La ale­gría se exten­dió entre el equi­po de cui­da­do­res cuan­do, en el ini­cio de la jor­na­da, des­cu­brie­ron que Ita­ka, una hem­bra naci­da en BIOPARC en 2016, había dado a luz por pri­me­ra vez.

 

 

BIOPARC Valen­cia vuel­ve a mar­car un hito en la con­ser­va­ción de espe­cies ame­na­za­das con el naci­mien­to de una cría de dril (Man­dri­llus leu­cophaeus), uno de los pri­ma­tes más raros y con mayor ries­go de extin­ción en Áfri­ca.

«Es un momen­to emo­cio­nan­te, por­que esta­mos vien­do cómo se con­so­li­da una segun­da gene­ra­ción de dri­les en Valen­cia», expli­ca un por­ta­voz del par­que. La cría, visi­ble al públi­co en la zona mul­ti­es­pe­cie que recrea los bos­ques tro­pi­ca­les afri­ca­nos, pue­de obser­var­se aga­rra­da a su madre, quien, pese a ser pri­me­ri­za, mues­tra un com­por­ta­mien­to ejem­plar gra­cias a la expe­rien­cia adqui­ri­da en el gru­po.

El dril está cata­lo­ga­do como una espe­cie en peli­gro por la Unión Inter­na­cio­nal para la Con­ser­va­ción de la Natu­ra­le­za (UICN), y se encuen­tra a solo un paso de la cate­go­ría de peli­gro crí­ti­co. Se esti­ma que en la actua­li­dad que­dan menos de 4.000 ejem­pla­res en la natu­ra­le­za. El gru­po valen­ciano, com­pues­to aho­ra por un macho, cin­co hem­bras y la recién naci­da, se con­so­li­da como un refe­ren­te de con­ser­va­ción en la penín­su­la ibé­ri­ca.

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