miem­bros, por cier­to, se sien­ta en el con­se­jo de la empre­sa Tik Tok Inter­na­cio­nal. Que le pre­gun­ten lo del ries­go si no, al cita­do empre­sa­rio de éxi­to y sím­bo­lo para los empren­de­do­res en toda Chi­na Jack Ma que fue dete­ni­do duran­te meses tras pro­vo­car la ira del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino. El pre­si­den­te chino Xi Jin­ping echó por tie­rra per­so­nal­men­te la masi­va sali­da a bol­sa de Ant Group, otra empre­sa tec­no­fi­nan­cie­ra que había fun­da­do tam­bién el mis­mo Jack Ma. La razón es que enfu­re­ció a altos car­gos del Gobierno por las crí­ti­cas de este acau­da­la­do empre­sa­rio con­tra los regu­la­do­res del gobierno. Esa repri­men­da fue la cul­mi­na­ción de años de ten­sas rela­cio­nes. Jack Ma es aún con­si­de­ra­do como el chino más rico del mun­do tras una ofer­ta públi­ca de accio­nes (IPO por sus siglas en inglés) de Ali­ba­ba Group en la Bol­sa de Nue­va York. Y fue y es una de las per­so­nas más ricas del mun­do. Con una for­tu­na de 37.300 millo­nes de dóla­res (febre­ro de 2020), ocu­pó el pues­to 21 en la lis­ta For­bes. En 2023, su for­tu­na se cal­cu­la­ba en 22.800 millo­nes de dóla­res.

 A pesar de ello, en enero de 2023 tuvo que renun­ciar al con­trol de Ant Group, la cita­da empre­sa finan­cie­ra que fun­dó; obli­ga­do por una serie de con­tro­les exhaus­ti­vos de las auto­ri­da­des chi­nas. La his­to­ria de la empre­sa con­ti­nuó de la siguien­te mane­ra: Ant Group reali­zó cam­bios impor­tan­tes en su estruc­tu­ra de pro­pie­dad y gobierno cor­po­ra­ti­vo en enero de 2023. Ese mes, la empre­sa anun­ció cam­bios en los dere­chos de voto de los accio­nis­tas, con lo que Ma dejó de ser el con­tro­la­dor efec­ti­vo de Ant Group. Los dere­chos de voto de Ma en el con­se­jo de accio­nis­tas se redu­je­ron del 50 % al 6 %.  Tras estos cam­bios, nin­gún accio­nis­ta tie­ne una par­ti­ci­pa­ción mayo­ri­ta­ria en la empre­sa. El con­se­jo de admi­nis­tra­ción de la empre­sa tam­bién incor­po­ró a otro direc­tor inde­pen­dien­te (acor­da­do con las auto­ri­da­des). Tras ello, el Gobierno chino se pro­nun­ció posi­ti­va­men­te sobre los cam­bios de Ant Group, cali­fi­cán­do­los de mejo­ras en mate­ria de trans­pa­ren­cia y ren­di­ción de cuen­tas.

Jack Ma era un gran sím­bo­lo como famo­so y triun­fa­dor empre­sa­rio y empren­de­dor para millo­nes de jóve­nes chi­nos, así que las auto­ri­da­des tenían que tra­tar con sumo cui­da­do esta figu­ra por­que era super­fa­mo­so en Chi­na. En su inter­ven­ción el domin­go 8 de diciem­bre de 2024, en la cele­bra­ción del 20º ani­ver­sa­rio de Ant Group, Ma dio la bien­ve­ni­da a la revo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca de la IA, según el medio de comu­ni­ca­ción chino 36kr. Y dijo: «Des­de la pers­pec­ti­va actual, los gran­des cam­bios que trae­rá la era de la IA en los pró­xi­mos 20 años supe­ra­rán la ima­gi­na­ción de todos». Ant Group ope­ra la omni­pre­sen­te App chi­na de pagos móvi­les Ali­pay y, a media­dos de 2020, antes de que se reti­ra­ra su ofer­ta públi­ca ini­cial, algu­nos inver­so­res valo­ra­ban la empre­sa en más de 300.000 millo­nes de dóla­res. Ali­ba­ba posee una par­ti­ci­pa­ción del 33% en Ant Group. Jack Ma sigue casi reti­ra­do de la vida públi­ca, a pesar de su posi­ción.

El 17 de este últi­mo febre­ro, ya en 2025, –por sor­pre­sa–, Ma apa­re­ció en un sim­po­sio con líde­res indus­tria­les chi­nos, orga­ni­za­do por Xi Jin­ping en el Gran Salón del Pue­blo en Pekín. Se dice que como adver­ten­cia su ima­gen apa­re­ció en Xin­wen Lian­bo – noti­cia­rio de tele­vi­sión infor­ma­ti­vo chino de emi­sión dia­ria, pro­du­ci­do por la emi­so­ra esta­tal Tele­vi­sión Cen­tral de Chi­na (CCTV)–, pero su nom­bre fue omi­ti­do por la agen­cia de noti­cias Xinhua y otros medios de comu­ni­ca­ción esta­ta­les, lo que dio lugar a inter­pre­ta­cio­nes con­tra­dic­to­rias sobre su reapa­ri­ción como un posi­ble signo de reha­bi­li­ta­ción tras la dura repre­sión tec­no­ló­gi­ca ejer­ci­da con­tra él, por el gobierno de Chi­na.

