Esce­na de «5 mimu­tos».

La Sala Russafa retoma su ciclo de compañías valencianas con esta producción de Alarcón & Cornelles que se podrá ver del 16 al 19 de mayo.

Esce­na de «5 minu­tos».

¿Cuán­tas cosas pasan en «5 minu­tos»? A veces, toda una vida. Es lo que le ocu­rre a la pro­ta­go­nis­ta del mon­ta­je de Alar­cón & Cor­ne­lles, que del 16 al 19 de mayo lle­ga a Sala Rus­sa­faden­tro de su ciclo de com­pa­ñías valen­cia­nas.

Jeró­ni­mo Cor­ne­lles fir­ma y copro­ta­go­ni­za, jun­to a Lau­ra Use­le­ti, esta his­to­ria lle­na de humor y ter­nu­raUn espec­tácu­lo que mira con empa­tía a la madu­rez, esca­pan­do del tono trá­gi­co y duro con el que sue­le retra­tar­se esta eta­pa de la vida.

En el atí­pi­co jar­dín de una resi­den­cia para la ter­ce­ra edad, el públi­co encuen­tra a una mujer que espe­ra a una ami­ga. Nece­si­ta con­fe­sar­le un secre­to. Pero, en vez de ella, apa­re­ce un joven con quien vivi­rá los cin­co minu­tos más insó­li­tos y qui­zá los más impor­tan­tes de su vida. Este es el pun­to de par­ti­da de una pro­pues­ta escé­ni­ca que se basa en la pre­mi­sa de que “somos reta­les de lo que recor­da­mos”.

Para Cor­ne­lles era impor­tan­te hablar de la madu­rez sin caer en la bro­ma fácil o en el dra­ma, des­de el res­pe­to y la son­ri­sa: “es algo que, con suer­te, vamos a vivir todos. Pero ape­nas está repre­sen­ta­da en la fic­ción, en las con­ver­sa­cio­nes, en lo que vemos del mun­do”. El autor e intér­pre­te opi­na que sue­le apa­re­cer aso­cia­da a cosas tris­tes, como la sole­dad o el olvi­do. Pero que esos mis­mos temas se pue­den tra­tar des­de una pers­pec­ti­va posi­ti­va, empá­ti­ca, de apues­ta por la vida.

Para ello ha crea­do a una deli­cio­sa pro­ta­go­nis­ta, la seño­ra Mom­pó. Una lec­to­ra voraz, que nun­ca ha escri­to un libro, pero que deja notas en los már­ge­nes de todos los que devo­ra. Y de ahí van lle­gan­do epi­so­dios pasa­dos, per­so­nas que le mar­ca­ron… esas fra­ses son la guía para un peque­ño paseo por lo que ha sido una vida que ya roza los 80 años.

Una exis­ten­cia, retra­ta­da a pin­ce­la­das, que va des­cu­brien­do el públi­co y el mis­te­rio­so joven a quien cono­ce. Un per­so­na­je que no deja de mutar, que lo mis­mo escu­cha que acom­pa­ña o pre­gun­ta. Que, en defi­ni­ti­va, sir­ve de espe­jo para una memo­ria que se empe­ña en no olvi­dar.

Una comedia con una fila cero para apoyar a los afectados por el Alzheimer.

Con su carac­te­rís­ti­co sello don­de la ter­nu­ra, el sen­ti­do del humor y la cone­xión con el espec­ta­dor son ele­men­tos cru­cia­les, Rafa Cala­ta­yud ha abor­da­do la direc­ción del espec­tácu­lo acor­dan­do con Cor­ne­lles un tono de come­dia sen­si­ble, que lle­va al públi­co a reír a car­ca­ja­das, pero tam­bién inun­dar de emo­ción el patio de buta­cas en deter­mi­na­dos momen­tos de la repre­sen­ta­ción. “Muchas veces pue­des reír por no llo­rar. Y otras pue­des llo­rar de risa. La tra­ge­dia y la come­dia son las dos caras de una mis­ma mone­da. Y en este espec­tácu­lo se ve per­fec­ta­men­te cómo se pue­de abor­dar un tema como la vejez sin nin­gún pre­jui­cio dra­má­ti­co ni trá­gi­co”, expli­ca el direc­tor del espec­tácu­lo, que ha impre­so un tono oní­ri­co a una pues­ta en esce­na que huye de lo explí­ci­ta­men­te rea­lis­ta para bus­car refu­gio en lo fan­tás­ti­co.

