De un tiempo a esta parte, la búsqueda de tortillas de toda clase se ha convertido en una serie de competición qe ha dejado atrás si la de patata debe ir o no con cebolla para establecer nuevos parámetros.
El primero, si debe el huevo estar cuajado o no. El segundo, si se prefiere fina o gruesa. El tercero, si es conveniente desayunarla o almorzarla. Y el cuarto si proviene de un bar clásico o de negocios gastronómicos creados ad hoc.
Desde que el Bar Alhambra cerró y reabrió cambiando de manos, no existe un trono claro y uniforme en la ciudad. Aunque algunos nombres llevan más tiempo pesando en las opiniones generales.
Aun así, la falta de unanimidad nos ha llevado a hacer escucha activa de reseñas, comentarios y experiencias propias. Y estas son cuatro de las opciones más destacables de Valencia.
- Bar Biosca: en la calle Denia y en ocasiones fuera de las conversaciones habituales en este tipo de debates, las opciones de patata, cebolla y hasta con trufa poco cuajadas atraen no solo a comensales cercanos sino también algo más alejados.
- Pizcueta 14: posiblemente quien más unanimidad suscite. No hay más que pasar a primera hora por su terraza en Félix Pizcueta para darse cuenta de que el negocio no tiene visos de decrecer sino todo lo contrario.
- Tasquita del Mar: hecha al momento y apreciada por las numerosas oficinas que la rodean, rompe el estigma de que el centro apenas dispone de lugares con propuestas clásicas (y a precio razonable).
- Mercado Rojas Clemente: un lugar que ha sabido mantenerse cuando ni la zona ni el propio mercado tenían el relato del que disponen hoy. Uno de los bares clásicos donde la calidad en la oferta y el servicio no dejan de mantenerse.
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