Su capa­ci­dad coer­ci­ti­va tota­li­ta­ria empu­ja a Chi­na a ser líder inno­va­dor en IA

Vol­vien­do al tra­ba­jo cita­do, más ade­lan­te, los cien­tí­fi­cos insis­ten en la sor­pren­den­te rela­ción entre el desa­rro­llo de la IA y el auto­ri­ta­ris­mo polí­ti­co, y afir­man: «en con­jun­to, nues­tros resul­ta­dos impli­can que el régi­men polí­ti­co auto­crá­ti­co de Chi­na y la rápi­da inno­va­ción en su sec­tor de IA no están en con­flic­to, sino que se refuer­zan mutua­men­te».

«Nues­tros hallaz­gos, –expli­can– sugie­ren que un com­po­nen­te de la capa­ci­dad coer­ci­ti­va de Chi­na se deri­va de la apli­ca­ción de la tec­no­lo­gía de IA, y que la repre­sión polí­ti­ca de Chi­na, a su vez, con­tri­bu­ye a la inno­va­ción en IA y, en par­te, con­du­ce al auge de Chi­na como líder en inno­va­ción en IA». Ver­bi­gra­cia: resul­ta que la inno­va­ción de IA plan­tea­da por un régi­men tota­li­ta­rio como el chino, pue­de con­du­cir, de hecho ha ocu­rri­do en este caso, –segu­ra­men­te por su esca­la tam­bién–, a hacer del país el líder mun­dial en inno­va­ción en IA, aho­ra mis­mo.

Solo daré un dato actua­li­za­do sobre la IA chi­na ya que la inves­ti­ga­ción que cito tie­ne más de un año.  El 10 de enero de 2025, le empre­sa chi­na Deep­Seek basa­da en Hangzhou (Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na), lan­zó su pri­me­ra apli­ca­ción de bot con­ver­sa­cio­nal gra­tui­ta, basa­da en el mode­lo Dee­p­­Seek-R1, para iOS y Andro­id. Para el 27 de enero, Dee­p­­Seek-R1 había supe­ra­do a ChatGPT como la apli­ca­ción gra­tui­ta más des­car­ga­da en la App Sto­re (iOS) en EEUU, lo que pro­vo­có que las accio­nes de Nvi­dia se des­plo­ma­ran un 18%. El éxi­to de Deep­Seek fren­te a riva­les más gran­des y esta­ble­ci­dos ha sido des­cri­to según ABC News, como «una revo­lu­ción en la IA cons­ti­tu­yen­do, el pri­mer inten­to de lo que está sur­gien­do como una carre­ra espa­cial glo­bal en ver­sión IA» y mar­ca el ini­cio de «una nue­va era de polí­ti­ca arries­ga­da en mate­ria de IA».

Dicho este dato, reite­ro que he leí­do miles de afir­ma­cio­nes de las vir­tu­des de la inno­va­ción de la IA pero nin­gu­na como esta: «Tota­li­ta­ris­mo e IA se pue­den refor­zar mutua­men­te». Es preo­cu­pan­te para mí, lo con­fie­so, por­que los datos de la inves­ti­ga­ción lo corro­bo­ran.

Tota­li­ta­ris­mo posi­ble­men­te expor­ta­ble gra­cias a la inno­va­ción en IA

En el con­tex­to del cita­do Estu­dio, los inves­ti­ga­do­res afir­man que «para deter­mi­nar la com­pe­ti­ti­vi­dad inter­na­cio­nal del nue­vo soft­wa­re de IA pro­du­ci­do tras con­tra­tos con moti­va­cio­nes polí­ti­cas, ana­li­za­mos si la obten­ción de dichos con­tra­tos se aso­cia con una mayor pro­ba­bi­li­dad de que las empre­sas expor­ten sus pro­duc­tos. De hecho, obser­va­mos que la pro­ba­bi­li­dad de comen­zar a expor­tar se tri­pli­ca, lo que sugie­re que los con­tra­tos con moti­va­cio­nes polí­ti­cas (del gobierno comu­nis­ta) han impul­sa­do a las empre­sas adju­di­ca­ta­rias a la van­guar­dia tec­no­ló­gi­ca». E insis­ten: «en los últi­mos años, nume­ro­sos eco­no­mis­tas han estu­dia­do las pro­fun­das con­se­cuen­cias de una eco­no­mía emer­gen­te, si es impul­sa­da por la IA. Sin embar­go, gran par­te de la lite­ra­tu­ra cien­tí­fi­ca al res­pec­to se cen­tra en las con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas de la IA –des­de su impac­to en el mer­ca­do labo­ral que fue estu­dia­do por el Pre­mio Nobel de eco­no­mía 2024 Daron Ace­mo­glu y su cole­ga del MIT Pas­cual Res­tre­po–; y des­de en cómo debe­rían res­pon­der los gobier­nos; has­ta cómo trans­for­ma el poder de mer­ca­do y la com­pe­ten­cia; inclu­so en cómo modi­fi­ca el comer­cio glo­bal y cómo afec­ta la des­igual­dad socio­eco­nó­mi­ca y el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co. Ade­más, algu­nas inves­ti­ga­cio­nes recien­tes han con­si­de­ra­do las con­se­cuen­cias socia­les de la IA, –en par­ti­cu­lar la dis­cri­mi­na­ción deri­va­da de los posi­bles ses­gos en sus algo­rit­mos–». Pero, lue­go afir­man «Nues­tro artícu­lo pro­por­cio­na la pri­me­ra evi­den­cia direc­ta sobre las con­se­cuen­cias polí­ti­cas indi­rec­tas de la tec­no­lo­gía de IA: pue­de pro­du­cir un con­trol polí­ti­co más efec­ti­vo, con­so­li­dan­do poten­cial­men­te un gobierno auto­crá­ti­co». Es des­aso­se­gan­te para mí, como usua­rio de la IA, el con­fir­mar que cier­tos usos de la tec­no­lo­gía de IA pue­den ayu­dar a con­so­li­dar a gobier­nos tota­li­ta­rios.

