A pesar de compartir raíces mediterráneas, la gastronomía griega, más allá de los gyros, sigue siendo una de las cocinas por descubrir en nuestro país. Kuzina, en el casco histórico de València, propone un recetario donde prima la sencillez no exenta de una elaboración reflexionada.
Fotografía superior: Alkis y Lydia Strimenos
A espaldas de la plaza de la Virgen de Valencia se encuentra un reducto de la gastronomía griega en nuestra ciudad. La trayectoria del restaurante Kuzina comenzó hace 9 años a través de una pareja aficionada a la cocina, Alkis y Lydia Strimenos, quienes en esos primeros días aún compatibilizaban el delantal con otros trabajos ajenos a los fogones. Por entonces, la pareja defendía su propuesta en un pequeño local que un tiempo después abandonarían por otro de mayores dimensiones, muy próximo al primero. “Steve Anderson comía en ocasiones en nuestro restaurante y nos ofreció quedarnos con el antiguo Seu Xerea. Aceptamos prácticamente de inmediato, porque aquel primer local, por sus dimensiones, no daba para más”, recuerda Alkis Strimenos.
El cambio de emplazamiento resultó vital para el desarrollo de Kuzina. “No solo disponíamos de más espacio. Al contar con más aforo dispusimos de más personal y una mayor oportunidad para conceptualizar nuevos platos”, apunta Alkis. En el espectro negativo, al cambio de local le sobrevino en pocos meses la pandemia de Covid, que afectó gravemente al sector de la hostelería por el cierre de los establecimientos. Tal y como recuerda Alkis, “aguantamos el confinamiento y, tras la pandemia, reiniciamos Kuzina. Tras estos años nos encontramos en una situación mucho más estable”.

Tradicional baklava
Kuzina defiende el bastión de la gastronomía griega en una ciudad que ha contado con pocos ejemplos, con el Rincón Griego en el recuerdo. “Además de Rincón Griego existían en Valencia algunas otras opciones de comida griega, pero se trataba, en casi todos los casos, de una cocina muy sencilla. Nosotros escogimos la vía de apostar por una carta más elaborada y elegante”, afirma Alkis. “Es un tanto extraño”, reconoce, “que la cocina griega en España siga siendo la gran desconocida. En cualquier país europeo es un top‑3. Somos países mediterráneos y compartimos elementos comunes como el uso del arroz, el aceite de oliva o las verduras de calidad para elaborar recetas que tienen muchos puntos de proximidad”.
Un vistazo a la sala de Kuzina, cuya sobriedad de tonos blancos tan solo se mancha con pequeños fragmentos de azul, nos da a entender que la mayor parte de comensales son vecinos de la ciudad. “En verano, obviamente, tenemos algo más de turismo en las mesas, pero en otoño-invierno prácticamente el 80%-90% de clientes son valencianos, atraídos por una cocina casera, pero, al mismo tiempo, cuidada en tiempos y elaboración. El comensal que acude a Kuzina viene a pasar tiempo con nosotros”.
Pasado el estío, Alkis y Lidia, además de trabajar sobre nuevos platos, aspiran a dar un paso más para instalarse en el imaginario de más ciudadanos. En el pasado celebraron eventos como “Mi gran boda griega” y ya están maquinando alguna otra propuesta que coloque la carta de Kuzina en la agenda de futuros comensales.

Moussaka
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