Este catálogo de la historia de la intelligentsia valenciana, con un texto del periodista y escritor Emili Piera, hará mesarse los cabellos a muchos y muchas artistas, políticos y personas públicas que comprobarán con tristeza cómo pasan los años. 

Var­gas Llo­sa rien­do.

“Si no apa­re­ces en algu­na foto de este libro es que estás can­ce­la­do como pro­ta­go­nis­ta cul­tu­ral de tu ciu­dad”, podría afir­mar­se en plan joco­so de la visión de un volu­men de fotos sen­sa­cio­nal, publi­ca­do este año por la Alfons el Mag­ná­nim, y en el que el fotó­gra­fo free lan­ce Andrés Cas­ti­llo (1955) des­plie­ga con una minu­cio­si­dad de cro­nis­ta los even­tos con­sue­tu­di­na­rios que acon­te­cie­ron en la Valen­cia de los lumi­no­sos vein­te años que van de 1980 al 2000. Lite­ral­men­te está todo el mun­do que es o ha sido alguien en el gran pas­tel de la cul­tu­ra local. En Ros­tres i ges­tos de la cul­tu­ra. 1980–2000. Fal­tan algu­nos, cla­ro, pero no se nota. Diría que están casi todos.

De izq. a der., Sem­prún, Fus­ter, Goy­ti­so­lo, Váz­quez Mon­tal­bán y Muñoz Suay en el Con­gre­so de Cul­tu­ra.

Un tra­ba­jo impre­sio­nan­te que inclu­ye even­tos, mani­fes­ta­cio­nes, per­fi­les urba­nos y per­so­na­jes, hom­bres y muje­res, vie­jos y jóve­nes, muer­tos y vivos, que han juga­do un papel deci­si­vo en la recu­pe­ra­ción del teji­do cul­tu­ral valen­ciano, una vez res­tau­ra­da la demo­cra­cia en este país. Pin­to­res, poe­tas, dibu­jan­tes, perio­dis­tas, lite­ra­tos, polí­ti­cos y polí­ti­cas, mode­los, visi­tan­tes forá­neos rele­van­tes como Yoko Ono o Wen­ders, fun­cio­na­rios y sus esce­na­rios de acción res­pec­ti­vos.

Este catá­lo­go de la his­to­ria de la inte­lli­gen­tsia valen­cia­na, con un tex­to del perio­dis­ta y escri­tor Emi­li Pie­ra, hará mesar­se los cabe­llos a muchos y muchas artis­tas, polí­ti­cos y per­so­nas públi­cas que com­pro­ba­rán con tris­te­za cómo pasan los años. Y que lo vivi­do con eufo­ria en las dos últi­mas déca­das del siglo pasa­do es aho­ra un mon­tón de ceni­zas sobre ceni­zas, bri­llan­tes como pur­pu­ri­na pero ceni­zas al fin y al cabo. Ashes to ashes, la can­ción de Bowie.

Car­men Alborch.

Una músi­ca cul­tu­ral para cama­leo­nes, para­fra­sean­do el genial libro de Tru­man Capo­te que repar­te gla­mur y nos­tal­gia a manos lle­nas y rela­ta los cam­bios de color ope­ra­dos en el cap i casal de nues­tros amo­res.

Por­que ya due­le bas­tan­te con­tem­plar los con­tun­den­tes retra­tos en blan­co y negro, como cua­dros de Veláz­quez, de crea­do­res irre­pe­ti­bles como Alfa­ro, Joan Anto­ni Tole­do, Geno­vés, Mon­ja­lés, Pallar­dó, y muchos otros engu­lli­dos por la his­to­ria. Y aun due­le más ver que el tiem­po no per­do­na y los estra­gos que ha hecho en todos los que en esos años fue­ron her­mo­sos y mal­di­tos a par­tes igua­les.

Car­men Cal­vo, Hora­cio Sil­va o Miquel Nava­rro joven­cí­si­mos al ini­cio de sus carre­ras, y muje­res de la van­guar­dia, pen­sa­do­ras, minis­tras y artis­tas como Car­men Alborch, Ánge­les Mar­co, Ana Pra­da, Fuen­cis­la Fran­cés; y todas jugan­do un papel en medio de un uni­ver­so de even­tos y ker­me­ses que des­pi­die­ron el siglo XX valen­ciano en olor de mul­ti­tu­des y futu­ro.

Juan Goy­ti­so­lo de pie.

El caso es que este libro de Cas­ti­llo no se deja nada en el tin­te­ro. Y al tiem­po que es un reco­rri­do grá­fi­co por los pro­ta­go­nis­tas del arte, la lite­ra­tu­ra, la músi­ca, el pen­sa­mien­to del siglo, esa suce­sión de foto­gra­fías cuen­tan una his­to­ria de auge y caí­da de la cul­tu­re­ta indí­ge­na. Lo que pudo ser y no fue, lo que es y aca­so lo que será. Aso­man a este libro esce­nas en las que se jun­tan la ex rei­na Sofia, con un joven­cí­si­mo Cipriano Cís­car, Tomás Llo­rens y el mis­mí­si­mo minis­tro de cul­tu­ra Jor­ge Sem­prún.