En otro lugar del tra­ba­jo se dice: «la pro­ba­bi­li­dad de comen­zar a expor­tar en las empre­sas chi­nas gra­cias a la IA y su desa­rro­llo se tri­pli­ca». O sea que pue­de tam­bién ayu­dar a expor­tar este mode­lo en el país de des­tino. Así que, de hecho, tam­bién según esa lógi­ca, muy pro­ba­ble­men­te, podría ser ese mis­mo meca­nis­mo el que faci­li­ta­ría indi­rec­ta­men­te la pro­pia expor­ta­ción del tota­li­ta­ris­mo. Tre­men­do. Qui­zá una gran noti­cia para los Xin Pi, Putin y demás tota­li­ta­rios y autó­cra­tas reu­ni­dos hace poco en Chi­na, tal vez podrían afir­mar, –en pala­bras cru­das–, que: «Si Occi­den­te quie­re expor­tar la demo­cra­cia. Noso­tros, con la van­guar­dia IA podre­mos expor­tar nues­tro efi­cien­te mode­lo de régi­men polí­ti­co», no lo olvi­de­mos, tota­li­ta­rio. …La ver­dad, nun­ca pen­sé tam­po­co que entre las vir­tu­des de la IA podría estar el faci­li­tar la expor­ta­ción de la auto­cra­cia y/o el tota­li­ta­ris­mo.

El terri­ble círcu­lo vir­tuo­so de tota­li­ta­ris­mo e inno­va­ción en la IA de van­guar­dia

En sus con­clu­sio­nes, los cien­tí­fi­cos acla­ran algo que resul­ta ines­pe­ra­do. «Los hechos encon­tra­dos impli­can una tra­yec­to­ria de eco­no­mía polí­ti­ca que desa­fía la sabi­du­ría con­ven­cio­nal. El caso chino sugie­re un equi­li­brio esta­ble que exhi­be una inno­va­ción de van­guar­dia sos­te­ni­da y una auto­cra­cia más arrai­ga­da». …Por otra par­te hay otro fac­tor, con­ver­gen­te, debi­do a la pro­pia natu­ra­le­za de la IA. Las tec­no­lo­gías de IA se cen­tran fun­da­men­tal­men­te en la esta­dís­ti­ca pre­dic­ti­va. Es decir, en la pre­dic­ción pura y dura, o sea, que mode­lan el futu­ro en fun­ción del pasa­do. Algo fac­tual­men­te con­tra­rio a los pro­ce­sos de inven­ción y a muchos de los pro­ce­sos más sofis­ti­ca­dos de la inno­va­ción…

En su tra­ba­jo, los inves­ti­ga­do­res expli­can por qué la pre­dic­ción es impor­tan­te en este caso: «las pre­dic­cio­nes son extra­or­di­na­ria­men­te valio­sas para un prag­má­ti­co autó­cra­ta tota­li­ta­rio que inten­ta man­te­ner a toda cos­ta el con­trol social y polí­ti­co. Pue­den ser­vir para mejo­rar la vigi­lan­cia (p. ej., uti­li­zan­do algo­rit­mos de pre­dic­ción para iden­ti­fi­car y ras­trear indi­vi­duos); pre­de­cir com­por­ta­mien­tos huma­nos (p. ej., iden­ti­fi­can­do indi­vi­duos con mayor pro­ba­bi­li­dad de par­ti­ci­par en dis­tur­bios polí­ti­cos); y mol­dear com­por­ta­mien­tos (p. ej., pro­por­cio­nan­do incen­ti­vos y recom­pen­sas espe­cí­fi­cos, como las des­cri­bió Susa­na Zuboff en su La era del capi­ta­lis­mo de la vigi­lan­cia). Estas apli­ca­cio­nes polí­ti­cas de la tec­no­lo­gía de IA cuyo uso bus­can los autó­cra­tas tie­ne para ellos gran inte­rés para usar­las en supri­mir y pre­ve­nir la ines­ta­bi­li­dad polí­ti­ca. Y con­tri­bu­yen, por tan­to, a que «la rela­ción entre IA y auto­cra­cia se refuer­cen mutua­men­te». Según el tra­ba­jo de estos inves­ti­ga­do­res, los regí­me­nes auto­crá­ti­cos y tota­li­ta­rios pue­den obte­ner más poder polí­ti­co gra­cias a la inno­va­ción de van­guar­dia en IA. Resul­ta terri­ble que la van­guar­dia de la IA sir­va tam­bién para eso. En resu­men, el caso de Chi­na indi­ca que los gobier­nos auto­crá­ti­cos pue­den lle­gar a un esta­do de casi equi­li­brio en el que su poder polí­ti­co auto­crá­ti­co se vea refor­za­do, en lugar de soca­va­do, cuan­do apro­ve­chan avan­ces tec­no­ló­gi­cos como los de la IA.

