Simon Leys (1935–1914) escritor de origen belga y residente en Australia, recoge de materiales poco conocidos sobre Stendhal que tienen un potente atractivo para todo devoto de su obra.
Simon Leys.
Leys recupera un texto de Merimée y otro de George Sand, que proporcionan un retrato más directo y personal de Henri Beyle. Según Albert Thibaudet hay dos tipos de escritores: los que tienen una posición (Víctor Hugo) y los que tienen presencia (Stendhal). En los primeros, apenas interesa el autor; en los segundos, mucho.
Los stendhalianos devoran cualquier información sobre Beyle. Muchas de sus ideas más originales aparecen anotadas en márgenes de libros, papeles sueltos, impresos comerciales…
Paul Valéry dice que Beyle es más un talento que un literato. Era demasiado él mismo para reducirlo a la condición de escritor.
En comparación con Merimée, Beyle presenta una carrera profesional errática, con muchos altibajos y sus escritos quedaron en su mayoria inéditos; muestra la imagen de bohemio excéntrico y atractivo pero fracasado.
El retrato que hace Merimée de su amigo resulta afectuoso; nada escapa a su ojo observador, pero no acierta en lo esencial: la genialidad de Beyle.
Según Merimée, Stendhal nunca supo distinguir bien entre un malvado y un pelma.
Toda su vida estuvo dominada por la imaginación; no hacía nada si no era de modo impulsivo y entusiasta.
No discutía. Quienes no le conocían lo atribuían a un exceso de orgullo, pero era respeto a las convicciones ajenas. “Usted es gato; yo ratón”, solía decirle a su amigo Próspero para zanjar una controversia.
Estuvo siempre enamorado o creyendo estarlo. Tuvo dos amores-pasión (por emplear su terminología) de los que nunca se recuperó.
Escribía mucho, trabajaba mucho sus obras pero en lugar de corregirlas las rehacía una y otra vez. Sus textos están escritos de una sentada.
Era persona muy alegre en sociedad, aunque en exceso negligente con las convenciones sociales.
Materialista tenaz, enemigo personal de la Divina Providencia, negaba la existencia de Dios aunque se mostraba resentido con Él.
Afirma en una ocasión: “no escribo más que para una veintena de personas, confío que me entiendan”.
Una de sus máximas morales: “no arrepentirse nunca de cualquier tontería dicha o hecha”.
En otra ocasión, da consejos para afrontar con eficiencia un primer duelo con armas de fuego: “mientras vuestro contrincante apunta, mirad a un árbol y poneos a contar las hojas. Y al disparar vosotros, recitad un par de versos latinos”
Estaba muy dotado para el amor-pasión. Había una dama cuyo nombre no podía pronunciar sin que se le alterase la voz. Una tarde paseando por una pequeña ciudad de provincias, le habló a su amigo Merimée de sus amores pasados, con profunda emoción. Éste asegura que fue la única vez que lo vió llorar.
El autor de Carmen, recuerda tambien que “discutimos sobre la verdad de estos versos de Dante: nessun maggior dolore/chi ricordarse del tempo felice/nella miseria.
Stendhal creía que Dante se equivocaba. Creo que tenía razón”.
Sentia desprecio por el estilo y pretendía que un autor había alcanzado la perfección cuando la gente se acordaba de sus ideas no de sus frases. Su modelo literario, la prosa seca del Código Civil napoleónico.
Para él, Correggio era el pintor con más gracia de la historia de la pintura.
Citaba ejemplos eficientes de elocuencia militar, en circunstancias bélicas: “Adelante, cabrones. Tengo el culo redondo como una manzana. Hatajo de canalla, mañana estaréis todos muertos, pues sois unos jodidos inútiles para coger un fusil y serviros de él”.
Leys recoge Los Privilegios, breve texto poco conocido del propio Stendhal, que lo encabeza con una plegaria laicista: “Que God me conceda las siguientes prerrogativas”; y a continuación vienen 23 artículos de cariz protosurrealista. Citemos dos:
Art. 13: “el privilegiado podrá matar a diez seres humanos al año, pero ninguno con el que haya hablado. El primer año podrá matar a una persona, con tal de que no le haya dirigido la palabra en más de dos ocasiones”.
Art. 19: “el privilegiado podrá transformar un perro en una mujer, hermosa o fea; esta mujer le ofrecerá el brazo y tendrá la intensidad espiritual de madame Ancilla y el corazón de Melanie (personajes desconocidos)”
Efectúa observaciones como ésta:
“Toda idea política en una obra de arte es como un pistoletazo en medio de un concierto. Una estupidez a la que sin embargo no puede negarse cierta atención”.
Henry Beyle utilizó 350 seudónimos diferentes.
Admiraba esta frase: “el mal gusto conduce al crimen”
Admitía que su ideario ético-cívico tenía limitaciones: “Haría cualquier cosa por la felicidad del pueblo pero prefiero pasar veinte días al mes en la cárcel que vivir con tenderos”
No le temía a la muerte pero le disgustaba hablar de ella. Obtuvo la que deseaba: una inesperada y repentina. Murió de un ataque de apoplejía el 23 de marzo de 1842.
Título: Con Stendhal
Autor: Simon Leys
Traductor: José Ramón Monreal.
Editorial: Acantilado
Páginas: 108
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