Son los tiem­pos en que el pri­mer gobierno socia­lis­ta de Ler­ma comien­za a cons­truir espa­cios cul­tu­ra­les sin des­can­so, el Palau de le Músi­ca, la Fil­mo, el IVAM. Y cele­bra con pom­pa y cir­cuns­tan­cia el II Con­gre­so de Inte­lec­tua­les al que asis­tió medio uni­ver­so izquier­dis­ta del momen­to y lo más gra­na­do de la lite­ra­tu­ra espa­ño­la y lati­no­ame­ri­ca­na, los her­ma­nos Goy­ti­so­lo, Var­gas Llo­sa, Joan Fus­ter, y siem­pre, por medio, un per­so­na­je que está en todas las sopas en ese tiem­po, el des­apa­re­ci­do Ricar­do Muñoz Suay, muñi­dor de encuen­tros y fac­tó­tum de aquel gobierno socia­lis­ta que al final se devo­ró a sí mis­mo. Como el Con­gre­so de inte­lec­tua­les de izquier­da que aca­bó casi a tor­ta­zos en el Palau por la eter­na cues­tión ideo­ló­gi­ca de Cuba, tema que es como el sexo de los ánge­les.

Ros­tres i ges­tos de la cul­tu­ra, la mag­na obra de este gran foto­pe­rio­dis­ta y artis­ta de la cáma­ra que es Cas­ti­llo, la pode­mos con­si­de­rar como el más com­ple­to inven­ta­rio grá­fi­co rea­li­za­do en el uni­ver­so de la cul­tu­ra de la Comu­ni­dad. Un who is who de gen­tes y cir­cuns­tan­cias indis­pen­sa­ble en cual­quier biblio­te­ca.

La serie tam­bién reca­la en los gru­pos juve­ni­les de la movi­da calle­je­ra de la ciu­dad en aque­llos años en que todo era posi­ble. Y abun­dan las fotos de fami­lia en la que, pare­ce mila­gro­so, se jun­tan un mon­tón de caras cono­ci­das y muy acti­vas en aque­llos tiem­pos y que aho­ra pei­nan canas y cuan­do se obser­ven aca­so dejen caer una lágri­ma de nos­tal­gia por la bus­ca del tiem­po per­di­do.

Hay una foto de muje­res que es todo un home­na­je a lo que ellas han hecho por esta tie­rra. Feme­ni­na Plu­ral, en la que rei­na la viral Con­sue­lo Cís­car en sus tiem­pos de mayor glo­ria, jun­ta a artis­tas y per­for­mers como Tere­sa Chá­fer, Blan­ca Camu­ñas, Mari­bel Domé­nech, Ana Nava­rre­te, Mavi Esca­mi­lla y Olga Ade­lan­ta­do, entre otras.

Gil Albert.

Es un libro en los que se per­fi­lan los ges­tos de un tiem­po, un país, en que todo fue gra­to. Y Lluís Miquel, Rai­mon, Ovi­di Montllor, Remi­gi Pal­me­ro, Ferran Cre­ma­des, Ferran Torrent, Vicent Torrent… Vivos y muer­tos se arre­mo­li­nan en un bai­le esplén­di­do en el que cada uno de los per­so­na­jes es retra­ta­do en su con­tex­to, en su mun­do unas veces y jun­to a sus ami­gos y peñas en otros. Este libro es músi­ca para cama­leo­nes por­que refle­ja el cam­bio de color y de afán de esta tie­rra de cul­tu­ra y bri­llo solar.

Andrés Cas­ti­llo no solo ha publi­ca­do un libro de foto­gra­fías sino un tra­ta­do de his­to­ria de la cul­tu­ra y la polí­ti­ca de la ciu­dad de Valen­cia en imá­ge­nes. Una his­to­ria tan cama­leó­ni­ca como sus mis­mos pro­ta­go­nis­tas que han pasa­do del rojo al negro en muchas oca­sio­nes, pero que, en todo caso, siguen sien­do estre­llas de unas déca­das glo­rio­sas. Al ini­cio de su pre­fa­cio en Músi­ca para cama­leo­nes Capo­te escri­bió: “Mi vida, al menos como artis­ta, pue­de pro­yec­tar­se exac­ta­men­te igual que la grá­fi­ca de la tem­pe­ra­tu­ra: las altas y las bajas, los ciclos cla­ra­men­te defi­ni­dos”. Así este libro de fotos de Cas­ti­llo, el tío vivo cam­bian­te y sor­pren­den­te de la cul­tu­ra valen­cia­na, nada pro­vin­cia­na en este libro sino uni­ver­sal.

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