Y expli­can que «cuan­do cita­da rela­ción de refuer­zo mutuo es lo sufi­cien­te­men­te fuer­te como para supe­rar las dis­tor­sio­nes en las auto­cra­cias que des­alien­tan la inno­va­ción (por ejem­plo, el ries­go de expro­pia­ción), podría sus­ten­tar un arti­fi­cial equi­li­brio —en for­ma de “IA-tocra­­cia”— en el que se afian­za un régi­men auto­crá­ti­co y, al tiem­po, se sos­tie­ne la inno­va­ción en IA de van­guar­dia. Esto se logra «gene­ran­do un ciclo per­pe­tuo en el que los autó­cra­tas se ven for­ta­le­ci­dos por la inno­va­ción en IA, y la adqui­si­ción de esta inno­va­ción esti­mu­la una mayor inno­va­ción, lo que a su vez for­ta­le­ce aún más a los autó­cra­tas». ¡Vaya infa­me círcu­lo vir­tuo­so!

La IA-tocra­­cia inte­rior en EEUU

El gru­po cien­tí­fi­co que en 2023 acu­ñó el con­cep­to de AI-tocracy / IA-tocra­­cia, –según mis noti­cias–, tenía la inten­ción de seguir ade­lan­te son sus inves­ti­ga­cio­nes alre­de­dor de ese con­cep­to que nació de la posi­ción de un gru­po de cien­tí­fi­cos que estu­dian des­de pres­ti­gio­sas ins­ti­tu­cio­nes aca­dé­mi­cas occi­den­ta­les el caso de Chi­na, es decir, una IA-tocra­­cia Exte­rior, para ellos, al otro lado del mun­do y en un país auto­crá­ti­co. Pero una cosa es diag­nos­ti­car de la IA-tocra­­cia de Chi­na des­de Har­vard y Lon­dres y otra cosa, visua­li­zar la actual situa­ción polí­ti­ca actual del gobierno de EE.UU. ya con preo­cu­pan­tes sín­to­mas auto­ri­ta­rios, o sea, como si fue­ra una IA-tocra­­cia Inte­rior.

Ade­lai­da (Ade­le) Jas­per­se, una abo­ga­da espe­cia­li­za­da en salud, pri­va­ci­dad y tec­no­lo­gías emer­gen­tes, ade­más de titu­la­da en bio­éti­ca, inmi­gran­te en EE.UU., sí pien­sa que EE.UU. va rápi­da­men­te camino de sumer­gir­se en la auto­cra­cia. Hace pocos días ha publi­ca­do un con­tun­den­te ensa­yo en la pla­ta­for­ma edi­to­rial inde­pen­dien­te Com­mons Dreams, titu­la­do con una pre­gun­ta no menos con­tun­den­te: ¿Se ha com­ple­ta­do la «AI-tocra­­cia»? Natu­ral­men­te ella, inmi­gran­te de Alba­nia, se lo pre­gun­ta sobre EEUU don­de aho­ra vive, que for­mal­men­te aún se con­si­de­ra una demo­cra­cia, pero en cuyo momen­to actual ella per­ci­be sín­to­mas de un poder ejer­ci­do por un pre­si­den­te con tre­men­dos moda­les auto­ri­ta­rios. Ade­le expli­ca así para empe­zar sus sen­sa­cio­nes sobre la reali­dad actual esta­dou­ni­den­se: «Cre­cí bajo el régi­men tota­li­ta­rio de Enver Hoxha en Alba­nia, don­de rei­na­ba la para­noia, la pro­pa­gan­da era impla­ca­ble, se aplas­ta­ba la disi­den­cia y los bún­ke­res de hor­mi­gón sal­pi­ca­ban el pai­sa­je. Aho­ra, al ver cómo EE.UU. avan­za hacia el auto­ri­ta­ris­mo, me inva­den los inquie­tan­tes ecos de mi pasa­do. El esfuer­zo por remo­de­lar la socie­dad median­te el mie­do, la inti­mi­da­ción y la divi­sión; el ata­que a las ins­ti­tu­cio­nes inde­pen­dien­tes; el esta­do de vigi­lan­cia; y la fie­bre apo­ca­líp­ti­ca me recuer­dan mucho a la diná­mi­ca que una vez asfi­xió a Alba­nia. Bajo todo ello se escon­de un males­tar social gene­ra­li­za­do y una sen­sa­ción de deca­den­cia moral».