Con más de 45 mon­ta­jes diri­gi­dos, Cala­ta­yud es cono­ci­do por su eta­pa como fun­da­dor de La Pava­na, pero tam­bién por sus múl­ti­ples tra­ba­jos para com­pa­ñías como Albe­na, L’Horta Tea­tre o Bam­ba­li­na, entre otras, ade­más de mon­ta­jes públi­cos para Esca­lan­te o la extin­ta Tea­tres de la Gene­ra­li­tat, por ejem­plo.

En su tri­ple ver­tien­te como actor, direc­tor de esce­na y docen­te de arte dra­má­ti­co, está en cons­tan­te con­tac­to con las nue­vas gene­ra­cio­nes. Y, a pesar de con­si­de­rar­se “de la vie­ja guar­dia”, valo­ra el talen­to de las nue­vas gene­ra­cio­nes. “Inten­to man­te­ner la inge­nui­dad de quie­nes están empe­zan­do a la hora de enfren­tar­me a un pro­yec­to nue­vo y nun­ca pier­do de vis­ta que el tea­tro hay que hacer­lo, nun­ca decir­lo, ya que las pala­bras se las lle­va el vien­to. Trans­for­mar la pala­bra en sen­ti­do y emo­ción es la úni­ca mane­ra de con­tar cual­quier his­to­ria sobre un esce­na­rio”, afir­ma este vete­rano, que ha cono­ci­do esta y muchas otras cri­sis pre­vias del tea­tro, aun­que aho­ra iden­ti­fi­ca una mayor fal­ta de liber­tad a la hora de tra­ba­jar en el sec­tor.

Sin embar­go, en el mon­ta­je de Alarcón&Cornelles encon­tró toda la con­fian­za para impri­mir su sello jun­to al del autor y los intér­pre­tes para hacer de 5 minu­tos una pie­za úni­ca, que ofre­ce al públi­co una visión dis­tin­ta de una eta­pa vital que es mejor abor­dar con una son­ri­sa.

Para con­tri­buir a la toma de con­cien­cia, Alarcón&Cornelles han crea­do una fila 0 para sus repre­sen­ta­cio­nes en Sala Rus­sa­fa cuyas dona­cio­nes se des­ti­na­rán a FEVAFA, Fede­ra­ció Valen­cia­na d’Associacions de Fami­liars i Amics de Per­so­nes amb Alzhéi­mer. Y orga­ni­za­rán una sesión de ‘Vier­nes Fórum’ tras la repre­sen­ta­ción del día 17 de mayo para que el públi­co pue­da com­par­tir impre­sio­nes con el equi­po artís­ti­co de la pie­za y un repre­sen­tan­te de esta aso­cia­ción sin áni­mo de lucro.

Alar­cón & Cor­ne­lles, empren­der para dis­fru­tar

Ami­gos des­de hace casi vein­te años, com­pa­ñe­ros de esce­na­rio en varias oca­sio­nes, cada uno con su pro­pia tra­yec­to­ria en la esce­na valen­cia­na, pero que dis­fru­tan de tra­ba­jar jun­tos, Rafa Alar­cón y Jeró­ni­mo Cor­ne­lles deci­die­ron en 2017 mon­tar su pro­pia pro­duc­to­ra. Alarcón&Cornelles nació para per­mi­tir­les dis­fru­tar más el reco­rri­do que el des­tino y para tra­ba­jar con pro­fe­sio­na­les a los que admi­ranDes­de enton­ces son com­pa­ñía resi­den­te en Sala Rus­sa­fa, don­de encuen­tran un espa­cio para desa­rro­llar sus pro­yec­tos.

Cor­ne­lles escri­bió esta obra para com­par­tir esce­na­rio con Lau­ra Use­le­ti. “Me pare­ce una actriz extra­or­di­na­ria, cer­ca­na, que bor­da cual­quier papel sin caer en exhi­bi­cio­nes, des­de la natu­ra­li­dad”, apun­ta el dra­ma­tur­go. Otra moti­va­ción impor­tan­te era cola­bo­rar con Cala­ta­yud, quien le dio su pri­me­ra opor­tu­ni­dad pro­fe­sio­nal hace más de dos déca­das. “Admi­ro mucho su tra­ba­jo, cómo se sumer­ge por com­ple­to en los pro­yec­tos, aña­dien­do mati­ces para impri­mir su esti­lo”, des­cri­be el dra­ma­tur­go y copro­ta­go­nis­ta. En su opi­nión, el pro­ce­so crea­ti­vo se com­ple­ta fren­te al públi­co. De mane­ra que la res­pues­ta de la audien­cia de Sala Rus­sa­fa esta sema­na se con­ver­ti­rá en un ele­men­to más del espec­tácu­lo.

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