La recaudación de la muestra, que puede visitarse en la galería La Mercería, irá a obras benéficas

Jaco­bo Eid, duran­te la inau­gu­ra­ción.

A jugar es el nue­vo pro­yec­to expo­si­ti­vo de Jaco­bo Eid que con­ju­ga la expe­rien­cia lúdi­ca y cola­bo­ra­ti­va y que se inau­gu­ró ayer en la gale­ría La Mer­ce­ría de Valen­cia con la asis­ten­cia, de más de 300 per­so­nas. La mues­tra pre­sen­ta pie­zas des­ti­na­das a ser modi­fi­ca­das por el pro­pio visi­tan­te, con­vir­tien­do al espec­ta­dor en artis­ta. Ade­más, duran­te los sába­dos 12,19 y 26 se rea­li­za­rán talle­res para niños, don­de los más peque­ños podrán desa­rro­llar su crea­ti­vi­dad, en un entorno crea­do para hacer volar su ima­gi­na­ción.

Jaco­bo Eid, inge­nie­ro indus­trial con una lar­ga carre­ra pro­fe­sio­nal alre­de­dor de la fábri­ca Ford de Almu­sa­fes, com­ple­men­tó su for­ma­ción con un Más­ter en Dise­ño Pro­duc­to Para la Inno­va­ción en Milán y tam­bién ha estu­dia­do Bellas Artes en la Uni­ver­si­tat Poli­tén­cia de Valèn­cia. La mul­ti­dis­ci­pli­na­rie­dad de su apren­di­za­je, jun­to con una alar­ga­da tra­yec­to­ria pro­fe­sio­nal en la indus­tria de la auto­mo­ción, le per­mi­ten crear con­cep­tos y desa­rro­llar téc­ni­cas de pro­duc­ción que se encuen­tran fue­ra de lo común.

En A jugar mues­tra sus últi­mas inves­ti­ga­cio­nes con obras rea­li­za­das con jugue­tes que son dese­cha­dos en la fábri­ca por no cum­plir los están­da­res de cali­dad. Con este con­cep­to, se pre­sen­ta un nue­vo len­gua­je plás­ti­co cuyo desa­rro­llo pue­de ser apli­ca­do en dis­ci­pli­nas como el dise­ño indus­trial y la arqui­tec­tu­ra.

«En las obras de Jaco­bo Eid que he ido cono­cien­do con el tiem­po, des­de su serie de dis­cos pin­ta­dos como piru­le­tas, he podi­do apre­ciar su bús­que­da incan­sa­ble de solu­cio­nes plás­ti­cas, con una rara capa­ci­dad para encon­trar mate­ria­les no habi­tua­les y reci­cla­dos y con un indu­da­ble impul­so lúdi­co y crea­ti­vo. No ten­go duda de que se mere­ce todo lo bueno que pue­da con­se­guir en el mun­do del arte con este sin­gu­lar empe­ño», expli­ca el his­tó­ri­co gale­ris­ta Tomás March

«Cada una de mis pie­zas te recuer­dan que la feli­ci­dad se escon­de tras un hela­do, un día de pla­ya, hacer ami­gos nue­vos y des­per­tar cada maña­na ilu­sio­na­do por vivir nue­vas aven­tu­ras. Te invi­tan a emo­cio­nar­te con cosas sen­ci­llas. Para­fra­sean­do a Antoi­ne de Sain-Exupéry en su obra El Prin­ci­pi­to “lo esen­cial es invi­si­ble a los ojos”», aña­de.

Uno de los asis­ten­tes a la inau­gu­ra­ción con­tem­pla una de las obras.

 

Libre y sin condicionamientos

La obra de Jaco­bo Eid trans­por­ta a la infan­cia. Sus pie­zas bus­can trans­mi­tir pure­za, ino­cen­cia, vita­li­dad y ener­gía por­que como él mis­mo expli­ca: «Quie­ro con­se­guir que la gen­te se sumer­ja en la épo­ca en la que todo eran risas, amor y la des­preo­cu­pa­ción por ban­de­ra», ase­gu­ra.

La pro­duc­ción de Eid es libre y sin con­di­cio­na­mien­tos, explo­ra nue­vos pro­ce­sos de pro­duc­ción cons­tru­yen­do un uni­ver­so a tra­vés de dis­tin­tos len­gua­jes. Los jugue­tes de pis­ci­na se fun­den para crear abs­trac­ción pop. Sale a jugar a la calle y estam­pa en los muros poe­mas dig­nos de un esco­lar de ocho años. Sus vini­los de resi­na recuer­dan a piru­le­tas gigan­tes. Prac­ti­ca el mini­ma­lis­mo en óleos don­de repro­du­ce pale­tas de pin­tor para delei­tar al ojo con el puro pla­cer del color. Jaco­bo Eid ase­gu­ra haber encon­tra­do la feli­ci­dad jugan­do con el niño que fue, con su mira­da ino­cen­te y fres­ca e invi­ta al visi­tan­te a jugar con él. 

La Casa Ronald McDo­nald de Valen­cia, cuya misión es ofre­cer alo­ja­mien­to gra­tui­to a fami­lias que se des­pla­zan a nues­tra ciu­dad para que sus hijos pue­dan seguir tra­ta­mien­to médi­co, par­ti­ci­pa­rá en la mues­tra expo­nien­do su pro­yec­to y reci­bi­rá el 10% de la recau­da­ción en ven­tas.

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