Ade­le está con­ven­ci­da de que la cri­sis actual no es acci­den­tal y lle­va lar­go tiem­po ges­tán­do­se. Ella afir­ma que dicha cri­sis es pro­vo­ca­da, y resul­ta­do de pode­ro­sos intere­ses —por ejem­plo, los de los mul­ti­mi­llo­na­rios de Sili­con Valley (a quien lla­ma tec­no­mo­nar­cas cor­po­ra­ti­vos), Tam­bién empu­ja­da por los ideó­lo­gos de MAGA, los radi­ca­les cris­tianos y los arqui­tec­tos del Pro­yec­to 2025, (una colec­ción de pro­pues­tas polí­ti­cas ultra­con­ser­va­do­ras que pre­ten­de remo­de­lar la estruc­tu­ra actual del Gobierno Fede­ral de Esta­dos Uni­dos, para des­man­te­lar­la por­que lo con­si­de­ran fru­to de una buro­cra­cia enor­me, irres­pon­sa­ble y mayo­ri­ta­ria­men­te libe­ral).  Según Ade­le, estos gru­pos dejan­do de lado sus anti­guas ren­ci­llas, se han uni­do para ace­le­rar el colap­so de lo públi­co, ali­men­tar la divi­sión y des­truir la demo­cra­cia. Ve sín­to­mas de ello en la actua­li­dad esta­dou­ni­den­se por todas par­tes, sobre todo, en las caó­ti­cas actua­cio­nes per­so­na­les de Trump, y espe­cial­men­te en el núcleo del Pro­yec­to 2025 que, con la ultra­con­ser­va­do­ra Fun­da­ción Heri­ta­ge al fren­te, pre­ten­de con­se­guir que todo el poder eje­cu­ti­vo de EEUU que­de bajo el con­trol direc­to del pre­si­den­te, en vir­tud del artícu­lo II de la Cons­ti­tu­ción esta­dou­ni­den­se y de la teo­ría del eje­cu­ti­vo uni­ta­rio (uni­tary execu­ti­ve theory). La opo­si­ción com­par­te estas ideas de Ade­le y han carac­te­ri­za­do el Pro­yec­to 2025 como un plan auto­ri­ta­rio y neo-nacio­­na­­li­s­­ta cris­tiano para con­du­cir a EEUU hacia la auto­cra­cia, es decir a un país gober­na­do por méto­dos pare­ci­dos a los que carac­te­ri­zan a líde­res como Putin, Xi Jin­ping y otros cole­gas pre­sen­tes en la cum­bre OCS de esta sema­na que cité al prin­ci­pio. Nada menos.

Pero la expre­sión IA-tocra­­cia, empie­za por el tér­mino Inte­li­gen­cia Arti­fi­cial (IA). Enton­ces, ¿qué papel tie­ne la IA en la supues­ta deri­va hacia una supues­ta auto­cra­cia esta­dou­ni­den­se? Según Ade­le lo tie­ne, y lo des­cri­be con los no menos inquie­tan­tes tér­mi­nos que expli­co a con­ti­nua­ción.

En su dis­cur­so ante sus segui­do­res en el Capi­tol One Are­na de Washing­ton tras la cere­mo­nia de inves­ti­du­ra de Trump, el mag­na­te Elon Musk se lle­vó la mano dere­cha al cora­zón y lue­go exten­dió el bra­zo. Muchos fans de la extre­ma dere­cha lo inter­pre­ta­ron como el típi­co salu­do de su ideo­lo­gía, inde­pen­dien­te de lo que Musk qui­sie­ra decir.

Las fuer­zas del «fas­cis­mo del fin de los tiem­pos» y el «Esta­do en red»

No nos equi­vo­que­mos, –afir­ma Ade­le–: no se tra­ta de una ini­cia­ti­va ais­la­da. Es lo que Nao­mi Klein y Astra Tay­lor deno­mi­nan The rise of end times fas­cism, es decir: «el auge del fas­cis­mo del fin de los tiem­pos», un pro­yec­to apo­ca­líp­ti­co de fac­cio­nes con­ver­gen­tes para ace­le­rar el colap­so social y rede­fi­nir la sobe­ra­nía del país con fines lucra­ti­vos para unos pocos.

En par­ti­cu­lar, para algu­nos miem­bros del con­tin­gen­te de Sili­con Valley. Según Ade­le, en este núcleo de tecno-ricos que lo empu­jan, des­ta­ca su ala ultra­li­be­ral y neo-reac­­cio­­na­­ria, –que inclu­ye a des­ta­ca­dos inver­so­res de capi­tal ries­go como Peter Thiel (Fun­da­dor de Pay­Pal, jun­to con Elon Musk) y de Palan­tir Tech­no­lo­gies, etc., que ya en 2009, para­fra­sean­do a Cur­tis Yar­vin ase­gu­ró «que no creía que la liber­tad y la demo­cra­cia pudie­ran ser com­pa­ti­bles». Tam­bién inclu­ye a Marc Andrees­sen (cofun­da­dor y socio del fon­do de capi­tal ries­go a16z.

Según Jas­per­se, son gen­te que ha aban­do­na­do la fe en la demo­cra­cia, y por eso han inver­ti­do en Pro­no­mos Capi­tal, un fon­do de capi­tal ries­go que res­pal­da los lla­ma­dos «Esta­dos en red», que pue­den des­cri­bir­se como feu­dos digi­ta­les diri­gi­dos por tecno-mona­r­­cas cor­po­ra­ti­vos. Entre ellos, se pue­den citar como ejem­plos los encla­ves ya exis­ten­tes como Prós­pe­ra en Hon­du­ras e Ita­na en Nige­ria, don­de los tecno-ricos elu­den las leyes loca­les y, a menu­do, des­pla­zan a las comu­ni­da­des. Aho­ra mis­mo, apro­ve­chan­do el hura­cán con­ser­va­dor que azo­ta hoy EEUU, estos tecno-mul­­ti­­mi­­llo­­na­­rios pre­sio­nan para crear «ciu­da­des libres» den­tro de Esta­dos Uni­dos, que serían paraí­sos fis­ca­les radi­ca­les den­tro de EEUU, es decir, autén­ti­cos «Esta­dos en red»; y más aún, serían zonas autó­no­mas exen­tas de la legis­la­ción esta­tal y fede­ral, lo que podría per­mi­tir casi cual­quier cosa eco­nó­mi­ca, inclu­so, fue­ra de la ley .

Y, ¿don­de enca­ja la IA en este caó­ti­co puz­le de la IA-topía Inte­rior? Pues no solo en las prác­ti­cas comer­cia­les y tec­no­ló­gi­cas sino tam­bién en los plie­gues de esa ideo­lo­gía domi­nan­te que pre­ten­de desa­rro­llar y des­re­gu­lar com­ple­ta­men­te la IA. Bueno, la IA y cual­quier tec­no­lo­gía que pue­dan con­se­guir des­re­gu­lar. Y todo, con apo­yo de Trump que quie­re hacer de las empre­sas tec­no­ló­gi­cas de EE.UU. ins­ti­tu­cio­nes into­ca­bles para cual­quier poder externo. Por eso, ayer mis­mo, Trump vol­vió a ame­na­zar con nue­vos aran­ce­les a Euro­pa tras la mul­ta millo­na­ria de Bru­se­las a Goo­gle de 2.950 millo­nes de euros (0,9% de su fac­tu­ra­ción glo­bal) por abu­so de domi­nio en la publi­ci­dad digi­tal. Tras una cena en la Casa Blan­ca con los líde­res máxi­mos de las big tech, el pre­si­den­te car­gó ano­che con­tra Bru­se­las por el correc­ti­vo a Goo­gle y advir­tió con su pre­po­ten­cia habi­tual: «No se per­mi­ti­rá que estas accio­nes dis­cri­mi­na­to­rias se man­ten­gan» con­tra «la bri­llan­te e inau­di­ta crea­ti­vi­dad esta­dou­ni­den­se».

Ade­le Jas­per­se des­cri­be la agen­da de ese núcleo de tecno-mona­r­­cas cor­po­ra­ti­vos en rela­ción a la evo­lu­ción de la IA. Esa agen­da seña­la –según ellos– que la IA debe ser com­ple­ta­men­te des­re­gu­la­da. Están imbui­dos de una visión casi reli­gio­sa y tecno-solu­­cio­­ni­s­­ta de la IA y de la tec­no­lo­gía digi­tal en sen­ti­do amplio. Rela­ta que sus pro­yec­tos están impul­sa­dos por un con­jun­to de ideo­lo­gías tecno-utó­­pi­­cas que impreg­nan el espí­ri­tu de Sili­con Valley, entre las que des­ta­can el lar­go­ter­mi­nis­mo y el trans­hu­ma­nis­mo. Los lar­go­ter­mi­nis­tas creen que nues­tro deber es maxi­mi­zar el bien­es­tar de los hipo­té­ti­cos seres huma­nos del futu­ro, inclu­so a cos­ta de los del pre­sen­te. Estas visio­nes del mun­do con­si­de­ran que la sus­ti­tu­ción de la huma­ni­dad por la IA o por espe­cies pos­hu­ma­nas digi­ta­les es inevi­ta­ble, e inclu­so desea­bleElon Musk y Sam Alt­man, de Ope­nAI, que advier­ten públi­ca­men­te sobre la extin­ción de la IA, se bene­fi­cian al posi­cio­nar sus pro­duc­tos como algo para la sal­va­ción de la huma­ni­dad. Según el filó­so­fo Émi­le P. Torres, estas ideo­lo­gías pro­vie­nen de la mis­ma fuen­te enve­ne­na­da que la euge­ne­sia y sir­ven de tapa­de­ra para des­man­te­lar sal­va­guar­dias demo­crá­ti­cas y pro­tec­cio­nes socia­les en pos de un futu­ro de pro-exti­n­­ción. El pro­pio Émi­le defi­ne esa visión reli­gio­sa de algu­nos líde­res de Sili­con Valley como una reli­gión new-age que con­si­de­ra a la huma­ni­dad como una espe­cie en tran­si­ción, cuya hora está a pun­to de lle­gar.

Pero ade­más de la visión reli­gio­sa e ideo­ló­gi­ca, tam­bién hay ejem­plos de accio­nes con la IA, recien­tes, y a la vis­ta de todos. El Depar­ta­men­to de Efi­cien­cia Guber­na­men­tal (DOGE) que lan­zó y diri­gió un tiem­po Elon Musk, ejem­pli­fi­ca los ries­gos de los peo­res usos de la IA. Al ope­rar como una enti­dad extra­ju­di­cial no ele­gi­da, su equi­po de joven­ci­tos reclu­ta­dos de sus empre­sas, usa­ron sis­te­mas impul­sa­dos por IA para auto­ma­ti­zar des­pi­dos masi­vos de emplea­dos fede­ra­les. Ade­más, se des­ple­gó el chat­bot X AI Grok de Musk para ana­li­zar datos guber­na­men­ta­les sen­si­bles, lo que podría con­ver­tir la infor­ma­ción per­so­nal sen­si­ble de millo­nes de esta­dou­ni­den­ses en mate­rial de entre­na­mien­to para su mode­lo LLM de IA. Hay exper­tos que afir­man que DOGE está crean­do un pan­óp­ti­co de datos que reúne la infor­ma­ción per­so­nal de millo­nes de esta­dou­ni­den­ses para vigi­lar a los inmi­gran­tes y ayu­dar al Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia a inves­ti­gar «denun­cias fal­sas de supues­to frau­de elec­to­ral gene­ra­li­za­do». Y, todo eso, con voce­ros digi­ta­les, inclu­so guber­na­men­ta­les, difun­dien­do­lo en sus ver­sio­nes intere­sa­das y, ade­más, al esti­lo del estra­te­ga de Trump, y de las gue­rras de datos del sinies­tro Ste­ve Ban­non, usan­do estra­te­gias que ya des­cri­bí en estas pági­nas, como las PSYOP –eufe­mis­mo de ope­ra­cio­nes de gue­rra psi­co­ló­gi­ca– lle­va­das a cabo por EEUU–, con las que son capa­ces de cam­biar la opi­nión de la gen­te, no median­te la per­sua­sión, sino median­te lo que lla­man el «domi­nio infor­ma­ti­vo», un con­jun­to de téc­ni­cas que inclu­ye rumo­res, des­in­for­ma­ción y noti­cias fal­sas. Sobre todo, usan­do entre otros medios, las redes socia­les, en espe­cial las pro­pias como Truth Social, la des­ple­ga­da por Trump Media & Tech­no­logy Group (TMTG). Y todo ello, increí­ble­men­te, inclui­das las accio­nes del DOGE, rea­li­za­das por no-fun­­cio­­na­­rios, sin apa­ren­tes con­flic­tos de intere­ses lega­les. Decir alu­ci­nan­te, es poco.  

La mora­to­ria radi­cal de la regu­la­ción de la IA

Jas­per­se seña­la el actual obje­ti­vo cen­tral estra­té­gi­co de las big-tech de IA y del gru­po emer­gen­te de Sili­con Valley, al que arro­pa el actual pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se. Ese obje­ti­vo per­si­gue una mora­to­ria para con­se­guir una no-regu­­la­­ción de fac­to de la IA de lar­ga dura­ción. En las más de 1.000 pági­nas del recien­te pro­yec­to de ley de recon­ci­lia­ción repu­bli­cano se escon­de una mora­to­ria radi­cal que prohi­bi­ría a los esta­dos y muni­ci­pios regu­lar la IA duran­te 10 años. Pero, en dicho pro­yec­to de ley, se escon­den más cosas. Ese mis­mo tex­to legal recor­ta cien­tos de miles de millo­nes de dóla­res de Medi­caid, Medi­ca­re y de las accio­nes de ayu­da ali­men­ta­ria —una trans­fe­ren­cia de rique­za hacia arri­ba sin pre­ce­den­tes que, muy pro­ba­ble­men­te, per­ju­di­ca­rá gra­ve­men­te tan­to a los más vul­ne­ra­bles como a la cla­se humil­de y tra­ba­ja­do­ra más pre­ca­ria— mien­tras des­ti­na más de mil millo­nes de dóla­res al desa­rro­llo de la IA en los Depar­ta­men­tos de Defen­sa y Comer­cio de EEUU.

Su impac­to, –expli­ca Ade­le–, sería inme­dia­to y pro­fun­do. De salir ade­lan­te, anu­la­ría las leyes esta­ta­les vigen­tes sobre IA en Cali­for­nia, Colo­ra­do, Nue­va York, Illi­nois y Utah, y blo­quea­ría los pro­yec­tos de ley esta­ta­les pen­dien­tes des­ti­na­dos a garan­ti­zar la trans­pa­ren­cia, pre­ve­nir la dis­cri­mi­na­ción y pro­te­ger a las per­so­nas y las comu­ni­da­des de cual­quier daño. La amplia y borro­sa defi­ni­ción de «sis­te­mas de deci­sión auto­ma­ti­za­dos» de esa ley soca­va­ría la super­vi­sión en los ámbi­tos de sani­dad, finan­zas, edu­ca­ción, pro­tec­ción al con­su­mi­dor, vivien­da, empleo y tam­bién la de los dere­chos civi­les e inclu­so la de la inte­gri­dad de las elec­cio­nes. En efec­to, rees­cri­bi­ría el con­tra­to social has­ta aho­ra vigen­te, des­po­jan­do a los Esta­dos del poder de pro­te­ger a sus resi­den­tes.

Vol­vien­do a Chi­na y la supues­ta ame­na­za que repre­sen­tan sus recien­te desa­rro­llos de IA (Deep­Se­keek AI,  etc.). Según los impul­so­res de la cita­da mora­to­ria de la IA, la regu­la­ción de la IA a nivel esta­tal obs­ta­cu­li­za la capa­ci­dad de Esta­dos Uni­dos para com­pe­tir con Chi­na. Pero a ellos ni se les pasa por la cabe­za, al pare­cer, la evi­den­cia de que, inun­dan­do el mer­ca­do con IA no regu­la­da y poten­cial­men­te dañi­na, se corre un alto ries­go de ero­sio­nar la con­fian­za públi­ca y gene­rar ines­ta­bi­li­dad local y glo­bal.

La hipó­te­sis de Por­ter que enun­ció Michael Por­ter en 1991 para el ámbi­to medioam­bien­tal, mues­tra gené­ri­ca­men­te que una regu­la­ción espe­cí­fi­ca, no fre­na la inno­va­ción, en con­tra del peren­ne argu­men­to, mil veces argüi­do por las big tech. La cien­cia lo corro­bo­ra… Y eso se pue­de apli­car a las tec­no­lo­gías IA. Como demues­tran muchos ámbi­tos y actua­cio­nes euro­peas, una regu­la­ción racio­nal y equi­li­bra­da lo que hace, más bien, es crear mar­cos de esta­bi­li­dad, pre­vi­si­bi­li­dad y segu­ri­dad que per­mi­ten a las empre­sas, –tam­bién a las esta­dou­ni­den­ses–, pros­pe­rar y lide­rar a nivel mun­dial.

Como seña­la Ade­le Jas­per­se, abo­ga­da, exper­ta en pri­va­ci­dad, tec­no­lo­gías emer­gen­tes y bue­na cono­ce­do­ra del ámbi­to tec­no­ló­gi­co y legal esta­dou­ni­den­se, el ries­go real no es que EE.UU. pier­da pie fren­te a Chi­na por regu­lar la IA, sino que pier­da la con­fian­za de sus pro­pios ciu­da­da­nos y de usua­rios de todo el mun­do que usan las IA esta­dou­ni­den­ses, por no hacer­lo. Yo estoy bas­tan­te de acuer­do.

Mi con­clu­sión final es que, a pesar de lo mos­tra­do por los cita­dos cien­tí­fi­cos y lo des­cri­to por Ade­le, y dado que no soy ludi­ta, creo que el uso de la impre­sio­nan­te gala­xia de apli­ca­cio­nes de la lla­ma­da IA Gene­ra­ti­va se pue­de orien­tar tam­bién apli­cán­do­la hacia mejo­rar la vida de las per­so­nas sin salir­se nun­ca de los valo­res demo­crá­ti­cos, los dere­chos huma­nos esen­cia­les y la edu­ca­ción en esos valo­res. Y den­tro un mar­co en el que no sean el dine­ro o el poder el úni­co vec­tor que cuen­te para los desa­rro­llos y la evo­lu­ción de la IA. Com­par­to opi­nión con José Her­­ná­n­­dez-Ora­­llo sobre que la inte­li­gen­cia arti­fi­cial, que podría ser la tec­no­lo­gía más trans­for­ma­do­ra de este siglo, es una de las pocas opor­tu­ni­da­des que hoy tie­ne Espa­ña. Y lo mis­mo apli­ca para Euro­pa, siem­pre que nues­tro con­ti­nen­te y sus diri­gen­tes se pon­gan la pilas de ver­dad, si quie­ren que ten­ga­mos sobe­ra­nía tec­no­ló­gi­ca euro­pea, y que no se dejen robar los genios, el talen­to y las empre­sas euro­peas de van­guar­dia de la IA, como ocu­rrió con Demis Has­sa­bis y su empre­sa Deep­Mind que nació euro­pea. Más nos vale. La Web se inven­tó en el cora­zón de Euro­pa y por euro­peos, no lo olvi­de­mos, y fue en el CERN, una ins­ti­tu­ción de finan­cia­ción públi­ca, no una empre­sa. La vía de los autó­cra­tas o la de los tecno-mona­r­­cas cor­po­ra­ti­vos no son en abso­lu­to las úni­cas por las que con­du­cir y apli­car las tec­no­lo­gías IA. Hay otras vías y, des­de lue­go, incom­pa­ra­ble­men­te mejo­res.

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